Ferlevam se incorporó una vez
más para evitar ahogarse por el golpe de tos. El dolor del pecho se hacía cada
vez más insoportable y sus pulmones apenas generaban aire que poder respirar.
El anciano llevaba dos semanas tendido en aquella cama esperando la llegada
de la muerte para que lo acompañara en
su último viaje. Sus dos hijos permanecían junto a él noche y día. El capricho
de los espíritus de la tempestad quiso que vinieran al mundo al mismo tiempo para
colmar de felicidad el matrimonio de Ferlevam
y su esposa, Itzaar. De eso hacía ya
veinte años.
-Padre, ¿por qué motivo no hablas nunca de nuestra madre?-, preguntó la
joven Neredne que sujetaba la mano de
su progenitor sentada en una vieja silla de madera junto al camastro. –
Cuéntanos algo de ella, son muy pocos los recuerdos que tenemos.
Ferlevam mantuvo unos instantes
la mirada perdida en pensamientos lejanos. Sus ojos adquirieron el brillo del
hielo cuando los rayos del sol se reflejan sobre su superficie. Suspiró con las
pocas fuerzas que le quedaban marcando una mueca de dolor en su fatigado rostro
y con una voz entrecortada por la dificultad para respirar dijo:
-El día que conocí a vuestra madre fue sin duda el mejor de mi vida. Se
encontraba en lo alto de una colina con otras mujeres cosiendo unas pieles bajo
la sombra de un destartalado árbol. Yo pasé por su lado. Iba caminando con dos
amigos, absorto en mil batallas de juventud. Veníamos de pescar salmones en el
río Daltarie. Sin quererlo tropecé
con ella y entonces la vi. Tenía el pelo lacio, no muy largo, de un intenso
color amarillo. Unos ojos color miel y una nariz menudita y respingona. Estaba
sentada con las piernas cruzadas una sobre otra y con los pies descalzos. Pertenecía
al clan Nuntarak y llevaba pocos días
viviendo en Hasphadia.
- Perdona, no te había visto-, me disculpé
Y entonces me sonrió. Podía parar el ritmo de la vida cada vez que la veía
sonreír. Sus mejillas se iluminaban y sus ojos se humedecían. No podía dejar de
mirarla. Estaba radiante.
Ese día, en esa colina, supe que acababa de conocer al ser más hermoso de
la naturaleza. Después de tres años de vernos a escondidas porque su padre
nunca me aceptó por pertenecer al clan Hasphid, le pedí que se casara conmigo y
le prometí que la miraría todos los días como lo hice cuando nos conocimos.
Antes
de que vosotros nacierais hicimos un viaje por las tierras de los Velisdam. Siempre había querido visitar el
sur de nuestro territorio y contemplar paisajes donde la nieve y el hielo
convivieran con zonas verdes y aguas cristalinas. Cuando nos adentramos
en los Montes Sima, los picos más
altos del sur de Kalandrya que sirven
de frontera con Utsuria, y contemplé
con mis propios ojos aquellas imágenes que hasta entonces solo había visto en mis
sueños, fui feliz. Me senté en una piedra a la orilla de un lago y me quedé
allí hasta que anocheció mirando todo lo que me rodeaba. Escuchando el sonido
del silencio, de la naturaleza y de la paz en estado puro. En ese mismo instante le
prometí a vuestra madre que si algún día podíamos, construiríamos una casa en
aquellas tierras y así, juntos, podríamos dar a diario largos paseos
mientras disfrutábamos de la visión de los lagos, ríos, colinas y bosques.
Y después llegastéis al mundo... Yo permanecía fuera de la cabaña con varios de
mis amigos, bebiendo hidromiel y riendo. No podía apartar los ojos de la puerta
de la choza esperando que en cualquier momento saliera una de las mujeres que
estaba con vuestra madre llevando en brazos a mi hijo. Aún soy incapaz de
expresar con una palabra conocida lo que sentí en el momento en que oí vuestro
llanto por primera vez y mi sorpresa cuando por aquella puerta no salieron uno,
sino dos niños.
Ferlevam comenzó a toser y sus
hijos lo ayudaron una vez más a incorporarse. Después de beber un poco de agua
prosiguió:
-Dos años después de que nacierais ocurrió. Una fría mañana del
ciclo solar superior salí con varios hombres de la aldea en busca de un lobo
que llevaba varios días atacando al ganado. Después de encontrar al animal y
darle muerte volvimos orgullosos y deseosos de contar a todos como lo habíamos
cazado. Al llegar al poblado todo era silencio. Una muchedumbre se congregaba
alrededor de cuatro cuerpos que yacían tumbados sobre la nieve. Al parecer
fueron sorprendidos por un alud mientras recogían leña en la ladera de las Montañas del Abismo. Bajé de mi caballo
y corrí hacia la multitud. Al llegar la vi. Hermosa, dormida, con las mejillas
aún sonrosadas y la dulzura reflejada en su rostro. Me arrodillé junto a su
cuerpo y besé aquellos labios fríos. En
ese momento fui consciente de que la había perdido para siempre...
El resto ya lo conocéis. Me dediqué a criaros lo mejor que supe hasta que
llegara el momento en que me reuniría con Itzaar
y entonces, juntos de nuevo, cumpliría aquella promesa que le hice y
marcharíamos a vivir a las templadas tierras del sur.
En ese instante el rostro de Ferlevam
se iluminó. Una calidez inusual impregnó el ambiente de la cabaña. El anciano
sonrió, miró a su hijo que se encontraba de pie junto a la cama y le guiñó un
ojo. Luego dirigió su mirada hacia Neredne,
que continuaba sentada junto a él, le apretó la mano con las pocas fuerzas que
le quedaban y con una voz que recordaba más el hombre que había sido que al
enfermo que se encontraba en aquella cama dijo:
- Doy gracias a los espíritus de la tempestad por haberme dado dos hijos maravillosos. Ahora debo marcharme porque vuestra madre me espera junto a la puerta. Siempre estaré con vosotros como siempre he estado.
- Doy gracias a los espíritus de la tempestad por haberme dado dos hijos maravillosos. Ahora debo marcharme porque vuestra madre me espera junto a la puerta. Siempre estaré con vosotros como siempre he estado.
Ferlevam inspiró una bocanada
de aire que soltó lentamente mientras cerraba unos ojos que nunca más se
volverían a abrir.
Uffff, es preciosa,Miguel, muy triste pero emocionante y maravillosa. Que gusto da leer tus relatos.
ResponderEliminarBESOS
Gracias, Ainhoa.
EliminarEl gusto es mío de poder tener lectoras como tú interesadas en leer lo que escribo.
Un beso
me a conmobido mucho el relato. está genial, felicidades
ResponderEliminarSalu2
Muchas gracias, Juan.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
Un saludo
Hasta el más valiente de los caballeros debe rendirse ante una historia tan conmovedora. Me ha recordado al fallecimiento de mi padre dejando al descubierto recuerdos imborrables.
ResponderEliminarGracias por escribir esta estupenda obra.
Saludos templarios.
Me alegra que te haya gustado, Richard, y espero que no te haya causado mucho pesar el haberte acordado de tu padre al leerlo.
EliminarUn cordial saludo
Es muy entrañable Miguel. Nos ha gustado mucho. Enhorabuena
ResponderEliminarUn abrazo muy grande
Me hace mucha ilusión saber que os ha gustado. Gracias por vuestras palabras y por seguir por aquí una semana más.
EliminarUn abrazo
Buenos días.
ResponderEliminarAlucinada me has dejado con esta historia. Me he quedado sentada mirando al cielo y pensando en Ferlevam. Realmente nuestro paso por la vida es fugaz y por mucho que hagamos nunca será suficiente para haber disfrutado plenamente de la vida.
Que ganas tengo de poder leer tu primera novela.
Es cierto que muchas veces ponemos tanto empeño en querer disfrutar de todo que no valoramos lo que realmente es digno de ser disfrutado y que suele ser aquello que tenemos a nuestro alcance.
EliminarGracias, Marga. Ya queda menos para ver el primer libro terminado.
Un beso
'Le prometí que la miraría siempre... '. Frases como esta son las que hacen que esté deseando que lleguen lis lunes. Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mar. Espero seguir amenizando tus lunes durante mucho tiempo.
EliminarUn beso
que facilidad tienes para sacar los sentimientos con unas pocas frases. estoy de acuerdo con Mar cuando dice que es un placer recibir los lunes con tus relatos
ResponderEliminarun saludo
Suelo contestar siempre lo mismo cuando me dicen que los lunes son más llevaderos gracias a mis relatos. Es uno de los mayores piropos que podrían dedicarme como escritor.
EliminarGracias, Carlos.
Cada vez tengo más ganas de leer esta saga
ResponderEliminarUn beso^^
Y cada vez está más cerca el momento, Teresa.
EliminarUn beso
Me gusta mucho, sobre todo la segunda parte, cuando habla del viaje por las tierras del sur. Casi puedo percibir una inquietud personal en tus frases. Creo que este relato encierra muchos deseos y frustraciones vividas.
ResponderEliminarBesos
Alguna que otra, Susana. No vas muy desencaminada. Todos tenemos sueños y los míos se asemejan en parte a los de Ferlevam.
EliminarUn beso
no soy hombre de penas ni tristezas y este cuento me ha dejado el ánimo alicaido, aunque debo reconocer que está muy bien escrito, cosa que por otro lado ya no es una novedad en ti.
ResponderEliminarMe uno a todos aquellos que gritan que quieren leer ya tu libro
Abrazos
Agradezco mucho tus palabras y el que sigas una semana más fielmente mis relatos. Si de mí dependiera el libro estaría terminado mañana, pero todo proceso lleva su tiempo y si quiero que el resultado sea el adecuado debo tomármelo con serenidad. Así y todo ya queda menos.
EliminarUn abrazo
Se me ha quedado cara de pasmada, o mejor dicho de flipada. Es un relato sensacional. Besotes:-D
ResponderEliminarPues es un placer haber podido provocar con mi relato esa cara de pasamada ;)
EliminarUn beso
Nos dejas somprendidos con tu escritura una semana más, en esta ocasión con una historia caragado de sentimientos.Te seguimos de cerca
ResponderEliminarUn saludo
Me alegra que os haya gustado.
EliminarMuchas gracias por seguirme.
Un saludo
creo Miguel que el amor por los padres es un lujo que no solemos valorar hasta que ya no están con nosotros y entonces ya es demasiado tarde. el mayor consuelo que se lleva ese hombre es el haber tenido a sus dos hijos junto a él en el momento de morir. ¡cuantos padres no desearían eso!
ResponderEliminarfelicidades por el relato
un beso
No creo poder añadir nada más a tu comentario, ya que es perfecto.
EliminarGracias, Laura.
Un beso
Es estupendo!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias, Francisco.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Que buena pinta tienen tus relatos. Te dejan siempre con la sensación de querer más y más y encima las fotos son una pasada. Más razones para leer este libro, que llevo deseando que salga a la venta ya un tiempo.
ResponderEliminarBesotes!!
No sabes lo que se agradecen este tipo de comentarios, Juana.
EliminarUn beso
Enhorabuena, Miguel, me ha resultado muy emocionante. Ha sido un verdadero placer poder leerlo.
ResponderEliminarEl placer es mío por tenerte como lectora asidua de mis relatos.
EliminarMil gracias, Verónica.
Un abrazo
En tu línea Miki, bien escrito y dejándonos hasta el final con la intriga de qué le pasó a la madre. Precioso relato! Y sí, te lo confirmo, tristísimo.
ResponderEliminar¿Tristísimo?... Bueno, vale, quizás un poco sí ;)
EliminarGracias, Sira, por seguir por aquí semana tras semana.
Un beso
Es una historia muy conmovedora y me ha encantado leerla. Gracias por seguir compartiendo estos relatos que me mantienen enganchada hasta que pueda leer tu primer libro.
ResponderEliminarMuchos besos
No, gracias a ti, Martina, por querer leerlos y por esa impaciencia por poder tener el primer libro de la saga entre tus manos.
EliminarUn beso
Hola Miguel
ResponderEliminarMaravillosa referencia a los sentimientos la que haces en este relato cargado de emociones.
Un beso
Elena
Esa era la idea, Elena.
EliminarMe alegra ver que te ha emocionado leerlo.
Un beso
Me encanta! Solía escuchar este tipo de historias de la boca de mi padre cuando era pequeña.
ResponderEliminarBesos!
Pues entonces valorarás doblemente la moraleja del relato, Sara.
EliminarMuchas gracias por pararte a comentar este relato.
Un beso
Linda Historia! Te deseo una semana maravillosa. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Belén.
EliminarYo también espero que pases una estupenda semana.
Un fuerte abrazo
Es muy interesante cómo escenificas todas las relaciones matrimoniales llenas de amor, sinceridad y comprensión. Parece un mundo de rosas, incluso con la muerte de su mujer. Sus hijos son obedientes y le quieren, parece que no haya hecho nada mal en su vida ese hombre. Y no me refiero a pequeños errores, hablo de errores constantes como el carácter o los malos hábitos.
ResponderEliminarEs todo tan dulce y tan perfecto que más parece un cuento que contar a los niños sobre sus futuros matrmionios, y no una vida que pretendió ser real.
No sé si me estoy explicando.
Pero con esto no quiero decir que no me haya gustado :)
Supongo que la fantasía no es solo magos y seres extraños, las relaciones perfectas también entran en este mundo de ilusiones, aunque, como bien dices, no se acerquen mucho a la realidad.
EliminarGracias por paaarte, Sonia.
Un abrazo