Relato realizado por Laura Gaspar Rodríguez, escritora y seguidora de la saga El heredero de los Seis Reinos.
Mi vista atisbó tierra por fin.
La alegría y la esperanza, desterradas cuando me aventuré a ir más allá de
nuestro mundo en busca de otros territorios, volvió sacudiéndome como el
terremoto que agita las más altas montañas.
Alcé
a mi hijo hacia el cielo para que viera a lo lejos el reino que me vio crecer.
— Mira, Nataȵæl
—le dije mientras atravesábamos las islas de Zirwania, — aquellos acantilados que sobresalen por encima de la
niebla pertenecen a Myrthya, nuestro
hogar.
Me
aseguré de no adentrarnos demasiado en las islas zirwanesas para no toparme con
sirenas. La madre de mi hijo fue una de ellas. Me conquistó con sus cánticos
durante mi estancia en el reino de las mil islas. Nunca supe su verdadero
nombre, pues resultaba imposible pronunciarlo para un humano.
Dejamos
atrás Zirwania hasta llegar a la desembocadura
del río Darbinela, donde atracamos la
maltrecha embarcación. Al tocar tierra y sentir la calidez de Myrthya, mi pequeño Nataȵæl cambio su preciada cola por unas pequeñas y rechonchas
piernas humanas. Anduvimos de un lado a otro de la ribera hasta que consiguió
dar sus primeros pasos, luego caminamos sin prisa hacia adentrarnos en las
fértiles tierras del reino del arco iris.
A
pesar de que habían transcurrido unos cuarenta años desde mi marcha, recordaba
perfectamente el sendero que me llevaría a casa. Al llegar, y antes de llamar y
presentarme como el aventurero que vuelve con un hijo fruto de una relación con
una sirena, me hice a la idea de que había pasado mucho tiempo. Mis padres ya
habrían muerto y mis hermanos y hermanas estarían adornados por el paso del
tiempo.
Cogí
a mi pequeño en brazos protegiéndolo de las miradas de los demás. Sus ojos
violetas delataban su origen, además de unas pequeñas y finas branquias a ambos
lados de su diminuto cuello. Tímidamente llamé a la ajada puerta. Escuché unos pausados
pasos al otro lado que se acercaban y lentamente se abrió.
—
¿Quién eres? —dijo el más pequeño de mis hermanos con una cansada voz y
achinando los ojos. Su rostro apenas podía contener las cientos de arrugas que
lo ornaban.
—
Soy yo, Ferlanday —respondí con una
gran sonrisa.
Me
miró como quien mira a un extraño.
—
Mi hermano está muerto. ¡Largo de aquí, chalado! —me dijo empujándome hacia
fuera enérgicamente.
Nataȵæl comenzó a llorar fuertemente cuando
escuchó el portazo.
—
¡Nariz de druzgo! —grité frente a la puerta cerrada.
Quizás
así me recordara. De pequeño lo llamaba así cuando discutíamos.
Un ruido como el que hace una
vieja puerta cuando se atasca y la fuerzaspara abrirse resonó al otro lado del
dintel. Al abrirse, vi aparecer aquella nariz de druzgo por el resquicio.
—
¿Ferlanday? ¿Eres tú? —preguntó
mientras tocaba mi cara. — Pero, ¿cómo es posible? ¡No has envejecido!
—
Es una larga historia, hermano mío —respondí mientras le mostraba a mi hijo. — Se
llama Nataȵæl y es tu sobrino.
—
¿Y su madre? —inquirió.
—
La madre era una bella sirena de Zirwania.
—
Todas las sirenas son hermosas —me contestó sonriendo mientras me llenaba un
vaso con vino. — ¿Qué le pasó? —preguntó curioso.
—
Murió.
—
Lamento oírlo.
Estuvimos
hablando hasta bien entrada la noche. Le conté a grandes rasgos los principales
acontecimientos que viví durante mis años de ausencia. Mi mente estalló en
multitud de recuerdos. Mi hermano escuchaba absorto las historias que le
contaba, como cuando llegué después de jornadas de navegación a una isla vacía de
tierra negra. No había más vegetación que la de un bosquecillo muerto cubierto
de ceniza que servía más de muralla que de hábitat. Olía excesivamente a azufre
y a podredumbre. Rodeé la orilla aguantando la respiración y me fui adentrando
en el islote buscando alguna forma de vida. Pronto aparecieron los primeros
cadáveres, algunos amontonados, sin duda de las tripulaciones que habían salido
de sus cómodas ciudades a descubrir que había más allá de Mundo Conocido. Distinguí en los escudos de sus vestimentas los emblemas
de los distintos reinos, todos ambicionamos más de lo que tenemos…
Me
acerqué al corazón de la isla donde crecía un gran volcán, su lava ahora petrificada,
adornaba las montañas colindantes. Sentí escalofríos al ver intacta una cabaña en
medio de tanta desolación. Pensé en huir de allí, pero, como salido de la nada,
un anciano de larga barba gris apareció a mi lado. Su piel era casi tan blanca
como la leche, estaba esquelético.
Amigablemente
me invitó a entrar en su morada. Tras su apariencia senil parecía esconderse un
espíritu fuerte. Puso en mi mano un vaso con una extraña bebida de color marrón
y sin olor. Una voz en mi interior me decía que no bebiera aquella pócima, así
que, simulando torpeza, derrame la bebida en sus ropas, que comenzaron a arder al
contacto con el líquido. Justo al mismo tiempo, el volcán se estremeció por
dentro.
El
anciano me miró fijamente, nublando sus ojos cenizas hasta ennegrecerse.
—
¿Quieres vivir? —me dijo. — Pues corre todo lo rápido que tus piernas te lleven
y abandona la isla. No sé durante cuánto tiempo podré controlar al volcán.
La
cara amable del mago desapareció dejándome ver su faz más cruda y horrenda. Salí
de la casa con la rapidez con la que los halcones caen sobre sus presas y me
dirigí hacia la playa. No deseaba permanecer ni un instante más en aquella isla.
Una
vez de nuevo en el mar, dudé si volver a Myrthya,
pero quería más, quería nuevos desafíos, nuevas aventuras, así que continué viaje
fijando la vista en el sendero que trazaba mi destino.
Mi
hermano seguía embelesado. Sostenía su arrugado rostro entre sus manos y en sus
ojos se adivinaba la envidia de quien no ha vivido ninguna aventura en su existencia.
Aquella
historia de la isla era sólo la primera de las muchas que quedaban por contar.
Laura Gaspar Rodríguez
No está mal, un poco denso y entrecruzado pero es original.
ResponderEliminarMis felcitaciones para la autora.
Gracias por pasarte y comentar, Carlos.
EliminarUn saludo
Magnífica historia!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Me alegra saber que te ha gustado, Elena.
EliminarUn beso
Buenas noches Miguel,
ResponderEliminaruna gran iniciativa esta de permitir que seguidores de la saga publiquen sus relatos en el blog y así, de paso, como en el caso de esta chica que he podido ver en Google está empezando a coquetear con la escritura, se dan a conocer.
Quizás yo tabién me decida a mandarte un relato. ¿Puedo? ;)
Un abrazo
Estaré impaciente a la espera de que me llegue ese relato.
EliminarSerá un placer publicártelo, Débora.
Un abrazo
guauuu, esto empieza a ponerse interesante a tope.
ResponderEliminarcada día disfruto más en este blog con tus historias, bueno o con las de otros ;)
salu2
No sabes lo que me alegra saberlo, Juan.
EliminarUn saludo
Me gusta que compartas tu blog con otros. Es muy generoso por tu parte. La historia me ha gustado, aunque le faltaba un poco de agilidad. Enhorabuena, Laura!
ResponderEliminarBesos
Gracias por pasarte, Mar.
EliminarUn beso
Gracias Mar, siendo de una historia que yo no creado... normal que no sea tan ágil. Buenos días! http://novela-cero.blogspot.com.
EliminarMuchas graaaacias! :D Sólo decir que todo el que quiera puede participar en mi proyecto Novela Cero http://novela-cero.blogspot.com, en el subo mi libro publicado "Muerte, (Profecía de Sangre I ) " capítulo a capítulo. Dejo que los lectores decidan sobre el libro, porque... Siempre hay alguna parte de los libros en que uno dice... "esto no me gusta" las próximas noticias sobre este proyecto y mis muchos escritos, ( esta es la segunda saga que escribo) podéis seguir http://facebook.com/NovelaCero y por la comunidad de google https://plus.google.com/u/0/communities/101245577847850207622.
ResponderEliminar¡Buenos días!
Gracias a ti, Laura, por animarte a escribir este relato.
EliminarUn beso
¡Hola!
ResponderEliminarMadre mía, me encanta como escribes!
Seguiré leyéndote!!
¡Saludos desde Memorias sin título!
Gracias por pasarte y dejar tu comentario.
EliminarUn saludo
Gracias Memorias sin Título ! en http://novela-cero.blogspot.com tengo mi primer libro publicado, además de ser un buen proyecto. Buenos días!
EliminarSe nota que no es tuyo ;)
ResponderEliminarEs una buena historia aunque tengo la sensación de que se ha quedado a medias. Saludos y suerte a la autora en su carrera.
Siempre es un placer verte por aquí, Raven.
EliminarUn saludo
Ha sido una experiencia grata leer este relato. La historia está bien trabajada y eso es de agradecer,
ResponderEliminarMe gusta esta idea de dar oportunidad a otras personas para que publiquen relatos.
Un beso
Gracias, María.
EliminarMe alegra saber que te gusta la iniciativa.
Un beso
Preciosa historia amiga Laura. Besos
ResponderEliminarLuís
Gracias por pasarte, Luís.
EliminarUn saludo
Gracias amigo ! Pásate por http://novela-cero.blogspot.com
Eliminarinquietante la historia de la isla-volcán.
ResponderEliminarsaludos
Me alegra que te haya gustado, Gabi.
EliminarUn saludo
¡Gran texto! El tono de todo el relato encierra una melancolía cruzada entre el que quiere volver y el que añora marcharse. Suopongo que es un reflejo de lo que nos pasa a la mayoría, que no nos conformamos con lo que tenemos. Un saludo y buena semana.
ResponderEliminarUna interesante reflexión.
EliminarUn saludo
Es muy original y entretenido.
ResponderEliminarBesotes!!
Me alegra que te haya gustado, Martina.
EliminarUn beso
Interesante esta propuesta nueva que haces, mi querdio escribiente. Es una buena manera de dar a conocer nuevas plumas.
ResponderEliminarBuen relato el de esta chica.
Saludos templarios.
Gracias, Richard.
EliminarMe alegra que te gustara.
Un saludo
mola!!!!!!!! ^^
ResponderEliminarbsossss
Y yo que me alegro, Mariam.
EliminarUn beso
Me gusta como está escrita. Te introduce en el lugar, como si estuvieras viéndolo y con la foto la percepción es mayor ;D
ResponderEliminarMe alegra saber que te ha gustado, Manuel.
EliminarUn saludo
una isla con vida propia, un volcán, un naúfrago... me suena a la serie de Lost :) :) :)
ResponderEliminarQuien sabe, Joaquín, a lo mejor el señor John Locke estaba por allí ;)
EliminarUn saludo
Muy buena entrada. Cada relato que se publica es una manera mas de ir conociendo tu mundo, aunque sea escrito por otras personas. Besos enormes
ResponderEliminarGracias, Irene.
EliminarUn beso
Tiene momentos de tensión. Está bien.
ResponderEliminarUn beso y felicidades por esta idea de publicar otros relatos, creo que es muy buena.
Me alegro de que te haya gustado, Joanna.
EliminarUn beso
Excelente relato, el escenario y la ambientación me traen recuerdos de las historias de naúfragos e islas desiertas. Enhorabuena
ResponderEliminarGracias, Amelia.
EliminarTodo el mérito es de Laura.
Un saludo.