La
comitiva real salió de Barkilea a
primera hora de la mañana. Al rey le gustaba madrugar y era frecuente verlo
marchar al frente de las expediciones con ese espíritu jovial y aventurero que
lo caracterizaba. Había partido del castillo de Lundilia tres días atrás con la intención de visitar el norte del
reino. Llevaba un ciclo completo sin dejarse ver por las costas bañadas por el Mar de Sylvilia; demasiado tiempo para
un monarca al que le gustaba presumir de la cercanía que mostraba hacia sus
vasallos.
Afgruín
era un soberano diferente. Si algo caracterizaba a los reyes de Sylvilia era su carácter despótico y
tiránico hacia el pueblo. El reino del viento se regía por unas leyes que
dotaban al rey de poder absoluto para hacer y deshacer a su antojo. No debía
responder de sus acciones ante nadie y jamás un sylviliano había osado
contradecir una disposición real por miedo al castigo que dicha acción
supondría. Pero a Afgruín le gustaba
conocer los problemas de sus súbditos e intentar buscarles solución. Siempre
decía a los que lo rodeaban que de nada servía el poder sin respeto. Si un
gobernante, decía, era capaz de conseguir que sus vasallos le obedecieran por
el respeto que sentían hacia su persona, más que por el miedo al castigo y a la
muerte, tendría allanado la mitad del camino hacia un reinado próspero y sin
incidentes.
Quizás por obrar de esta manera, en Barkilea lo recibieron como si de un
héroe se tratara. Los habitantes de la villa engalanaron las calles con flores
y guirnaldas, que el viento se encargó de destrozar en varias ocasiones. Todos
los aldeanos salieron a las calles para vitorear al cortejo real. A mediodía,
en la plaza central, Afgruín realizó
una audiencia pública que nadie quiso perderse. Uno a uno, todos los barkilanos
desfilaron frente al monarca para narrarle sus intranquilidades, para contarle
sus problemas, o, simplemente, para desearle una larga y próspera vida.
En la noche, el banquete, que una vez
más no pudo celebrarse a la intemperie por culpa del viento, congregó a decenas
de sylvilianos que rieron y disfrutaron con la compañía del rey, que se
comportaba como uno más de ellos. Incluso algunos habitantes de Barkilea, sabedores de que al rey le
gustaba madrugar a la hora de emprender viaje, no durmieron para verlo salir
del pueblo y poder brindarle una última sonrisa y despedirlo hasta su siguiente
visita.
La comitiva real abandonó la aldea
acompasada por el cántico de los gallos anunciando la llegada del alba. El
trote de los caballos era ligero. Afgruín
quería llegar a su siguiente destino, Vienlia,
antes de que anocheciera. Todo transcurrió con normalidad hasta que llegaron al
Ojo de Ilyumán. Al arribar a aquel
pozo sin fondo, el séquito detuvo su marcha y todos desmontaron para cruzar por
uno de sus bordes. El espacio era tan reducido que los jinetes debían vendar
los ojos de sus caballos para que no sintieran vértigo al aproximarse al
abismo.
El rey marchaba el primero y sin motivo
aparente mandó a todos detenerse y guardar silencio. Afgruín soltó las riendas
de su corcel y se arrimó al filo del precipicio.
— Majestad, estáis muy cerca, tened
cuidado — advirtió uno de los sirvientes del monarca.
Pero el rey ni si quiera lo miró.
Permanecía con la vista clavada en la oscuridad
Y entonces ocurrió.
Afgruín
giró la cabeza hacia su comitiva, que contemplaban tensos la figura del monarca al
borde del Ojo. Les brindó una tenue sonrisa y después volvió a centrar su
mirada en las profundidades. Inspiró con fuerza y, justo antes de saltar al
vacío, dijo con un tono de voz apenas perceptible:
— Ya voy.
Episodio correspondiente a la
cronología de Sylvilia y que tuvo lugar en el año 413 del Segundo Comienzo.
Muy bueno!!!!!
ResponderEliminarMuy muy muy bueno!!!!!
Muy muy muy muy muy bueno!!!!!
Mis mas sincera enhorabuena por un relato perfecto.
Saludos templarios
Gracias Richard.
EliminarCreo no equivocarme al presuponer que te ha gustado ;)
Un saludo
Andá, se te ha olvidado poner como termina ^-^ Me ha gustado mucho como describes la figura del rey haciendo que me familiarice con ella hasta el punto de que he gritado cuando ha saltado ^-^ Un besote
ResponderEliminarMuchas gracias Alexia.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
real como la vida misma.
ResponderEliminaryo creo que la presión pudo con el porque estaba harto y quiso acabar con su rutina de una manera rápida.
saludos
Es una forma de verlo, Fernando.
EliminarGracias por pasarte.
Un saludo
Breve pero impactante.
ResponderEliminarMe ha impresionado este escrito, sobre todo su profundidad y belleza.
Estaré espectante a la próxima entrada.
Ánimos y adelante.
Besos.
Melisa
Gracias Melisa.
EliminarSiempre es un placer verte por aquí.
Un beso
Me encanta...... otra historia en la que surmergirse y soñar que formas parte de mundo conocido
ResponderEliminarEsa es la idea principal de estos relatos, Susana.
EliminarUn saludo
Hola!!
ResponderEliminarComo siempre, una buena historia, pero esta vez la idea de no saber que le ha llevado a tirarse por el agujero me perturba...:)
Abrazos!!!
¡Ahí va! Se me olvidó poner el final ;)
EliminarGracias por pasarte una semana más.
Un abrazo
¡¡que hay al final del agujero!! ¡¡quien lo llama!! ¡¡por que tienes que dejar siempre tantas incognitas abiertas!! XD
ResponderEliminarPorque de lo contrario no sería yo, Verónica :)
EliminarUn saludo
Fabuloso!!!! Espero que haya continuación porque no lo puedes dejar así ;-)
ResponderEliminarUn saludo
Bueno, es un episodio cornológico, aunque quién sabe, queizás en el futuro...
EliminarGracias Gabi.
Un saludo
Me gusta este relato. En realidad me gusta tu blog tal y como lo escriibes.
ResponderEliminarRespecto a esta historia, leyéndola me viene a la mente una frase de Kafka que dice:
- No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas y esto significa que vives.
Un abrazo
Muchas gracias, Débora.
EliminarBueno, la frase se Kafka podría valer si contemplamos la posibiidad de que el rey saltara para acabar con su vida, pero, ¿y si no hubiese sido así?...
Un abrazo
GUAU!! Me encanta !!
ResponderEliminarAunque hubiera preferido saber que o quien lo llama.
A parte de eso me parece buenísimo en serio.
Salu2
Muchísimas gracias, Juan.
EliminarUn saludo
ohhhhhhhhhhhhh, ¿pero por qué salta? ¡no me puedes dejar con la incognita! ^^ besitos
ResponderEliminarMe temo que sí puedo, Noe. De hecho acabo de hacerlo ;)
EliminarUn beso
Fantástico!!!!!!!!
ResponderEliminarFelicidades por un relato maravilloso!!!!
Saludos
Mil gracias Damián.
EliminarUn saludo
y así llegó el salto en caída libre a mundoconocido :-P
ResponderEliminarjejeje, es una interpretación válida, Salva.
EliminarUn saludo
La brevedad del relato lo hace más intenso y completo. Me das la información suficiente para meterme en la historia y después permites que mi imaginación ponga un final. Sencillamente excelente.
ResponderEliminarUn beso
Martina
Como excelentes son siempre tus comentarios, Martina.
EliminarUn beso
Qué lo llevaría a saltar? Por qué lanzarse al vacío y morir teniéndolo todo? O quizás no ha muerto? *;*
ResponderEliminarGracias por hacerme disfrutar de tus relatos una vez más.
Besosssss!!!!
Gracias a ti, Teresa, por acompañarme de nuevo.
EliminarUn beso
Muy bien escrito, aunque la cordura del rey no lo esté.
ResponderEliminarBesicos, Miguel. Te sigo en todoa tus logros y los disfruto como si fueran míos.
Muchas gracias, María.
EliminarUn beso
Hola Miguel.
ResponderEliminarTe felicito de nuevo por este gran relato.
Un abrazo
Gracias Raven.
EliminarMe alegra mucho verte por aquí.
Un abrazo
Me gustó mucho y estoy deseando saber más sobre este suceso.
ResponderEliminarMe alegra saber que te ha gustado, Belén.
EliminarUn saludo
Muy bello relato Miguel, me atrevo a decir que a veces es necesario sentarse al borde del abismo para darnos cuenta de muchas cosas, aunque no es necesario saltar dentro del mismo.
ResponderEliminarBesos.
Qué hermosa reflexión, Lucinda.
EliminarUn beso
Me ha gustado el relato, aunque no es de mis preferidos. Me encanta tu forma de expresar sentimientos y emociones porque me haces partícipe.
ResponderEliminarUn besote.
Muchas gracias, Mar.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un beso
Me ha gustado mucho cómo está escrita la historia, ¡enhorabuena! :)
ResponderEliminarGracias Ana.
EliminarUn saludo
y donde puedo encontrar los siguientes capítulos???????? porque esto no lo puedes dejar así!!!!!!! ^^
ResponderEliminarbesotes!!!
Me temo que sí, Joanna ;)
EliminarUn beso y gracias por pasarte
La verdad es que me gusta mucho como defines, escribes además de una manera muy amena y las definiciones (el texto en general) son perfectas.
ResponderEliminarVaya, muy agradecido por tus palabras, Joaquín.
EliminarUn saludo
No haces más que intrigarnos.
ResponderEliminarMuchos besos y hasta el relato siguiente :)
Esa es la idea, Rosa.
EliminarUn beso
Hola Miguel!
ResponderEliminarEs un relato impresionante
¡Me ha encantado! :D
Un besote!!
Muchas gracias, Sara.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso