El vakhali
de Rívul avanzaba tan veloz que sus
pezuñas apenas rozaban la nieve. El guardia del témpano tenía prisa; deseaba
alcanzar cuanto antes a sus hermanos de armas para luchar contra los
utsurianos. Acompañar a Melandrón
había llevado más tiempo del esperado, pero mereció la pena. Aquellos
myrthyanos se habían ganado su respeto y, con el paso de los días, su admiración.
Eran fuertes, a pesar de su apariencia indisciplinada, y honorables, pero sobre
todo eran leales, una cualidad que apreciaba sobre todas las demás.
Miró atrás, orgulloso de su fiel montura. Su velocidad y su ligereza eran tales
que el vakhali no dejaba huellas tras sus pasos, por lo que era imposible que
ningún enemigo lo siguiera. Hasta ahora jamás habían tenido que preocuparse por
aquellas cuestiones, pero corrían tiempos difíciles. Brujas trashumantes
vagaban por los campos kalandryanos, los utsurianos amenazaban en las fronteras
y había cambios de reyes inesperados en los reinos vecinos… Todo era posible,
así que prefería proteger su retaguardia.
La noche se le echaba encima, pero estaba decidido a continuar su marcha en la
oscuridad. Deseaba volar hasta alcanzar su formación. No tenía familia que lo
aguardara, sus padres murieron siendo él un niño aquejados por unas extrañas fiebres
y la fortuna no le otorgó el privilegio de contar con hermanos que lo
acompañaran en su deambular por la vida.
Se incorporó a la Guardia del Témpano cuando apenas
acababa de abandonar la infancia. Rívul
tuvo una juventud más bien agria. Sin padres que lo controlaran y sin hermanos
que lo frenaran, fue un joven soberbio, engreído y peleón. Se sentía superior a
todos y sólo se sometía a las órdenes del capitán, siempre y cuando las
considerara correctas. La disciplina no era su fuerte, hasta que un día se negó
a obedecer una directriz de Hárendal, empeñado en que conocía mejor que nadie
las sendas, y cayó por un precipicio. Durante unos breves instantes lo dio todo
por perdido, pero el heredero kalandryano no lo dudó y se lanzó al vacío tras
él. Sus compañeros lo imitaron logrando entre todos hacer una cadena humana que
evitó que terminara sus días con los huesos y la cabeza rotos por las duras
rocas del acantilado nevado. Entonces comprendió que se debía a aquellos
hombres.
Su carácter no se endulzó por arte de magia ni la
disciplina se le inculcó en apenas un instante. Tardó tiempo en aceptar todas
las órdenes y en comprender que sólo tenía una vida, y que debía afrontarla con
valentía y alegría, como sus hermanos.
Por eso se sentía como un traidor al estar tan lejos
de ellos en un momento tan crucial. Le habían contado la espectacular marcha de
la Ciudad de los Espejos y se odió
por no haber participado en ella, pero debía obedecer órdenes. Además, gracias
a él la comitiva myrthyana seguía sana y salva, como Bágrok deseaba.
Pero ahora debía avanzar rápido para alcanzar su destino, que estaba en
aquellas montañas, luchando por su reino y por sus hermanos de armas.
Las últimas luces del día se despidieron con un abanico de magníficos colores que se reflejaban en el hielo para dejar paso a la más absoluta oscuridad. Ni siquiera eso lo detuvo. Avanzó esquivando ramas caídas y montículos de nieve. Sólo frenó el paso cuando el hielo se adueñó del camino. Su vakhali compartía su ansia por llegar con la Guardia del Témpano y se inquietaba cada vez que Rívul trataba de retenerle porque intuía algún peligro.
Las últimas luces del día se despidieron con un abanico de magníficos colores que se reflejaban en el hielo para dejar paso a la más absoluta oscuridad. Ni siquiera eso lo detuvo. Avanzó esquivando ramas caídas y montículos de nieve. Sólo frenó el paso cuando el hielo se adueñó del camino. Su vakhali compartía su ansia por llegar con la Guardia del Témpano y se inquietaba cada vez que Rívul trataba de retenerle porque intuía algún peligro.
Comieron mientras cabalgaban y bebieron el agua de la lluvia. No se detuvieron
hasta que contemplaron a lo lejos la impresionante formación de la Guardia del
Témpano. Los dorados y plateados de sus corazas refulgían como si de estrellas
se tratase. Rívul sonrió satisfecho.
Estaba donde deseaba estar, aunque el camino que seguía lo guiara hasta la
muerte.
Un relato fantástico y que sirve para conocer un poco más a este personaje de la saga. Enhorabuena. Saludos
ResponderEliminarGracias, Fernando.
EliminarUn saludo
Que fácil sería todo si fuéramos capaces de afrontar el destino con esa valentía
ResponderEliminarUn beso :-*
Totalmente de acuerdo contigo.
EliminarGracias por pasarte.
Un beso
Una historia fantástica! Me encanta cómo das relevancia a los personajes secundarios en tus relatos.
ResponderEliminarBueno, esa es la idea de este blog, Mar, y de momento funciona bien. Esperemos que siga.
EliminarUn saludo
nueva dosis de maestría con la pluma para acercarnos unpoco mas al reino de las nieves y a sus gentes.
ResponderEliminarme muero por saber como termina este enfrentamiento con los utsurianos.
saludos!!!
Terminará como imaginas, Carlos, aunque tendrás que esperar aún un poco para saber más de esta historia.
EliminarUn saludo
Espero poder descubrir lo sucedido cuando publiques mas libros porque de lo contrario seria muy cruel por tu parte.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Que no te quepa la menor duda, Salva.
EliminarNingún misterio quedará sin resolver.
Un saludo
Grande Miguel!
ResponderEliminarChulísimo e intrigante. Gracias
Gracias a ti, Marga, por pasarte y leerlo.
EliminarUn saludo
Otra vez me dejas reventando por saber que va a suceder
ResponderEliminarMuy bueno
Lo sabrás, Francisco, que no te quepa duda.
EliminarUn saludo
ResponderEliminar¡Me has dejado sin palabras! El final me encanta, ya cuando leí el libro me gustó este personaje. Enhorabuena Miguel, espero ansiosa el próximo relato.
Un beso
¡Saludos!
Muchísimas gracias, Alexia.
EliminarUn beso
Muy bueno tu texto amigo, como siempre nos llevas en alas de imaginación :)
ResponderEliminarSaludos
No tan bueno como la alegríoa de tenerte por aquí una semana más, Hammer.
EliminarUn saludo
Estupenda historia Miguel. Siempre me dejas con ganas de seguir leyendo ^_^
ResponderEliminarBesitos.
Esa es la idea, Juana ;)
EliminarUn beso y gracias por pasarte
Una historia estupenda que me ha hecho imaginar la escena y desear con más fuerza que el libro segundo salga pronto. Besos
ResponderEliminarGracias, Lorena.
EliminarUn beso
Alucinante!!!!
ResponderEliminarMe encanta todo lo que tenga que ver con la guardia del témpano. Me impactó mucho esa salida de la ciudad de los cristales cantando y en formación a lomos de sus vakalis *_*
Muchos besos!!
Sin duda, Teresa, es una de las escenas que más comentan los seguidores del libro.
EliminarUn beso
Nunca deja de sorprenderme el poder de imaginación que tienes. Lo mismo escribes un relato místico, que uno de aventuras, que uno de combates o una canción digna del mejor de los juglares. Cada día disfruto más leyéndote.
ResponderEliminarUn beso
Comentarios como el tuyo, Elena, son los que me inyectan fuerzas para seguir adelante.
EliminarMuchas gracias.
Un beso
Me imagino a todo ese ejercito montado sobre los vakhalis y es alucinante. Lo siento pero no me conformo con los libros, quiero ver las películas, jejeje.
ResponderEliminarSaludos
Anda, y yo ;)
EliminarGracias por pasarte y dejar tu comentario.
Un saludo
Un relato genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Raven.
EliminarSiempre es un placer verte por aquí.
Un abrazo
por favor dime que va a haber continuación.no me puedo quedar sin saber que va a pasar ahora :)
ResponderEliminarLa habrá, Mariam, pero en los libros ;)
EliminarUn saludo
Una semana más me quito el sombrero ante un relato estupendo.
ResponderEliminarFelicdades.
Un abrazo
Una semana más me alegra verte por aquí, Débora.
EliminarUn abrazo
Me ha gustado mucho, Miguel, está escrito con mucho arte y además te ayuda a saber algo más de este reino y sus personajes. Besos ^^
ResponderEliminarMil gracias por tus palabras, Valen.
EliminarUn beso
Ya conocía Kalandrya y me encanta.
ResponderEliminarMe ha gustado el reino blanco, poblado de bestias que viven en la nieve.
Como siempre... deseando conocer más.
besos
Si me guardas el secreto, Laura, te diré que también es de mis reinos favoritos.
EliminarUn beso
Gran relato!!!!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Scooby.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Me ha gustado. Rápido y directo. Enhorabuena
ResponderEliminarGracias, Mari Cruz.
EliminarUn saludo