Traull
seguía mirando cómo rompían las olas. El joven sylviliano, de 21 años, podía
permanecer durante días sentado en la playa observando los movimientos del mar.
Desde pequeño se sintió embaucado por el gran azul. Siempre soñó poder cabalgar
sobre el oleaje, dominando su fuerza y dirigiendo su rumbo.
Traull era querido por todos.
Siempre dispuesto a echar una mano allí donde hiciera falta. Por muy nublada
que amaneciera la mañana, en su rostro aparecía dibujada una sonrisa capaz de alegrar
las tristezas más amargas. No sólo derrochaba entusiasmo y ganas de vivir, sino
que contagiaba ese júbilo por disfrutar cada instante que nos regala la vida.
Un caluroso día, cuando el alba aún
no había decidido mostrarse al mundo, Traull
permanecía sentado sobre la arena con la única compañía de su inseparable
tabla. La cogía con mimo, con suavidad, como una madre mece a su recién nacido.
Dos ciclos solares atrás, había tenido la que, sin lugar a dudas, sería la
mejor idea de su vida. Después de años de contemplar las olas, llegó a la
conclusión de que para cabalgar sobre ellas necesitaría algo que flotara y que
le permitiera ponerse en pie. Así que, sin pensárselo dos veces, corrió hasta
su casa y entró en una habitación que utilizaban para almacenar muebles y
enseres inservibles. Allí, en una esquina, soportando el peso de una tejedora y
varios capazos de herramientas oxidadas, había una mesa alargada de pequeñas
dimensiones. Traull apartó todo lo
que se apilaba sobre ella y le quitó las cuatro patas. Luego salió con la
madera pasando por delante de sus padres, que lo miraron con extrañeza, y se
dirigió a la playa. Con ayuda de una sierra y piedras afiladas que le servían
para lijar, fue cortando y raspando el tablón hasta darle en sus extremos la curvatura
deseada. Después de tantos años analizando los movimientos del mar sabía
perfectamente qué forma debía tener aquella tabla para lograr su cometido. Una
vez la hubo terminado, la echó al mar para comprobar con satisfacción que
flotaba y soportaba el envite de las olas. Entonces, con la valentía que su
juventud le aportaba, se recostó sobre el tablero y comenzó a nadar mar adentro
desafiando las imponentes olas del Mar de
Sylvilia. El reino del viento poseía las mareas más vivas de todo Mundo Conocido. Ondas marinas capaces de
hacer temblar al más experto pescador, pero que no evitaron que Traull sonriera envalentonado sobre su
tabla. Luego, sólo tuvo que dejarse llevar y esperar a que el oleaje hiciera el
resto.
Desde ese día no faltó nunca a su
cita matinal. Sus familiares, amigos y vecinos se agolpaban a menudo en la playa
para ver al joven desafiar al mar más enfurecido. Una y otra vez, Traull surcaba las olas más temibles a
lomos de su tabla, erigiéndose señor de un mundo de diversión y deleite. Cuando
caía, se levantaba y buscaba de nuevo el empuje del agua para poder volver a
ponerse en pie. Nunca desistía. Siempre incansable, con valor, tesón, coraje.
Orgulloso de lo que hacía y sabedor de que no hay nada más gratificante en la
vida que hacer realidad los sueños.
Pero el destino no siempre depara
alegrías…
Hace unos días, el joven Traull hizo frente a su última batalla.
Sin miedo y con la valentía que siempre albergó su maltrecho corazón, se
despidió de sus padres, de sus familiares y de sus amigos, para acometer una
peligrosa aventura que no tuvo el final esperado. En nuestro recuerdo quedará
por siempre su sonrisa, su amabilidad, su disposición…
Dicen los pescadores que faenan las
aguas de Mundo Conocido, que en el
cielo ha aparecido una estrella que brilla más que Dalurne y que ilumina la superficie del mar cada noche, mostrando
la silueta de una tabla que flota a la deriva esperando que Traull regrese para así, juntos de nuevo,
cabalgar una vez más sobre las olas…
En memoria de Raúl Martínez-Illescas Ramos
¡Hasta siempre, joven guerrero!
Vaya, como lamento haber leido el final. Me estaba encantando la historia porque soy un aficionado a todo lo que tiene al mar por protagonista, pero no imaginaba que tenía algo de real.
ResponderEliminarDEP
Saludos templarios
Gracias, Richard, por tus palabras.
EliminarUn abrazo
Muy emotivo Miguel y muy triste. Lamento mucho lo de este chico. Desde aquí doy todo mi apoyo a su familia.
ResponderEliminarGracias, Mari Cruz.
EliminarSeguro que te lo agradecerán enormemente.
Un beso
Un homenaje muy lindo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Débora.
EliminarConozco a varios de sus familiares y quería de alguna manera aportar mi granito de arena para que siga vivo ese recuerdo de la gran persona que fue.
Un abrazo
Tengo una amiga que lo conocía. Cuenta que era una persona maravillosa. Que pena :(
ResponderEliminarSin duda era un ser maravilloso, Elena.
EliminarUna trágica pérdida.
Un abrazo
Hola! pasaba para decirte que hemos subido nuevo capi.. triste final lo de este chico..supongo que a todos nos llegará la hora tarde o temprano, un saludo.
ResponderEliminarSí, un final nunca deseado.
EliminarGracias por pasarte.
Un saludo
una bonita historia con final tragico. mis condolencias a sus seres queridos.
ResponderEliminarsaludos
Gracias por tus palabras, Juan.
EliminarSeguro que las agradecen.
Un saludo
Gracias Miguel.
ResponderEliminarNo hay porqué, Ciro.
EliminarUn abrazo
Buenos días Miguel!!!
ResponderEliminarLa verdad es que me he quedado sin palabras y con el corazón encogido. No esperaba que la historia estuviera basada en hechos reales recientes.
Qué injusta es la vida!!!!!
Un beso
Que la vida es injusta es algo que sé desde hace tiempo, Alexia. Pero no es hasta que ves sufrir a gente que aprecias cuando te das cuenta de la crueldad e injusticia con que nos trata a veces.
EliminarUn beso.
Es una entrada preciosa. No conocí a este chaval ni a sus familiares, pero quiero aprovechar esta oportunidad que me das en tu blog para transmitirles mis vibraciones más pòsitivas en el mal momento que deben estar pasando.
ResponderEliminarBESOS
Gracias por pasarte y comentar, Joanna.
EliminarUn beso
gracias por acordarte de Raul. no se si lo sabias pero el leia este blog tuyo y fue gracias a el que tambien lo leo yo. muchas gracias
ResponderEliminarsaludos
Sí, lo sabía. Me lo dijeron después de haber fallecido.
EliminarMe produce mucha alegría saber que tengo seguidores que llegaron hasta aquí gracias a Raúl.
Un saludo
Un homenaje precioso. No lo conocí, pero, por lo que he oido de él, debía ser una persona increíble. Sin lugar a dudas merecía este relato y muchos más. Mucha fuerza a la familia.
ResponderEliminarYo tampoco lo conocí personalmente, Mar. Pero he leido y escuchado tanto de él estas dos últimas semanas que he llegado a sentir su ausencia.
EliminarMuy bonito Miguel, lo has descrito tal cual, gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Lorena.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Es un relato precioso. Muy triste. Lo siento mucho.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte a toda la familia de este chico.
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo
:( Qué penita!!!!!
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos a todos los que le conocisteis.
Seguro que sus familiares te lo agradecen mucho.
EliminarGracias por pasarte y dejar tu comentario.
Un beso
Es triste tener que leer que los hechos son reales.
ResponderEliminarMuy buen relato
salu2
Créeme, Toni, si te digo que no sabes lo que me gustaría que todo el relato fuera ficción.
EliminarUn saludo
Una historia muy buena. Bien escrita y bien relatada. Lástima del desenlace.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Narciso.
EliminarUn abrazo
Gracias por este bonito gesto. Los que conociamos a Raúl sabemos que lo has descrito como era. Estaría muy orgulloso.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a ti, Antonio, por pasarte. Sólo he intentado aportar mi granito de arena para homenajear a esta gran persona.
EliminarUn saludo
Me encanta el tiempo que paso leyéndote, que pena que se haga tan corto.
ResponderEliminarGracias por regalarnos este relato lleno de emotividad.
Todo mi cariño para ti y los familiares de Raul
Gracias, Valeria.
EliminarSiempre es un placer leer tus comentarios.
Un abrazo
Descansa en paz y que tu espíritu navegue libre sobre las olas.
ResponderEliminarNo te quepa duda que ya lo hace, Melisa.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Un abrazo
Madre mía, escribes de una forma increíble siempre consigues que me toque mi vena sensible (lo cual no es mu difícil) pero en serio, me ha encantado! Realmente maravilloso y triste, para qué negarlo...
ResponderEliminar¡Me encantará leer tu libro!!
Y a mí me encantará que lo leas, Cristina. De hecho, y habiendo leido y disfrutado con algunos de tus relatos, te invito a que cuando lo leas escribas un relato sobre algún personaje secundario que aparezca en el libro y lo publicaré en este blog con mucho gusto.
EliminarGracias por pasarte.
Me quedo un poco impresionada al leer el final. Me estaba gustando mucho el relato pero ahora se me ha quedado el cuerpo un poco plof.
ResponderEliminarSabes como despertar los sentimientos. Mi mas sincero pésame a toda la familia de este muchacho.
Un beso
Gracias por tus palabras, Martina.
EliminarNo es mi inetnción que la gente entristezca al leer este relato. Sólo persigo el interés de que todos conozcan quién fue Raúl.
Un beso
He estado leyendo por diferentes páginas sobre la muerte de este chico. La verdad es que se le quería mucho por lo que he podido comprobar, lo que hace aún mas triste su marcha. Una pena.
ResponderEliminarBuen relato.
Abrazos y feliz semana!!!!!!
Así es, Luisa. Una pérdida irremplazable.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo
Me ha gustado mucho. Gran historia y mejor homenaje a este chico.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Carlos.
EliminarUn abrazo
Me parece todo un acierto este pequeño reconocimiento a la figura de este chaval. Toda mi fuerza y mi cariño hacia sus familiares en estos momentos amargos.
ResponderEliminarUn beso
Te agradezco mucho tu comentario, Verónica.
EliminarUn beso
Noticia triste encerrada en un estupendo relato. Eres bueno escribiendo y con este gesto demuestras ser también una gran persona.
ResponderEliminarmchos besos!!!!
Gracias, Belén.
EliminarComentarios como el tuyo ayudan a seguir escribiendo con la energía con la que lo hago.
Un beso
Hola Miguel. Quería felicitarte por el libro que has escrito el cual estoy deseando tener entre mis manos. He podido echar un ojo a tu blog y me encanta como escribes. Desde hoy tienes en mí a una fiel seguidora.
ResponderEliminarBesos y abrazos!!!!!!
Hola Violeta. Encantado de tenerte por aquí y de saber que te ha gustado lo que has leido. Espero poder seguir comentando contigo muchos de mis relatos y, dentro de poco, el primero de los libros.
EliminarUn abrazo
Una historia muy conmovedora.Saludos
ResponderEliminarGracias, Joaquín.
EliminarUn saludo
Para nosotros , su familia , siempre seguira VIVO...Gracias ,gracias y mil gracias a ti Miguel y a todos los que nos animan y graciasssssssssss desde esa estrella y departe de Raul : UN MILLON DE GRACIASSSSSS!!!!!!!!!!!!.
ResponderEliminarLas gracias siempre a vosotros por dejarme participar de esta manera en el homenaje a una gran persona, como fue Raúl. No me cabe la menor duda de que esa estrella seguirá brillando durante el resto de nuestras vidas.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Es absolutamente triste tener que escribir relatos como este, que esconden un gran dolor y una gran tragedia. Mis condolencias a la familia de Raul.
ResponderEliminarTe invito a pasarte por mi blog y seguirme si quieres, puede gustarte lo que publico :)
Un beso y gracias!
http://viviendoennuestrocuento.blogspot.com.es/
Sí que ha sido difícil escribirlo, Marina. Muy difícil.
EliminarMe pasaré por tu blog a echar un vistazo.
Un beso y gracias por dejar tu comentario.