Huyurk cogió en brazos a la más pequeña de sus tres hijas y la llevó hasta el
jergón. Luego repitió la misma acción con las dos mayores. Las niñas se habían
quedado dormidas escuchando las historias que su padre les narraba sobre mares
enfurecidos y valerosos pescadores que desafiaban a las aguas más indomables
para conseguir las capturas de la jornada que luego venderían en los mercados de
Balyeza y otras aldeas vecinas. Después dio un cálido beso en los labios
a su esposa y, como cada noche, se dirigió al embarcadero donde lo esperaba su
bote con los aparejos listos para salir a faenar. Los pescadores acostumbraban
a partir cuando las primeras luces del alba rasgaban el horizonte del mar de Myrthya,
pero Huyurk aprovechaba la tranquilidad de la noche para surcar la
oscuridad de las aguas en busca de los peces con insomnio, como solía llamarlos
de forma jocosa.
Al llegar al muelle
subió a su barca y encendió un par de antorchas que situó en la popa y en la
proa de la reducida embarcación. Luego desplegó una vela parcheada que iba
unida a un delgado mástil hecho con madera de nogal. La quietud del agua
contagiaba serenidad y el pescador se sentó degustando una pieza de fruta que
su mujer le había colocado en su zurrón mientras disfrutaba de la tranquilidad
que envolvía aquel momento. Esa noche la luna brillaba en su punto más álgido y
las aguas se tornaban más claras que de costumbre. Aunque se hubieran apagado
las teas, Huyurk habría tenido suficiente luz para enhebrar los sedales
en los anzuelos. Cuando las luces del pueblo ya apenas se vislumbraban en la
lejana costa, el pescador echó una diminuta ancla por la borda y arrió la vela
para detener la embarcación.
La pesquería se dio
fenomenal. Los peces noctámbulos picaban una y otra vez mientras Huyurk
cantaba a la luna serenatas inventadas en las que agradecía que iluminara el
firmamento haciendo que las capturas fueran abundantes. A menudo, el pescador
presumía ante sus hijas de la amistad que le unía al astro que reina en el cielo
por las noches y de cómo lo acompañaba y mantenía con él largas y entretenidas
charlas. Las niñas reían y mostraban su asombro al imaginarse a su padre en pie
sobre su barca comentando con la luna los problemas del día.
Pero aquella noche
tenía reservada una desagradable sorpresa que Huyurk no esperaba. Cuando
los tres capazos que llevaba ya estaban a rebosar de peces y se disponía a levar
el ancla para volver a puerto, un terrorífico trueno desgarró la placidez de la
noche. Sin apenas tiempo para reaccionar, un viento huracanado surgió desde las
entrañas del océano apagando las dos antorchas y unas amenazantes nubes
debilitaron la luz lunar. Todo quedó a oscuras mientras la pequeña embarcación
comenzaba a dar fuertes sacudidas impulsada por las olas que se elevaban
desafiantes. La cuerda que sujetaba el ancla se partió dejando el bote a la
deriva empujado por un oleaje que cobraba intensidad conforme la tormenta
arreciaba con más fuerza. Los resplandores de rayos y relámpagos eran ahora los
encargados de iluminar un mar que no ofrecía esperanza alguna al intrépido
pescador. Huyurk se agarraba con fuerza a su embarcación, que una y otra
vez desaparecía tras las embestidas de las olas. Los cestos con las capturas
que había conseguido desaparecieron en las embravecidas aguas que habían
enfurecido reclamando lo que les pertenecía. Huyurk pensó que aquel
sería su final. Totalmente mojado, asustado e incapaz de contener el temblor de
su cuerpo, el pescador permanecía recostado esperando que una de aquellas olas
hiciera volcar la embarcación. En sus pensamientos su mujer y sus tres hijas.
¿Qué sería de ellas, de qué vivirían si moría? Justo antes de que Huyurk cerrara
los ojos para rendirse al infortunio de su destino, pudo ver en lo alto a su
amiga, la luna, que intentaba hacerse un hueco entre aquellas nubes
tormentosas.
A la mañana
siguiente todos los habitantes de la aldea de Balyeza recorrían la costa
en busca de los restos de la embarcación de Huyurk. La tormenta que
había descargado la noche anterior había sido la más fuerte de los últimos años
y ninguna embarcación podría haber resistido aquella tempestad, y mucho menos
un pequeño bote de pescador impulsado por una vela parcheada. La esposa y las
tres hijas de Huyurk permanecían sentadas y abrazadas sobre la arena de
la playa. Todo presagiaba un fatal desenlace. El día transcurrió y la noche,
clara y despejada, volvió a tejer su manto sobre el firmamento. Todos los
aldeanos volvieron a sus casas entristecidos y convencidos de la muerte de Huyurk.
Sólo su mujer y sus tres pequeñas, ansiosas de volver a escuchar una de las
historias de su amado progenitor, permanecían en la playa sujetas al último
halo de esperanza que nunca abandona al ser humano y deseosas de que la luna,
la gran aliada de su padre, de su marido, lo arrastrara ileso de regreso a sus
brazos...
... Y ¿por qué no?
Al fin y al cabo, ¿qué sería de esta historia sin un final feliz?...
...Cuando el
cansancio y la desazón se apoderaban de la familia de Huyurk, la luna
reflejó sobre las aguas una pequeña embarcación sin vela que se dirigía hacia
la orilla con un mástil partido y con la figura de un pescador que, exhausto y
dolorido, permanecía en pie en la proa del bote. Cuando la barca encalló en la
arena, las tres pequeñas corrieron a abrazar a su angustiado padre que se
revolcó con ellas en la misma playa llorando y riendo. Luego se fundió en un
apasionado beso con su esposa y juntos, los cinco, se dirigieron hacia su casa,
donde sin duda habría mucho que contar.
Un poco antes de
abandonar la playa, Huyurk se volvió mirando al cielo y guiñó uno de sus
ojos a la luna
- Gracias, amiga, te
debo una.
Sublime, es un placer leerte
ResponderEliminarBesos
El placer es tenerte por aquí, Mari Cruz
EliminarSimplemente perfecto. Me he emocionado leyéndolo y el final es tan, tan...ainssss
ResponderEliminarUn abrazo
Despertar emociones es el sueño de cualquier escritor. Muchas gracias.
Eliminar=====Flipante=====
ResponderEliminarGracias, Nacho, espero que cada uno de los relatos consiga comentarios como este. Un saludo.
EliminarPrecioso Miguel, muy profundo e inspirador. Una buena manera de recibir este nuevo lunes y todo lo que traerá :)
ResponderEliminarUn beso!
Ojalá pueda conseguir lo mismo todos los lunes, Alexia. Me alegra que la historia te haya inspirado, es muy alentador para mí.
EliminarBuenos días. Es una historia entrañable. Una de esas que te deja con la sonrisa en la cara después de haberla leido. Enhorabuena. Un abrazo
ResponderEliminarCuánta falta nos hace sonreír. Si lo he conseguido me anoto un tanto. Muchas gracias!
EliminarQué mejor que una historia maravillosa y un final como este para empezar la semana con energía? Gracias por compartirla con nosotros. Saludos de una admiradora fiel!
ResponderEliminarGracias a tí por seguirme y por estas palabras que me transmiten tu energía.
EliminarUn saludo
very nice - and a happy ending
ResponderEliminarThanks, Chris
EliminarWhat could be better than a happy ending? Well, endings are not always happy, but...
Ohhhhh, que bonito Miguel, es una relato alucinante. Me ha emocionado ese final ^^
ResponderEliminarBesos
Me encanta que te haya gustado, Ainhoa, gracias por tu comentario
Eliminar¡¡Que historia mas bonita!! Para mi gusto este es uno de los mejores relatos que has escrito. Me ha encantado
ResponderEliminarBesitos
Muchísimas gracias, Elena, me alegra que te haya gustado.
EliminarTal y como has descrito la tormenta parace poco probable que la embarcación se mantuviera a flote. Pero bueno, no deja de ser una historia fantástica, así que le echaremos la culpa a la luna de que el pescador llegara sano y salvo.
ResponderEliminarMolt bo!!!!
Dejemos un huequecito a la fantasía en nuestras vidas, Roger. Gracias!!!!
Eliminarla foto de la luna contagia la paz que refleja y el relato transmite sensación de bienestar cuando acabas de leerlo, o dicho de otra forma, una oda al positivismo y a la relajación.
ResponderEliminarFelicidades
un abrazo
Buf, muchas gracias por tus palabras, Fernando. Sin más!
EliminarCuando te descubrí hace unos meses pensé que tu saga sería una más de las que se amontonan en los cajones de las editoriales sin llegar a darse a conocer. Ahora no pasa un lunes sin que lea lo que publicas y sin que desee enormemente tener tu libro entre mis manos. Eres un escritor con mucho talento. Saludos
ResponderEliminarOjalá se cumpla tu deseo, Carlos. Saludos y muchas gracias.
EliminarMe lo has hecho pasar fatal porque creí que iba a morir.Menos mal que al final todo ha quedado en un susuto y ha podido volver con se familia.Un cuento muy bonito `-´
ResponderEliminarSiento haberte hecho pasar un mal rato aunque fuese sólo por un momento, Verónica...
EliminarSaludos!
que historia mas bella.es preciosa.me ha enamoró desde que empecé a leer ^^__^^ besos
ResponderEliminarBello es leer este comentario, Lucía, muchas gracias!
EliminarDía a día te levantas con la incertidumbre de saber que nuevas sorpresas nos deparará el futuro. Hoy tú has sido mi sorpresa. Te he encontrado en la blogosfera de casualidad y he queddo maravillada por tu manera de escribir. deslumbras con cada palabra, sencillas, directas, emotivas. Te deso mucha suerte con tu saga de novela fantástica y te aseguro que desde hoy mismo tienes en mí a una fiel admiradora.
ResponderEliminarUn abrazo
Ojalá semana a semana consiga no defraudarte. Muchísimas gracias, Amelia.
EliminarMe gustan las historias con finales felices...
ResponderEliminarBesos
Quién no disfruta con un final feliz, Laura?
EliminarMuchas gracias ;)
un poco fantasioso ya q no creo que un barquito asi pudiera soportar esa tormenta pero la historia esta bien contada y engancha.
ResponderEliminarsalu2
Un barquito y un poquito de "ayuda inesperada" en medio de la tormenta...
EliminarUn saludo, Francisco José
Cuando incluyes la magia en tus relatos son especialmente inspiradores. Sin lugar a dudas, la atracción de la luna tendrá alguna relevancia en la novela ¿no?
ResponderEliminarah, la luna, la luna... siempre tan misteriosa...
EliminarMiguel,
ResponderEliminarMuy bello relato y que bien que termino con final feliz, yo creí que tendría un final fatal como la vida de nuestros pescadores que sufren por el mar enojado.
Saludos y gracias por pasar por mi blog.
Seguire recorriendo un rato más el blog.
Lorena
Espero que te haya gustado lo que has visto buceando por el blog, Lorena. Es un placer leerte!
EliminarUn saludo.
Menos mal que volvió con su familia. Si llega a morir me das el día :/ Es muy bonito
ResponderEliminarBesos
Marga
Y menos mal que no te dí el día ;)
EliminarGracias, Marga
Después de ver tus reseñas tengo todavía más ganas de leer esta saga. Gracias por escribir estas historias que nos sirven de anticipo.
ResponderEliminarBSS
Paso a paso, pero espero que no tardes mucho en tener el primer libro entre tus manos.
EliminarUn saludo.
Una historia muy bonita, profunda y emocionante.
ResponderEliminarMe gusta como escribes, Besos
Muchas gracias por tus palabras, Hanna, me alegra que te guste lo que escribo!
EliminarNo es mi intención parecer insensible, pero hubiera preferido un final mas real y menos feliz.
ResponderEliminarSaludos templarios
Es la magia de la lectura, que siempre se puede imaginar algo diferente, no?
EliminarSaludos.
Me he dado una vuelta por tu blog; un paseo agradable que me incita a volver.
ResponderEliminarTu narrativa es atractiva.
Saludos
FannySinrimas
Gracias por pasarte, Fanny.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado lo que has podido leer.
Un saludo