Al
llegar, el joven abrió la puerta y entró. Su mujer estaba de pie junto a la
chimenea. Uno de los hombres se encontraba a su espalda cogiéndola de la cintura
y con un puñal sobre su cuello. La pequeña Telayi
parecía estar durmiendo sobre la cama. Los otros dos asaltantes se hallaban
frente a la puerta, cara a cara con Hilumj.
Éste cogió la bolsa y la lanzó contra el suelo a los pies de los dos
salteadores. Varios pedazos de qadurill
rodaron sobre los tablones de madera. Uno de los forajidos se agachó dejando al
descubierto la marca de Utsuria en su
nuca. Recogió el mineral caído introduciéndolo de nuevo en la bolsa. Comprobó
el interior de la misma y miró a sus dos cómplices asintiendo con la cabeza.
- Bien, has cumplido tu parte, kalandryano-, anunció el hombre que sujetaba a su mujer. -Sin embargo, mucho me temo que nosotros no podemos cumplir la nuestra. Además, sería una pena dejar marchar a una dama con semejantes encantos-, dijo mientras introducía una de sus manos a través de la camisola y empezaba a acariciar uno de los pechos de la esposa de Hilumj.
El
minero contempló en silencio la escena analizando la situación. Aquellos tres
hombres eran forajidos procedentes del reino de Utsuria. Asesinos que cruzaban con frecuencia la frontera entre
ambos territorios para saquear y matar a los habitantes de granjas y viviendas
aisladas. Cobardes que actuaban en pequeños grupos asesinando a todos los que
se cruzaban en su camino. Unas semanas atrás había escuchado a dos compañeros en
la mina hablar de cómo un granjero y su familia fueron brutalmente asesinados
para robarles el escaso ganado que poseían. A la mujer y a las hijas las
violaron repetidas veces y después les cortaron los pezones cuando aún estaban
vivas. Aquellos utsurianos eran bestias a las que sólo se les podía hacer
frente con sus mismas armas.
Hilumj
colocó las manos en su espalda cogiendo uno de los cinceles de su cinturón y el
martillo. Luego, con un instinto más propio de animales salvajes que de seres
humanos, se abalanzó sobre el utsuriano que tenía más cerca clavándole el
escoplo con todas sus fuerzas en el ojo y atravesando su cráneo hasta sacar la
punta por la parte trasera de su cabeza. El hombre cayó de rodillas y luego de
bruces contra el suelo muriendo al instante. Acto seguido arrojó el martillo
contra el asaltante que sujetaba a su esposa, errando el lanzamiento pero
haciendo que éste soltara a la mujer, que corrió a coger a la niña y la sacó de
la cabaña. Hilumj sintió un pinchazo
muy doloroso en su pierna derecha. El tercero de los salteadores acababa de
clavarle un cuchillo provocándole una herida que sangraba abundantemente. El
joven minero se tambaleó y cayó al suelo. En ese momento el asaltante se lanzó
sobre él y ambos comenzaron a forcejear rodando por la superficie de la cabaña. Hilumj quedó tendido con la espalda
pegada a la madera y con su asaltante sentado sobre él intentando clavar un
cuchillo en su garganta. El joven minero asía con fuerza las manos de su atacante.
Sus músculos sudorosos estaban tensos marcando numerosas venas que parecían que
iban a estallar como consecuencia de la presión. Empleando las pocas fuerzas
que le quedaban, Hilumj consiguió
desplazar a su contrincante lo suficiente como para coger del cinturón el
martillo que le quedaba y golpear la cabeza del ladrón utsuriano, que cayó al
suelo semiinconsciente. El kalandryano se incorporó y comenzó a aplastar con
furia el cráneo del desvanecido. Parecía un jabalí herido. Asestaba un martillazo
tras otro destrozando el rostro del saqueador y manchando su cara y sus manos
con la sangre que brotaba sin control de aquella cabeza despedazada.
Hilumj cayó
rendido al lado de los dos cadáveres. Estaba exhausto. Apenas podía ver con
claridad debido a la sangre que le cubría el rostro y al cansancio que sufría.
Pudo ver con dificultad como el tercero de los asaltantes se dirigía hacia él
con una espada en la mano. El utsuriano cogió a Hilumj del cuello y lo puso de rodillas. El minero pensó que
había llegado su final. Al menos le quedaba el consuelo de saber que su mujer y
su pequeña habían podido escapar. Agachó su cabeza y se dispuso a recibir el
mortal espadazo.
Un
sonido como el de un hacha al impactar en el tronco de un robusto pino fue lo
siguiente que se escuchó en la cabaña. Hilumj
levantó la vista y observó como el asesino utsuriano se bamboleaba hacia ambos
lados para terminar cayendo sobre los cuerpos sin vida de sus secuaces. Tenía
clavada sobre su pecho una lanza que le había atravesado el corazón. El
desfallecido minero giró su cabeza y pudo ver en la puerta de su morada al mayoral
y a tres de sus compañeros de la mina. Junto a ellos, su mujer y su hija que
corrían hacia él llorando y riendo.
Sólo cuando la vida te pone ante una situación
desesperada, sacas las fuerzas necesarias para asegurar tu supervivencia y la
de tus seres queridos
Si señor, estas son las historias que hacen que la adrenalina se me dispare.
ResponderEliminarGenial!!!!!
Gracias, Nacho.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un saludo
La histroia gana mucho ahora que ya tiene un final.Un combate narrado de forma magistral.
ResponderEliminarSaludos templarios
Como siempre, Richard, es un placer leer tus comentarios.
EliminarUn saludo
Me empiezan a caer mal los utsurianos. ¿Son todos iguales? Es que los habitantes de Kalandrya tienen un punto rudo pero agradable y, de momento, los utsurianos me parecen todo lo contrario. ¡Enhorabuena por este relato! La espera ha merecido la pena. Aunque, sinceramente, prefiero los desenlaces inmediatos para no estar toda la semana en tensión. Sigue así!
ResponderEliminarNo, Mar, ni todos los utsurianos serán "malos", ni todos los kalandryanos "buenos". En el primero de los libros podrás encontrar ejemplos de lo que digo.
EliminarGracias por pararte a comentar este relato.
Un saludo
Miguel:
ResponderEliminarObtener fuerzas para proteger a los tuyos es un poder con el que se nace; aunque sí es cierto que en situaciones difíciles esta necesidad de protección aumenta.
Un gran abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, Melisa.
EliminarGracias por pasarte.
un abrazo
Es estupenda, Miguel. La semana pasada no leí la primera parte esperando a que estauviera la historia completa y me ha encantado. Cada vez tengo mas ganas de que el libro salga a la venta.
ResponderEliminarUn saludo
Bueno, poco a poco va llegando el día en que podré anunciar que el primero de los libros de la saga está terminado.
EliminarYa falta menos.
Un saludo y mil gracias por seguir por aquí.
tenías razón, valía la pena esperar a leer el desenlace de esta segundas parte ^-^
ResponderEliminarbesos
Ya te lo dije, Lucía ;)
EliminarUn beso
Soy por lo general mujer pacífica que rehuye las escenas violentas, aunque debo reconocerte que me ha gustado como ha acabado con los bandidos hutsurianos.
ResponderEliminarNo dirás que no se lo merecían :)
EliminarGracias, Rosa, me alegro que te haya gustado.
Un saludo
Sangre y sesos desparramados!!!!! Me encanta!!!!!! :)
ResponderEliminarYa sabía yo que este tipo de relato te gustaría, Salva.
EliminarUn abrazo
Estaba deseando que llegara hoy lunes para leer el final del relato. Temía que hubieras decidido matar al protagonista, pero al final todo ha salido bien. Es estupendo leerte todos los lunes y ya tengo un hueco en mi estantería para tu primer libro, que espero que podamos tener pronto entre las manos.
ResponderEliminarUn beso
Gracias por tus palabras, Susana.
EliminarLo cierto es que se me pasó por la cabeza la posibilidad de que el protagonista muriera para salvar a su familia, pero finalmente opté por un final "feliz".
Ya queda menos para terminar el libro.
Un beso
B-R-A-V-O!!!!!! una de las escenas de lucha mejor relatadas que he leido nunca. es perfecta. felicidades
ResponderEliminarsalu2
Bueno, seguro que las hay mejores, pero de todas formas se agradecen mucho tus palabras.
EliminarUn saludo
donde puedo leer la primera parte de esta entrada?
ResponderEliminarEn este mismo blog, en la página principal, podrás ver las dos partes de este relato.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte por aquí.
No me hagas esto. He llegado a pasarlo realmente mal pensando que iba a morir o que matarían a la mujer. Es un relato flipante, como escribas los libros con la misma intensidad vas a dar mucho de que hablar.
ResponderEliminarbesos y abrazos
Bueno, creo que los libros serán aún más intensos que estos relatos. Al menos esa es la idea.
EliminarGracias por tu comentario, Mari Cruz
Un beso
Guauuuu, es un pasote. Como escribas los libros asi va a dar gusto leerte.
ResponderEliminarSaludos
Bueno, Toni, te digo lo mismo que a la anterior lectora, loss libros serán aún más emocionantes, eso te lo puedo asegurar.
EliminarUn saludo
No se si te había dicho ya que es maravilloso leerte y que cada vez estoy mas emocionada con tu blog y tu saga.
ResponderEliminarSaludos y lindo miércoles :)
Muchas gracias por tus palabras, Martina.
EliminarSoy yo el que se emociona al leer comentarios como el tuyo.
Un saludo
Amigo es tan facil leerte y entenderte que disfruto cantidad entrando en tu blog. estoy cansado de esos escritores que te cuentan las cosas regodeandose en palabras que ni ellos mismos entienden.
ResponderEliminarUn abrazo.
Narci
Agradezco mucho tus palabras, Narci.
EliminarCada escritor tiene su estilo y su manera de escribir. Seguramente habrá quien no disfrute con la sencillez de mi escritura.
Un abrazo
Un final trepidante y angustioso que me ha hecho estar pegada a la pantalla de mi lector incluso cuando ya lo había terminado de leer. Felicitaciones por lo bien que escribes
ResponderEliminarUn besito
Gracias, Valeria.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Siempre es un placer poder sentarte tranquilamente y disfrutar de un ratito de lectura placentera en tu blog.
ResponderEliminarEste relato es muy bueno, marcas muy bien los tiempos y vas subiedno la intensidad del mismo. Quizás no te des cuenta, pero semana a semanaa vas creciendo como escritor y eso se nota en tus escritos.
Tus libros serán un éxito y no porque yo lo diga, sino porque eres muy bueno y eso tendrá su recompensa.
Un beso y hasta la semana próxima
Bueno, qué puedo decir. Ojalá tengas dotes de adivina en lo que dices de los libros ;)
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Teresa. Sin lugar a dudas me has regalado una ración de ego que me durará varios días.
Un beso
Fantástico!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias, Débora.
EliminarUn placer tenerte por aquí una semana más.
Un saludo
HE DISFRUTADO MUCHO LEYENDO ESTA HISTORIA. ENORABUENA
ResponderEliminarSALUDOS
Agradezco mucho tu comentario y me alegra saber que te ha gustado.
EliminarUn saludo
Cada semana me sorprendes con distintos géneros, cada uno tiene su encanto, pero este ultimo me ha gustado en especial. Gracias por publicarlos, abrazos.
ResponderEliminarNo, gracias a ti por leerlos y por seguir por aquí una semana más.
EliminarUn fuerte abrazo
he vuelto a leer la primera parte para no perderme detalle y es un relato formidable.No me importaría que todos fueran igual de largos y los colgaras enteros XD
ResponderEliminarbesos
Bueno, si le echas un vistazo al nuevo de esta semana, verás que es un poco más largo de lo que suelo publicar y no lo he dividido en dos partes ;)
EliminarUn beso, Elena, y muchs gracias por seguir por aquí.
Una maravilla mas que añadir a tu repertorio de relatos.
ResponderEliminarBESOS
un final perfecto para un relato asombroso!!!!!!!
ResponderEliminarsaludos
Me he enganchado. Apunta otro seguidor más. Enhorabuena por ese talento.
EliminarGracias, Ginés. Es un verdadero placer tenerte por aquí.
EliminarUn abrazo
Menos mal que han sobrevivido sino te mato! Genial, intrigante, trepidante y con buen final. Me ha encantado!
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Sira.
EliminarUn beso
Equivocada de cabo a rabo, y muy, pero que muy contenta de estarlo. Los vecinos debían de haberse quedado muy preocupados al ver su extraño comprotamiento, desde luego. Es una baza inteligente que me deja con un sabor de boca a alivio y una sonrisa deseosa de leer más.
ResponderEliminar¿Ves, te lo dije? :)
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un abrazo