El mar golpea las rocas
una y otra vez, con la insistencia que mana de la desesperación de los que han
perdido todo lo que aman, como yo. Nada me queda, por nada merece la pena
continuar mi camino y, sin embargo, aquí me hallo, enfrentándome al océano, que
se empeña en destruir el último bastión de piedra natural que me protege.
He llegado a las fronteras marinas de Sylvilia arrastrándome por caminos de
tierra y barro, escalando empinadas montañas nevadas, nadando por embravecidos
ríos y turbulentos arroyos. He cruzado bosques encantados, agujeros sin final y
enfrentado a temibles nigromantes sin que mi pulso se alterara. El miedo no
forma parte de mi vocabulario, pero, ahora que todo acaba, una terrible desazón
me acongoja.
La certeza de que he errado en muchas de mis decisiones
es una daga que atraviesa mi vientre destrozando mis entrañas. Por primera vez
dudo de las certezas que me han acompañado durante toda mi existencia. Muchos
pensarán que he huido, cuando la realidad es que me enfrento a la peor
encrucijada que he encarado.
Soy la mejor guerrera utsuriana, sin falsas modestias. No
tengo porque ocultarlo, ni negarlo. Desde la cuna me prepararon para el
sufrimiento y el dolor. Mientras otros bebés aprendían a caminar entre besos y
abrazos, a mí me golpeaban con una vara en brazos y piernas para que enfrentara
mis temores y me levantara. Si lloraba, me dejaban sola en la lobera durante
noches enteras. Si pedía comida, no me alimentaban durante una semana. Jamás
tuve una muñeca, salvo que los maniquíes a los que atravesaba con mi espada se
consideraran como tal. Nadie me hizo la menor carantoña, así que aprendí a
rehuirlas cuando crecí. Tampoco tuve amigos. Los guerreros somos solitarios, es
la mejor forma de enfrentar la muerte.
Crecí con un solo código; mi vida no vale más que lo que
estoy dispuesta a luchar por Utsuria.
Mi reino negro era todo lo que tenía. Defenderlo de los enemigos que querían
destruirlo era mi destino y todos deseaban acabar con él en Mundo Conocido, así que tenía cuantos
adversarios deseaba. Al menos eso es lo que me enseñaron.
Pero todo cambió cuando me enviaron al Palacio de la Laguna. Mi rey quería que
lo desvelara todo, que acabara con el Suliadán,
y partí dispuesta a hacerlo. ¡Qué tremendo error!
Gulham me
desarmó sin armas. Me recibió con los brazos abiertos, deseoso de conocerme. En
aquel Palacio no había cerraduras, todas las habitaciones estaban abiertas para
quien deseara entrar. Las trampas eran impensables, al igual que los gritos o
cualquier tipo de tortura. El Suliadán
tenía el don de la palabra y del conocimiento y estaba deseoso de transmitirlo
a todo el que deseara escucharlo. Me habló de los cinco reinos que no conocía,
de sus bellezas naturales, de la bondad de algunas de sus gentes, de la magia
que protege los bosques y los ríos, de los señores del viento, de la magnífica
nieve kalandryana, de las llanuras desiertas de Vharane, de las sirenas de las mil islas...
Pronto comprendí que aquello no era más que una treta
para alejarme de mi plan, ganarse mi confianza y evitar que lo destruyera. Así
que decidí matarlo cuanto antes. Una noche me levanté cuando todos dormían y
entré en su dormitorio. Nadie me lo impidió. No había guardias apostados en su
puerta ni vigilantes de ningún tipo. Gulham
me esperaba de pie frente a su lecho con el pecho descubierto. Me dijo que
estaba preparado para morir, que su vida había sido rica y fructífera y nada
tenía que temer, al contrario, deseaba abandonar Mundo Conocido porque odiaba lo que Utsuria estaba haciendo con él.
Al sumergirme en sus sinceros ojos comprendí que tenía
razón y huí. No tengo miedo a lo que mi rey pueda hacerme. Sé que ha dado orden
de que me maten por temor a lo que pueda contar. He escapado durante días y
días y he llegado a mi destino, del que sólo me separa este bastión de piedra
que el mar trata de destruir.
Tengo dos opciones; saltar o combatir por Gulham traicionando al reino que me vio
nacer… Y ya he tomado mi decisión.
Una forma fantástica de captar el sufrimiento de la guerrera. Es formidable. Me gustó muchísimo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias, Raven.
EliminarUn abrazo
Un relato fantástico en el que se puede oler el aroma del sufrimiento de un alma atormentada. Yo hubiera tomado la mimsa decisión. Muy buen texto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Valeria.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Buenos días Miguel
ResponderEliminarEs una historia muy buena e inspiradora. Un debate entre el bien y el mal en estado puro. Siempre es un placer leerte.
Saludos!!
El placer es mío por poder contar con lectores como tú, Toni.
EliminarUn saludo
De nuevo me sorprenden las descripciones de este relato, tanto de los lugares como de los sentimientos, realmente bien conseguidas.
ResponderEliminarHa sido fácil ponerse en la piel de la guerrera y compartir sus dudas.
Un abrazo.
Gracias, Débora.
EliminarUn abrazo
vivan esas mujeres guerreras!!!!!
ResponderEliminarme hubiera encantado vivir en mundo conocido, todas las mujeres que describes son mi tipo ideal :) :) :)
saludos!!!!
Se ve que te van las mujeres de caracter fuerte, Gabi ;)
EliminarUn saludo
Por lo que llevo leido de tus relatos, me encanta como tratas la figura de la mujer. Con valor, coraje, fidelidad, honor... como debe ser.
ResponderEliminarUn abrazo
Bea
Como debe ser...
EliminarGracias por pasarte, Bea.
Un abrazo
Bien escrito. haces que un manto oscuro caiga sobre el ánimo del lector contagiando la desazón que debe sentir la guerrera.
ResponderEliminarMe encanta la frase " El mar golpea las rocas una y otra vez con la insistencia que mana de la desesperación de los que han perdido todo lo que aman".
Besos.
Y a mí me encanta tu frase inicial de este comentario, Ana.
EliminarUn beso
Hola Miguel.
ResponderEliminarMe encanta este relato.
Veremos algún día un enfrentamiento entre esta guerrera y Marah?????
A mí me gustaría ^^
Besitos
¿Quién sabe, María?
EliminarTodo puede ocurrir en Mundo Conocido.
Un beso
otra guerrera a quien temer, esto se está convirtiendo en un matriarcado ;)
ResponderEliminarsaludos afectuosos
Bueno, las mujeres pueden llegar a ser armas perfectas, y si no que se lo pregunten a todos los que se enfrentaron a Marah en un último combate.
EliminarUn saludo
Excelente..!!!! Ha sido un placer leerte...Cuanta enseñanza..!
ResponderEliminarBesos y abrazos
Como siempre, el placer es mío por poder contar contigo, Martina, una semana más.
EliminarUn beso
Has sabido expresar la soledad y la frustración de la chica de una maravillosa manera.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso grande
Mil gracias, Eva.
EliminarUn beso
Es fantástico !!! Menudo dilema tiene esa guerrera....
ResponderEliminarQuiero leer todos tus relatos, uno por uno y disfrutarlos poco a poco; me servirán para hacer la espera hasta tu nueva entrega un poco menos dolorosa, jajaja !
Besos !
Como me alegra verte por aquí, Maribel.
EliminarPues ponte cómoda, porque son unos cuantos los que ya hay publicados ;)
Un beso
Fantastico relato, Besos
ResponderEliminarGracias, Mariam.
EliminarUn beso
el relato me ha gustado muchisimo, es uno de los mejores para mi gusto que has escrito hasta ahora
ResponderEliminarNo sabes cuánto me alegro.
EliminarUn saludo
Un claro ejemplo de la lucha por la superivencia de una mujer guerrera en un mundo hostil.
ResponderEliminarMuy buena historia.
Salu2
Gracias, Juan.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Un saludo
Buena Historia. Ya quisieran muchos hombres tener el valor de mujeres como la protagonista de este relato. Si nos dejaran a nosotras...
ResponderEliminar... otro gallo cantaría ;)
EliminarGracias por pasarte, Joanna.
Un saludo
Me pregunto si esta guerrera estará a la altura de Marah?????
ResponderEliminar^_^
Buena pregunta, Elena.
EliminarEn mi opinión, Marah es mucha Marah. Y no digo más...
Un saludo
para no llevar la contra a la mayoría diré que me encantó!!
ResponderEliminarBesos :*
Gracias, Marga.
EliminarMe alegra saberlo.
Un beso
Bonito texto. La narración tiene estilo y belleza en las palabras. No me gustaría estar en la piel de esa mujer. Difícil disyuntiva. Un beso!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Melisa.
EliminarUn beso
Guauuuuu, me ha encantado.
ResponderEliminarMuy bueno Miguel, es un relato magnífico.
Un saludo
Gracias, Fernando.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Interesante propuesta la de esta semana, una nueva guerrera. Tengo la sensación de que veremos, o mejor dicho leeremos, sobre un enfrentamiento de esta chica con Mara...me equivoco????? ;)
ResponderEliminarSaludos!!
Todo es posible, Salva. ;)
EliminarUn saludo
Que maravilla de relato! Siempre me encanta pasarme por tu blog, transmites mucho, casi haces pertenecer al lector al relato. Tienes mucho talento, Miguel.
ResponderEliminarBesos.
Me vas a sacar los colores, Sara.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un beso
Esto es dejarnos con la miel en los labios! Espero poder saber mas de esta guerrera en próximos relatos o en los libros! Un beso!
ResponderEliminarSeguramente que sabrás de ella, Belén.
EliminarGracias por pasarte.
Un beso
Espero que su decisión no sea tirarse por el acantilado. ¡Menuda trama estás montando! Estoy deseando saber qué pasa al final con el rey de Utsuria ¿Consigue su objetivo de matar a Gulham en algún momento? Vas a tener que hacer más relatos a la semana para satisfacer mi curiosidad.
ResponderEliminarUn beso
Ya me gustaría, Mar, pero me falta tiempo.
EliminarGracias por pasarte.
Espero poder resolver tus dudas más adelante.
Un beso
me ha encantado^^
ResponderEliminarYo quiero ser como esa guerrera :3
besos!
Todo es proponérselo, Rosa.
EliminarUn beso