La noche las
cubría de magia con su oscuridad, sólo rota por el brillo de Dalurne. Ni siquiera las estrellas
quisieron acompañarlas en esta lúgubre ocasión. Optaron por ocultarse del resplandor
del sol para evitar los comentarios malintencionados de sus vecinos, que las
acusaban de adúlteras, cuando la realidad era mucho más sencilla.
Todo comenzó por casualidad, como las grandes historias. Aridia y Beridia salieron
una noche en la que el calor no las permitía dormir. El ciclo solar inferior
llegó a Myrthya sin avisar,
dejándolas sin respiración. Bueno, de acuerdo, aquello no era más que una
excusa para huir de los ronquidos de sus idolatrados esposos. Sí, esos que se
expandían en la cama, como la masa del pan cuando la dejas un tiempo. Era como
si brujos y hechiceras unieran sus fuerzas para conseguir que sus cuerpos
crecieran en el lecho, obligándolas a desterrarse hasta un lateral donde, de
manera inexorable, llegaban los brazos del susodicho con la sana y amada intención
de empujarlas, haciéndolas caer sobre el cálido suelo.
Bueno, el caso es que el calor fue el motivo por el que marcharon. En su
deambular, llegaron hasta el estanque en el que solían bañarse las niñas y,
llevadas por los instintos más juguetones, se despojaron de sus trajes y
decidieron mojar sus penas para ver si encogían y regresaban a casa algo más
ligeras.
Y así fue, no porque el agua fuera mágica, sino porque tuvieron una inesperada
visita. Un joven atlético, de fuertes brazos y bello semblante las saludó desde
la orilla y, sin mediar palabra, se desnudó y se zambulló en el agua. Las dos
quedaron petrificadas. Sin mover ni uno solo de los músculos de sus cuerpos,
contemplaron como aquella maravilla de la naturaleza recorría el estanque de un
lado a otro. Tras una buena tanda de ejercicios, el hombre regresó a la orilla
y, sin el más mínimo pudor, mostró de nuevo su más absoluta desnudez.
Aridia y Beridia contemplaban hechizadas aquel cuerpo hasta que el joven se
despidió amablemente y se marchó. Las dos mujeres se prometieron no contar nada
a nadie y repetir su aventura al día siguiente… Para refrescarse.
La mañana arribó y con ella la monotonía. Parecía que el sol no quería recorrer
su trayecto hasta el ocaso y viajaba más lento que de costumbre. Aridia miraba a Beridia y Beridia miraba
a Aridia; el tiempo no transcurría.
Al fin llegó la noche. En cuanto sus
amados maridos comenzaron a roncar y a expandirse como el queso cuando se
derrite, se echaron a la calle. Por supuesto que no habían dicho nada, pero a Aridia y Beridia, se les unieron, casualmente, dos de sus amigas, Cliridia y Daridia. La experiencia resultó igual de gratificante. De nuevo
disfrutaron de la compañía de aquel joven, que nadaba mientras ellas,
divertidas, lo observaban sin perder detalle.
De nuevo prometieron no contar nada, pero al regresar a la noche siguiente, a Aridia, Beridia, Cliridia y Daridia se les unieron seis chicas más
que, misteriosamente, nadie sabía cómo se habían enterado. Las diez se
dirigieron al estanque, se quitaron la ropa y se zambulleron en espera de aquel
abigarrado nadador, que no las hizo aguardar demasiado.
Al quinto día, sin que nadie supiera como, la voz se había corrido por toda la
comarca y, cuando el chico llegó al estanque, había tantas mujeres en él que no
le quedaba espacio para nadar. El joven permaneció unos instantes en la orilla
observando el concurrido lago, después, de manera muy cortés, dijo:
— Queridas damas, dado que no podré
nadar esta noche, regreso a mi casa a meterme en la cama y abrazar a mi mujer
hasta que el alba nos arrebate el sueño…
Como siempre, me encantó.
ResponderEliminarUn besazo!
Gracias, Alexia.
EliminarSiempre es un placer vere por aquí.
Un beso
muy bueno amigo...saludos y feliz semana
ResponderEliminarMuchas gracias, Nacho.
EliminarUn saludo
JAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarMuy bueno Miguel, me ha gustado mucho y creo que la mayoría de mujeres habríamos hecho lo mismo.
Bueno, no sé si la mayoría, pero conozco unas cuantas que sí lo hubieran hecho ;)
EliminarGracias por pasarte.
Un saludo
Hola Miguel,
ResponderEliminaruna historia para soñar y dejarse llevar. Sencilla, divertida y fácil de leer. Me ha gustado mucho.
Besos.
Muchísimas gracias por tus palabras, Débora.
EliminarUn beso
Haces un fiel reflejo de la monotonía en la que un matrimonio puede sumergirse si ambas partes no ponen de su parte.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un beso
Una gran reflexión, Teresa.
EliminarUn beso
Cuanta belleza hay muchas veces en la simple sencillez :), eso pasa en este relato
ResponderEliminar¡Saludos amigo!
Mil gracias, Hammer.
EliminarUn saludo
Me encanta la primera parte, la segunda no tanto... Jajaja. Tu literatura ágil y entretenida me ayuda a disfrutar más de los lunes. ¡Un beso!.
ResponderEliminarNo sabes cómo me alegro, Rosa.
EliminarUn beso
jejeje me encanta imaginarme la escena del lago lleno de mujeres unas encima de otras esperando a ver en silencio el chapuzón del semental XD
ResponderEliminarsaludos
Y yo que me alegro que el relato permita que tu imaginación eche a volar, Toni.
EliminarUn saludo
Esta historia me ha encantado por su ironía. Me encanta cuando utilizas el humor.
ResponderEliminarUn besote
Gracias, Mar.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Fantastico relato que encierra una interesante reflexión,
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Mari Cruz.
EliminarUn beso
Me encantan los relatos con moraleja y sobre todo la manera en la que los escribes, con ese toque de humor que hace que se te quede una sonrisa después de leerlo.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues no hay mayor satisfacción, Narciso, que el saber que he conseguido dibujar una sonrisa en el rostro del lector con uno de mis escritos.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte
que divertido!!!!!!
ResponderEliminarfeliciddes por todos los exitos que estás logrando. eres el ejemplo de que con trabajo y ganas se puede conseguir todo.. bueno vale, y escribiendo muy bien ^_^
besitos
Muchas gracias, Valeria.
EliminarUn beso
Relato divertido y alegre, localizado en un ambiente perfectamente ideado y un final predecible.
ResponderEliminarUn beso.
Marga.
¿Predecible?... ¿En serio?
EliminarVaya, tendré que mejorar ese detalle ;)
Un beso
Enhorabuena Miguel. Es un relato muy bueno. Me ha gustado mucho el desenlace.
ResponderEliminarUn saludo!!!!!
Gracias, Laura.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un saludo
"En cuanto sus amados maridos comenzaron a roncar y a expandirse como el queso cuando se derrite...". jajajajajaja, es buenísima esta frase :)
ResponderEliminarEnhorabena por este relato, es genial
Muchas gracias, Fernando.
EliminarUn saludo
UNA RELATO MUY BONITO.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Gracias, Susana.
EliminarMe alegra saber que te gustó.
Un abrazo
Una entrada muy buena y una imagen espectacular.
ResponderEliminarUn saludo
Muchísimas gracias.
EliminarTotalmente de acuerdo en lo de la fotografía.
Un slaudo
Me imagino cómo se fue corriendo la voz por toda la aldea... Jajaja. Gracias por hacerme pasar un buen rato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti por pasarte por aquí y leer.
EliminarUn abrazo
buenisimo!!!!!!!!! :)
ResponderEliminarsaludos!!
Gracias, Scooby.
Eliminarme alegro mucho de que te haya gustado.
Un saludo
La manera de relatar el primer baño y describir el momento es pura armonía
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Susana.
EliminarUn saludo
Que bueno Miguel. Todo un homenaje a nuestro día a día con nuestros maridos. Que sepan que no hay nada de fantasía en este relato, que es real y que nos pasa a muchas mujeres, aunque ahora algunas vayan de santas. ^^
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Vale, veo que tienes mucho que decir al respecto, Mariam ;)
EliminarGracias por pasarte y por tu comentario.
Un abrazo
sonrio mientras te leo y eso es porque me gusta lo que escribes ´_._`
ResponderEliminarY yo sonrio al leer tu comentario, Irene.
EliminarUn saludo
Me han gustado mucho los nombres de las chicas.Me las imagino como un grupo de mujeres charlatanas y cotillas que van todas juntas y se llaman parecido, jejejejeee ;)
ResponderEliminarbesotesssss.
Gracias, Elena.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un besote
Buenos días Miguel.
ResponderEliminarUna vez más me dejas impactada con uno de tus relatos. Me ha sorprendido mucho el final, no lo esperaba.
Un beso
Marti
Muchísimas gracias, Marti.
EliminarMe alegra mucho saber que te ha gustado.
Un beso