Un brusco descenso de la temperatura nos anuncia que entramos en la más inhóspita de todas las regiones de Mundo Conocido. Kalandrya, el reino blanco, un territorio que permanece nevado casi todo el año haciendo imposible transitar por sus escasos caminos. Son muy pocos los senderos que pierden el manto de nieve que los cubre durante el ciclo solar inferior y es en ese momento cuando las caravanas de comerciantes tenemos que aprovechar y penetrar en sus fronteras para intercambiar nuestros productos.
Llevo media
vida viajando por todos los rincones de nuestro mundo, siempre en compañía de
mi padre y mis dos hermanas menores. Transportamos lana y madera desde nuestra
Utsuria natal para venderla por los otros reinos. Luego invertimos nuestras
ganancias en la compra de más materia para volver a comerciar al año siguiente.
Siempre el mismo ciclo, sin descanso, sin amigos, sin hogar.
Sobre mi padre
empiezan a descargar impasibles aguaceros de desaliento y fatiga. En su rostro
se van acumulando los años de continuo viajar y las arrugas grabadas a cincel
entorno a sus ojos le confieren una expresión de perseverancia y madurez que
sólo los grandes hombres llegan a alcanzar. Cada día que pasa delega más
responsabilidades sobre mí. Desde hace un par de años intenta transmitirme todos
sus conocimientos sobre el oficio que nos ocupa, sabedor de que no pasará mucho
tiempo antes de que deba emprender su último viaje.
-
Anaru, hija mía, no tardaré mucho en
dejaros y sobre ti recaerá la responsabilidad de cuidar de tus hermanas y velar
por nuestros intereses. Debes aprender a observar y escuchar antes de actuar.
Guíate por la primera de tus impresiones y desconfía de aquel que sin conocerte
te ofrezca ayuda-, me repetía día tras día.
-
Así lo haré, padre-, le contestaba una vez tras otra intentando siempre
sonreírle y transmitirle la confianza que él buscaba en mi rostro.
Entramos en Kalandrya por el camino que bordea la
Gran Laguna. En esta época del año hay varias rutas abiertas por las que se
puede transitar. Pronto, con la llegada del ciclo solar superior, el reino
quedará aislado y sólo los kalandryanos serán capaces de vagar entre el hielo y
la nieve. Avisamos a los guerreros que custodian nuestra caravana de que estén
alerta. En su mayoría se trata de mercenarios y desertores; borrachos
pestilentes que necesitan monedas que gastar en bebida y rameras. Estar bajo la
protección de semejantes alimañas nos obliga a dormir con un ojo abierto y una
daga entre las manos, sabedoras de que en cualquiera de sus noches de jarana
podrán fijar sus lascivas miradas en mí o en alguna de mis hermanas. Pero ahora
los necesitamos más que nunca ya que nos adentramos en el territorio de los Druzgos, sin duda los más peligrosos de
todos los seres que pueblan el reino de las nieves.
Viajo al
frente de la expedición en una pequeña carreta cargada de lana. A mi lado está Lilieth, mi hermana, tres años menor que
yo. El paisaje que nos rodea es deslumbrante a la vez que sobrecogedor. El
cielo es ahora de un color gris azulado y amenaza con descargar una de las
primeras nevadas de la temporada. A mi derecha observo sobre una roca el cráneo
de una vaca, víctima seguramente del ensañamiento de un Druzgo. Noto que mi hermana empieza a ponerse nerviosa y a respirar
con dificultad.
-
Tranquila, Lilieth, no es la primera
vez que pasamos por aquí y hasta ahora nunca hemos tenido ningún encuentro con los
Druzgos. Suelen vagar por las cimas
de las montañas y por los glaciares, pocas veces bajan a terrenos llanos-, le digo
intentando tranquilizarla.
- Lo sé, Anaru, pero recuerda lo
ocurrido hace dos años a aquella caravana procedente de Sylvilia. Fueron sorprendidos por una manada de esas bestias y los
mataron a todos. Tan solo jirones de piel sobre las piedras y restos de
intestinos salpicando la blanca nieve quedaron como vestigios de lo que allí
sucedió-, me contesta asustada.
-
Bueno, confiemos en que eso no nos ocurra a nosotros. Además, contamos con la
protección de buenos guerreros que harán frente a cualquier peligro que nos aceche-,
le respondo.
La
nieve comienza a caer con suavidad y detenemos la columna para cubrir con lonas
las materias que trasportamos. Mi padre se aproxima hacia nuestra carreta y nos
ayuda a tapar la lana para que no se moje. Una especie de aullido estremecedor
retumba en todo el valle. El silencio se apodera por unos instantes de todos
los miembros de la expedición, como si quisiéramos confirmar que ha sido fruto
de nuestra imaginación que juega burlona con nuestros oídos.
-
¡Mirad!-, grita uno de los mercenarios señalando hacia la montaña que teníamos
delante.
Todos
dirigimos nuestras miradas en aquella dirección para comprobar con estupor como
cuatro o cinco enormes animales bajan con la misma velocidad con la que una
flecha sale del arco.
-¡Druzgos!-, chilla mi hermana mientras se
abraza a mi padre.
Los guerreros
desenvainan sus armas y se sitúan delante de los carros dispuestos a
enfrentarse a las bestias. Sus espadas tiemblan entre sus manos y el miedo convierte
sus rudos rostros en inocentes semblantes. Mi padre desengancha los dos
caballos de una de las carretas y nos obliga a montar.
-
¡Llévate a tus hermanas de aquí!-, me grita. -No echéis la vista atrás. Yo me reuniré con vosotras en cuanto resolvamos
este problema-.
-
¡Padre, me quedaré a luchar a vuestro lado!, le contesto bravucona.
- Anaru,
por favor, marcharos ya, te lo ruego…-
Los ojos de mi
padre se llenan de lágrimas de súplica. Me abrazo fuerte a su cuello sabedora
que esa sería la última vez que lo voy a sentir en vida. Monto en mi caballo y
me alejo galopando de allí junto a mis dos aterradas hermanas.
Tras nosotras
se oyen nítidos unos escalofriantes gruñidos seguidos de los desgarradores
gemidos de los que allí quedaron. Finalmente un trágico silencio lo envuelve
todo devolviendo la tranquilidad a aquel valle. La nieve sigue cayendo suave
cubriendo nuestros ropajes mientras galopamos con las lágrimas resbalando por
nuestras mejillas, pero sin mirar atrás.
En mi mente
resurgen frescas las palabras que mi padre tantas veces me había repetido:
- Anaru, hija mía, no tardaré mucho en
dejaros y sobre ti recaerá la responsabilidad de cuidar de tus hermanas y velar
por nuestros intereses…
Oh.. :(
ResponderEliminarInteresante como siempre!
Un saludo.
Gracias piix.
EliminarMe alegra que sea de tu agrado.
Un saludo
me gusta, me encanta y me chifla ^^, BRAVOOOOOO!!
ResponderEliminarGracias, Rocío.
Eliminar¿Qué opinas del dibujo? Yo creo que está bastante bien, ¿no? ;)
Druzgos!!!!!
ResponderEliminarque son? como son? quiero mas :)
He ahí la gran pregunta, Nacho. ¿Qué son los Druzgos?
EliminarPues son una de las especies más peligrosas que habitan Mundo Conocido. Autores de masacres espeluznantes a lo largo de la historia de Kalandrya y que no se lo van a poner nada fácil a nuestros héroes en su peregrinar por el reino blanco.
Sí, ya sé que me he ido por las ramas, pero no te puedo contar más.
Gracias por pasarte.
Sigues dejándome con ganas de más y más. En cada relato que escribes introduces al lector en tu mundo de fantasía haciéndolo desear que la obra esté finalizada y el libro en las tiendas.
ResponderEliminarContinua así.
Gracias, Rosa.
EliminarEsa es mi intención y por lo que creé este blog, para ir sumergiendo al lector en el océano del Heredero de los Seis Reinos.
Un abrazo
Triste relato el de esta semana Miki. ¿Puedes describirnos físicamente a estos Druzgos? ¿Son humanos? Vengaaaaa, para que nos los imaginemos... Muy buen relato! Engancha!
ResponderEliminarClaro, Sira, sin problemas.
EliminarMira, los Druzgos son unos seres muy muy malos que viven en Kalandrya. Espero haberte aclarado tus dudas ;)
Un beso
Muy intenso Miguel, me ha encantado! Que bien escribes! Saludos!
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Laura.
EliminarEs un placer tenerte por aquí.
Un saludo
He llegado a tu blog de rebote y este es el primer relato que leo. Me gusta pero me faltan datos. ¿Dónde puedo leer más sobre los Seis Reinos?
ResponderEliminarHola, ¿qué tal estás?
EliminarAhora mismo sólo puedes leer sobre el Heredero de los Seis Reinos en este blog. La saga estará formada por cinco novelas y la primera de ellas está actualmente en proceso de elaboración, vamos, que la estoy escribiendo. Si todo va bien puede que vea la luz para finales de año.
Muchas gracias por pasarte y espero seguir contando con tu apoyo.
Un saludo
Un nuevo relato y ya vislumbramos el carácter salvaje del reino de Kalandrya. Un territorio nevado, con caminos intransitables, aparecen los Druzgos, terribles y veloces...
ResponderEliminarMintió el comerciante a su hija o es que los ataques a las caravanas son más frecuentes de lo que él pensaba? Por qué los Druzgos antes eran más esquivos y ahora atacan abiertamente en los valles? Qué cambió entonces? Qué tipo de vida llevan los habitantes de Kalandrya en ese duro reino helado? Nos desvelarás más en los próximos relatos?
Cuantas preguntas que, lamentándolo mucho, quedarán sin respuesta, Conchi.
EliminarCoincido contigo en una cosa, Kalandrya es un reino salvaje en el que los peligros se contarán por cientos y en dónde nuestros protagonistas se llevarán más de una sorpresa, algunas buenas y otras de auténtico horror.
¿de verdad nos vas a dejar así?
ResponderEliminarcreo que me va a gustar este nuevo reino.
muy bueno el relato
Sí, me temo que os voy a dejar así y te diré más, está hecho con toda intención ;)
EliminarGracias por tus palabras y espero que disfrutes de los relatos centrados en el reino de la nieve.
Un saludo
Muy bueno.
ResponderEliminarEntonces esto es parte de un libro?
Hola, Dani.
EliminarEncantado de tenerte por aquí.
Pues no exactamente. Estos relatos que puedes leer en este blog sirven para poneros en antecedentes y familiarizaros con los territorios y personajes que aparecerán en las diferentes novelas de la saga del Heredero de los Seis Reinos.
Espero verte de nuevo por aquí.
Un cordial saludo
Miguel me encanta como siempre y sobre todo que originales los nombres de los personajes
ResponderEliminarGracias, Maribel.
EliminarSabes que me encanta tenerte por aquí.
Un beso
me gusta el cambio de reino y la aparición de esos bichejos. ¿porque son animales no?
ResponderEliminarCreo que los has descrito muy bien, Salva, al llamarlos bichejos. De momento dejémoslos con ese nombre. ;)
EliminarUn saludo
Me gusta el nombre de Anaru y el misterio de los terroríficos druzgos. Solo la foto de la calavera ya da miedo.
ResponderEliminarMe dejas a medias, como de costumbre.
Un beso
Esa es la idea, Susana, dejaros con ganas de más.
EliminarCoincido contigo en que la foto ya mete el miedo en el cuerpo por sí sola.
Un beso
como siempre todo queda en el aire.
ResponderEliminarMuy buena la historia
Gracias por tus palabras y por seguir fielmente este blog.
EliminarUn abrazo
Al fin Kalandrya *-* me encantan la nieve y las montañas.
ResponderEliminarDebe ser dificil confiar tu vida a una chusma como ésa... ¿no sería más efectivo si esos hombres sintieran cariño o afecto por la familia mercader? Así seguro que no huirían si se acercan los bichos esos, porque, la verdad, dar tu vida a cambio de unas monedas... ^^ pero fíjate, esos no se marchan. Ése ha sido el único aspecto de este relato que me ha llamado la atencion jeje, y, por supuesto, el dibujo *-* es una pasada! Cada vez van mejorando, dile al artista que muy bien :D
Creo que te va a gustar este reino, Sonia. Está lleno de tipos duros de esos que te gustan a ti, es decir, de los que luego no se ablandan ni les sale la vena sensible o muestran tener un gran corazón escondido, y no como estos mercenarios del relato, que muy rudos y muy groseros, pero al final les sale el honor que llevan escondido y se ponen a defender la caravana en vez de salir corriendo. ;)
EliminarEn cuanto a la dibujante, se llama Rocío y estoy totalmente de acuerdo contigo, día a día va mejorando su técnica y hace unos dibujos impresionantes.
Si quieres conocerla un poco más, te dejo el enlace de nuestra página en Facebook dónde esta semana se ha publicado algo sobre ella.
Como siempre te digo, es un placer tenerte por aquí.
https://www.facebook.com/pages/El-Heredero-de-los-Seis-Reinos/424905214255105
Jolín con las intrigas jaja, que pena que últimamente no tenga mucho tiempo para leer estas historias tan perfectas. Un abrazo, a seguir escribiendo tan genialmente.
ResponderEliminarHola, Fátima.
EliminarEstás desaparecida. ;)
Me alegra que sigas pasándote por aquí y que te guste mi forma de escribir.
Un abrazo
Un claro ejemplo de la lucha por la superivencia en un territorio hostil.
ResponderEliminarMuy buena historia.
Gracias, Teresa, por tus palabras.
EliminarUn saludo
Bonito relato.
ResponderEliminarPara inspirarte a la hora de crear a los druzzgos no pensarías por casualidad en la clase politica de este pais, verdad.
Enhorabuena. Te sigo
Gracias José Miguel por seguir este blog.
EliminarPues no, la verdad es que no pensaba en los políticos cuando diseñé en mi mente a los Druzgos, de hecho creo que por muy peligrosos que sean estos seres que habitan en el reino de Kalandrya, hay políticos que los superan.
Un saludo
Muy buena.
ResponderEliminarFelicitaciones
Gracias, Narciso.
EliminarUn cordial saludo
El honor mostrado por esos mercenarios los acerca más a caballeros que a bastardos.
ResponderEliminarUn placer deleitarme una vez más con vuestra lectura mi amigo escribiente.
Saludos templarios
¿Y quien no lleva escondido a un caballero en el interior de su corazón?
EliminarEl placer es mío de teneros una semana más en este blog.
Un saludo
Ya conocí por fin el reino de Kalandrya.
ResponderEliminarMe ha gustado el reino blanco, poblado de bestias que viven en la nieve.
Como siempre... deseando conocer más.
xoxo
Amarie
Libros hasta el Amanecer
Gracias, Amarie.
EliminarEl primero de los libros se centra prácticamente en Kalandrya, así que me temo que terminaremos de nieve hasta la coronilla ;)
Un abrazo
Hola Miguel, sabes que te sigo desde el primer relató aunque nunca comente nada, mal hecho, ya lo sé, eso anima al escritor, y procurare hacerlo mas a menudo. Solo decirte que cada uno de los relatos por si solo tienen vida propia, así que cuando se junten esa saga sera impresionante. Pero dime, la palabra Tranquilidad, no la conocen en ninguno de los reinos¿?
Eliminar¿Tranquilidad?... Espera, que voy a buscarla en el diccionario ;)
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