Despertó en
mitad del bosque cuando la melodía cesó. Se había rendido al sueño apenas unos
instantes antes, aunque el sol había avanzado demasiado en ese escaso intervalo
de tiempo. Bueno, quizás no eran sólo unos instantes… Isárune recogió su cesto vacío; las ardillas habían dado buena
cuenta durante su letargo de las nueces que había recogido porque no quedaba
ninguna.
Emprendió el camino de regreso todavía víctima del extraño sopor que la dulce
melodía le provocó. Apenas había andado unas decenas de pasos cuando la música
sonó de nuevo. Esta vez no se dejaría embaucar, bastante enfadado y preocupado
debía estar ya su marido. Aceleró el paso y avanzó mucho más lenta de lo
habitual, como si sus piernas no se hubieran despertado aún de aquella siesta y
sus rodillas se empeñaran en no doblarse apenas.
Sentía un hambre atroz. Sus tripas rugían como las de las bestias que su padre
criaba en los establos. Caminaba descalza como siempre hacía. Odiaba los
zapatos de piel que su vetusta madre fabricaba y que tenía que llevar por temor
a herir los sentimientos de la anciana. Le recalentaban los pies y le
provocaban unas horribles heridas, mucho más dolorosas que los cortes que en
contadas ocasiones se hacía con las piedras del camino.
Conforme avanzaba, el desasosiego se iba adueñando de
su espíritu. El sendero que conducía a su hogar, siempre limpio de hojarasca y
cuidado por su esposo, se había convertido en un lodazal. Era incapaz de
entender qué había ocurrido en tan corto espacio de tiempo. Quizás una tormenta
había asolado la aldea y ella no la sintió al estar protegida por la espesura
del Bosque de las Melodías.
l El miedo hizo que acelerara el paso. La tempestad podía haber anegado su casa o quizás había pillado a su marido y a sus dos hijas en mitad del camino y sufrían algún daño. Al llegar, la vivienda, antes blanca como la leche recién ordeñada y abierta al exterior por grandes ventanales decorados con floreadas cortinas, aparecía destartalada, como si una manada de druzgos la hubiera atravesado.
Los campos, siempre sembrados de trigo y otras plantas, lucían marrones y yermos. Isárune no podía creer lo que sus ojos se empeñaban en mostrarle. Rauda como el viento se dirigió a una granja cercana, quizás su familia se había refugiado allí. La casona había sufrido varias modificaciones. Sin duda era la granja de sus vecinos, pero la habían pintado, y construido una chimenea nueva. Tampoco tenían el rebaño de ovejas; en los corrales había ahora tres grandes bueyes pastando. Corrió hasta alcanzar la puerta y la atravesó sin llamar. Sentada en una mecedora había una joven que amamantaba a un retoño. ¡Aquella mujer no era su vecina Haltiaya! Era una chica hermosa de pelo lacio y oscuro. Cuando la vio entrar, su cara, dulce y acogedora, se transformó en una expresión de pánico.
La joven la contempló y un grito de sorpresa y horror brotó de su garganta haciendo que Isárune cayera al suelo sobresaltada. Ambas mujeres trataron de tranquilizarse, aunque se atropellaban al hablar. Ninguna parecía dispuesta a esperar a que la otra formulara sus preguntas. Lo que ambas tenían que decir era demasiado importante.
Finalmente, la muchacha, que acababa de dejar al recién nacido en una cuna hecha de madera y cuerdas, concluyó aquel diálogo irracional levantándose y cogiendo un espejo de mano que tenía sobre una mesita, en la esquina del salón, para colocarlo frente al rostro de Isárune, que quedó petrificada.
l El miedo hizo que acelerara el paso. La tempestad podía haber anegado su casa o quizás había pillado a su marido y a sus dos hijas en mitad del camino y sufrían algún daño. Al llegar, la vivienda, antes blanca como la leche recién ordeñada y abierta al exterior por grandes ventanales decorados con floreadas cortinas, aparecía destartalada, como si una manada de druzgos la hubiera atravesado.
Los campos, siempre sembrados de trigo y otras plantas, lucían marrones y yermos. Isárune no podía creer lo que sus ojos se empeñaban en mostrarle. Rauda como el viento se dirigió a una granja cercana, quizás su familia se había refugiado allí. La casona había sufrido varias modificaciones. Sin duda era la granja de sus vecinos, pero la habían pintado, y construido una chimenea nueva. Tampoco tenían el rebaño de ovejas; en los corrales había ahora tres grandes bueyes pastando. Corrió hasta alcanzar la puerta y la atravesó sin llamar. Sentada en una mecedora había una joven que amamantaba a un retoño. ¡Aquella mujer no era su vecina Haltiaya! Era una chica hermosa de pelo lacio y oscuro. Cuando la vio entrar, su cara, dulce y acogedora, se transformó en una expresión de pánico.
La joven la contempló y un grito de sorpresa y horror brotó de su garganta haciendo que Isárune cayera al suelo sobresaltada. Ambas mujeres trataron de tranquilizarse, aunque se atropellaban al hablar. Ninguna parecía dispuesta a esperar a que la otra formulara sus preguntas. Lo que ambas tenían que decir era demasiado importante.
Finalmente, la muchacha, que acababa de dejar al recién nacido en una cuna hecha de madera y cuerdas, concluyó aquel diálogo irracional levantándose y cogiendo un espejo de mano que tenía sobre una mesita, en la esquina del salón, para colocarlo frente al rostro de Isárune, que quedó petrificada.
La imagen que le devolvía aquel fragmento de cristal era la de una mujer mayor, no la suya. Ella tenía veinticinco años y un rato antes había acudido al Bosque de las Melodías a recoger nueces mientras su esposo araba la tierra y sus hijas, de tres y cinco años, jugaban en la casa…
La joven cogió entre sus manos el rostro atemorizado de Isárune y le susurró:
—Tranquila, ya estás en casa. Siempre supe que volverías, mamá…
Una historia apasionante y bien redactada. Una semana mas debo darte mi mas sincera enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos templarios
Y yo, una semana más, debo darte las gracias por seguir por aquí.
EliminarUn saludo
Llevo tiempo siguiendo este blog y la verdad es que creo que este es de los mejores relatos que has escrito hasta ahora. Se me han puesto los pelos de punta imaginandome la escena final.
ResponderEliminarUn besito
Muchas gracias, Melisa.
EliminarMe alegra saber que este relato ha sido de los que más te ha gustado.
Un beso
Como ya te expuse la última vez que me dejé caer por este sugestivo apartado de los comentarios, sigo todas las historias que, una vez con más y otras con menos acierto, publicas semanalmente.
ResponderEliminarNo me cabe duda de que te estás abriendo camino. Yo, sin ir más lejos, he oido hablar de ti y de tu saga en diferentes lugares. Lo que a muchos nos cuesta años conseguir, que es darnos a conocer, tú lo has logrado con una gran visión de la utilización de las redes sociales y de los medios promocionales, como este blog; y sí, aunque entre escritores no se tienda a reconocerlo, también con tú forma de escribir, sencilla, amena y directa.
No es que me produzca mayor o menor placer admitirlo, pero creo que se va a hablar de Miguel S. Juaneda y de su Heredero de los Seis Reinos durante mucho tiempo.
Ánimo, que ésto que tú haces no es fácil.
En lo último te doy toda la razón; no es nada fácil. Pero poniendo grandes dosis de ilusión y entusiasmo se puede llevar bastante bien.
EliminarSigo manteniendo lo que ya te he dicho en las contadas ocasiones en que te dejas caer por aquí; me encantaría saber algo más de ti y de tu obra. Parto en desventaja, ya que tú puedes analizar y opinar sobre mi trabajo pero yo no tengo la ocasión de disfrutar del tuyo.
Te agradezco mucho tus palabras y espero verte de nuevo por aquí pronto.
Un saludo
toma ya!!!!!!! alucinante!!!!!!
ResponderEliminarsalu2
Gracias, Juan.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado la lectura de este relato.
Un saludo
Buenos días Miguel.
ResponderEliminarUna vez más me dejas impactada con uno de tus relatos. Me ha sorprendido mucho el final.
Un abrazo y feliz semana
Eli
Buenos días, Eli.
EliminarAgradezco mucho tus palabras y me congratula saber que te ha gustado el relato.
Espero que tengas una estupenda semana.
Un abrazo .
entonces la mujer se habia quedado durmiendo durante muchos años?????????????? Me ha dado hasta miedo imaginar lo que sentiria al darse cuenta ^^
ResponderEliminarbesosssss
Así es, Noe. Podríamos decir que ha tenido una larga y pronunciada siesta ;)
EliminarUn beso
Muy interesante el relato de esta semana. Los finales que nos propones son siempre inesperados y sombríos.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu Blog. Un beso
Muchísimas gracias, Joanna.
EliminarPara mí es un placer tenerte por aquí semana tras semana.
Un beso
Te sigo desde el principio del blog, cada vez me gusta más lo que escribes y hoy te has superado. Sigue asi.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y por seguirme desde el principio. Espero poder superarme de nuevo en próximos relatos.
EliminarUn saludo
Yo este relato lo veo una, con perdón, putada xD
ResponderEliminarPobre mujer, dormirse un ratico y perderse 20 o 30 años de su vida. No es justo!!!!! xD
Besitoooos
Mujer, visto así la verdad es que si es un fastidio ;)
EliminarMuchas gracias por pasarte, Alexia.
Un beso
¡Me encantó! Gracias por escribirlo y compartirlo, te salió muy redondo :D
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Gracias a ti por leerlo y comentarlo, Martina.
EliminarUn abrazo
es un relato realmente encantador y la historia en sí parece mágica. Me gusta leerte porque escribes muy bien pero, sobre todo, porque me gustan mucho las historias de fantasía ;)
ResponderEliminarUn beso!
Bueno, no es que la historia parezca magia, Verónica, es que lo es.
EliminarTe agradezco mucho tus palabras y me agrada mucho saber que te gustan mis relatos.
Un beso
Tu relato nos ha hecho discrepar. a mí me ha gustado mucho pero Yoli dice que le falta algo (supongo que se refiere a un final feliz, porque todo lo que no acaba en fueron felices y comieron perdices no le gusta)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
¿Pero qué final más feliz que el reencuentro de madre e hija?
EliminarVale, dile a Yoli que en el próximo relato intentaré que acaben todos comiendo perdices. ;)
Un abrazo
me gusta mucho la historia, es genial!
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Nacho.
EliminarUn abrazo
A eso le llamo yo una buena siesta!!!!! jejejejeje
ResponderEliminarsaludos
Pero buena, buena. ;)
EliminarUn saludo
Una bonita historia, sobre todo porque se reencuentra con su hija.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Susana.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un beso
a más de uno le gustaría dormirse y despertar cuando el mundo haya cambiado y la crisis quede tan lejos que no se sepa si fue realidad o leyenda.
ResponderEliminarbsosss
Seguro que sí, aunque en este caso creo que sería mejor mantenernos bien despiertos para poder hacer frente a la situación y cambiarla.
EliminarGracias por pasarte y comentar.
Un beso
Pues está bastante bien. Me he aficionado a esto de leer tus relatos y se ha convertido en un hobby. Ahora solo falta poder leer tu libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias, Teresa.
EliminarEspero que ese hobby continue y culmine con la lectura del primer libro de la saga. Ya queda menos.
Un beso
Hola me ha encantado este relato y me muero de ganas por saber si tendrá continuidad en alguno de los libros.
ResponderEliminarBesitos >.<
Muchas gracias, Valeria.
EliminarSí, todos los relatos salen del libro. Unos se extienden más y otros menos entre las páginas de las novelas, pero siempre están relacionados. Por lo general, el relato desarrolla un poco más a un personaje o un hecho aparecido en los libros.
Un beso
Me gustó mucho, pero me quedo con el de la semana pasada, creo que tiene mucha más fuerza que este, aunque, evidentemente, también he disfrutado leyendolo. ^_^
ResponderEliminarBesos
Me alegra saber que te ha gustado, Juana.
EliminarEspero que el de la semana que viene supere aún a éste.
Un beso
me entusiasman los misterios pero empiezas ya a acumular muchos. podrás darle solución a todos , jajajaja
ResponderEliminarsaludos!.!.!.!
No tengas duda, Fernando, que todo misterio tendrá su por qué en alguno de los cinco libros.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte y comentar.
Me ha gustado la entrada. Tu libro tiene una pinta demasiado buena para lo que estás tardando en sacarlo. A ver si se lanza pronto y puedo disfrutar del comienzo de esta saga que seguro me va a enganchar.
ResponderEliminarGracias, Susana.
EliminarNo está en mis manos decidir cuando sacar el libro. Depende de los tiempos marcados por la editorial. Con un poco de suerte, no tardará mucho en estar en las librerías.
Un saludo
He leído todos tus relatos y reconozco que siempre consigues emocionarme. Un beso.
ResponderEliminarAgradezco muho tu comentario, Sara.
EliminarEspero seguir emocionándote durante mucho tiempo.
Un beso
Tus relatos son fantásticos así que aprovecho la ocasión para comunicarte que te he concedido el Premio Dardos para reconocer, nuevamente, el gran trabajo que desarrollas en este blog :) (en mi blog puedes ver la publicación del premio)
ResponderEliminar¡¡Un abrazo y enhorabuena!!
Me das una tremenda alegría. Te agradezco mucho la concesión de este premio, que sin duda es aún más especial cuando llega de manos de alguien como tú, que también se defiende a la perfección cuando de escribir relatos se trata.
EliminarUn abrazo
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha resultado muy interesante este relato, tanto por su trama como por su desenlace. Además, me parece que la ambientación de tu mundo de fantasía es genial.
Gracias por compartirlo :)
¡Un beso! ^^
Muchas gracias por tus palabras, Lucía.
EliminarPara mí es un placer poder compartir mis historias con todos mis lectores.
Un beso
Todos desearíamos perdernos durante una temporada, pero de forma voluntaria. Me gusta especialmente el final, cuando la hija la reconoce, ofreciendo un poco de esperanza en su futuro.
ResponderEliminarUn beso
Supongo que desaparecer durante un periodo de tiempo para disfrutar de la soledad de unos instantes es hasta beneficioso, pero por lo general prefiero las siestas de veinte minutos ;)
EliminarUn beso
Tus textos tienen mucha fuerza. Escribir es una buena terapia para olvidarse de los problemas que llegan solos. Yo lo hago a menudo aunque no tan bien como tú. Tienes una imaginacción portentosa, cuídala y no dejes que te abandone nunca. Todos saldremos ganando.
ResponderEliminar-Besitos-
Gracias por tus palabras, Ainhoa.
EliminarTe prometo que seguiré cultivándola para que nunca se separe de mí. Al menos hasta que escriba la pentalogía completa ;)
Un beso
Me ha encantado!! Y qué buenas las ilustraciones.
ResponderEliminarBesos!!
Gracias, Amelia.
EliminarMe alegra saber que todo es de tu agrado.
Un beso
Cómo me gusta leerte!!
ResponderEliminarSeguramente vuelva a leerme este, ya que me ha encantado =)
Besotes
Muchas gracias, Mariam.
EliminarEspero que tras la segunda lectura te siga gustando ;)
Un beso
muy entretenido
ResponderEliminarme ha gustado mucho
ahora a esperar el siguiente
*_*
En un par de días lo tienes por aquí, Ana.
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar.
Un saludo
hola
ResponderEliminarhe llegado a tu blog siguiendo los consejos de una amiga y me ha encantado. ya tienes una nueva seguidora de tus historias y tus libros
un abrazo
Un placer tenerte por aquí, Eva.
EliminarEspero que te quedes mucho tiempo y que todo lo que leas sea de tu agrado.
Un abrazo
Enhorabuena por el Blog, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Josetxu.
EliminarUn saludo
No se porque pero me imaginaba el final. De todas maneras es un relato muy bueno
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Joaquín.
EliminarUn saludo
buenas tardes Miguel.quiero dejarte mis felicitaciones por tan hermoso relato.
ResponderEliminarMe ha encantado!!como puedes ver ya soy tu seguidora..
saludos desde extremadura
Muchas gracias, Marisol.
EliminarPara mí es un inmenso placer tenerte como seguidora y saber que te ha gustado lo que has leido.
Un saludo
Maravilloso rincón personal,donde los halla
ResponderEliminarEste espacio,desprende un halo de enegia inusual
Cautiva las pupilas,alimentando los rincones de la fantasía mental.
Gracias por Compartir tal excelencia de lugar y cuanto en él plasmas.
Un Saludo muy Cordial.
Maravilloso es, sin duda, tu comentario, Marian.
EliminarEs todo un privilegio poder tenerte por aquí y saber que te ha gustado lo que he escrito. Sobre todo viniendo de alguien que siente las palabras como tú lo haces.
Un cordial saludo.