Sonreí.
Adoraba los momentos previos a la batalla. Era entonces cuando más fuerte y
poderoso me sentía. Desconocía el temor y los nervios. Disfrutaba del instante
en el que el peso de la coraza oprimía mi pecho y la afilada hoja de la espada me
arañaba la mano. Una sensación de superioridad recorría mis entrañas cuando me
convencía de que los espíritus de la tempestad velarían por mi seguridad.
Aquel iba a ser un gran día. La
batalla se presentaba compleja e imposible. La muerte parecía la única capaz de
salir victoriosa de aquella llanura, pero eso no me asustaba. Carecía de
familia y los pocos amigos con los que contaba lucharían a mi lado. Si caían,
lo haríamos juntos.
Anhelaba un destino glorioso de sacrificio
y dolor para que mi recuerdo perdurara junto con el de todos los valientes
kalandryanos que estábamos dispuestos a morir en aquellas montañas.
La Guardia del Témpano tardaría al
menos una jornada más en llegar. Ellos serían capaces de vencer a aquellos
desgraciados, estaban adiestrados para triunfar y contaban con la inestimable
ayuda de sus vakhalis. Pero mientras llegaban, nuestra escasa guarnición era la
encargada de plantar cara a los utsurianos.
Lo que parecía una mera maniobra de
persuasión se transformó en un ataque en masa. Resistimos durante al menos dos
jornadas y debíamos hacerlo una más para que llegara la Guardia del Témpano. No
pretendíamos sobrevivir, sólo impedir que aquellos animales cruzaran las
montañas y destruyeran las aldeas cercanas. Su armamento y sus máquinas de
guerra eran terroríficos. Destruían a hombres y animales como si de muñecos de
trapo se tratara.Posiblemente fuera mi última batalla, pero estaba dispuesto a afrontarla con honor y valentía. A mi lado se colocaron mis compañeros de siempre, hombro con hombro. Todos sonreían altivos, animando a la muerte a que los llevara con ella.
La lucha no se hizo esperar. Los
utsurianos atacaron con todo su arsenal. A izquierda y derecha llovían flechas
de fuego que incendiaban todo lo que rozaban. Pude ver a uno de mis camaradas
arder encogido con una de esas saetas atravesándole el vientre. Sabíamos que el
valor sería nuestra principal arma, así que lo blandimos con pasión. Avanzamos
a pesar de la superioridad enemiga y, sin que los utsurianos pudieran creerlo,
alcanzamos su retaguardia. Durante horas atacamos a aquellos malnacidos. Rompí
brazos y piernas, abrí estómagos y atravesé corazones con mi espada. Mi cuerpo,
mi templo, también sufrió los envites enemigos. Con cada golpe descubría un
nuevo hueso y un nuevo músculo que se fortalecían con el dolor.
Vi caer a todos mis amigos y
compañeros, pero no me rendí. Sabía que la muerte me esperaba y estaba ansioso
por hallarla para alcanzar el destino de los héroes kalandryanos de los que
siempre hablaban las leyendas. Los bardos escribirían proezas sobre mis
acciones.
Cuando la noche se acercaba sentí un
fuerte golpe en la cabeza; el final había llegado…
Desperté dolorido y con una fuerte
resaca, como si hubiera pasado muchas jornadas saboreando la dulce hidromiel kalandryana.
¿Qué ocurría? Debía estar muerto, tenía que haber alcanzado mi destino
glorioso, pero en lugar de eso me hallaba en una cama caliente, tapado por unas
pieles de oso. Reconoció la estructura de aquella choza, seguía en Kalandrya,
sin lugar a dudas.
Me vestí con las ropas que encontré
y me cubrí los hombros con la piel. No tuve que andar mucho, ya que nada más
salir de aquel cuarto encontré a una joven de gran belleza que sonrió al verme.
— Has regresado del mundo de los
espíritus —me dijo.
— ¿Cómo he llegado hasta aquí?
— Mi nombre es Aijazsu. Te encontré en plena batalla, cubierto de sangre y con un
fuerte golpe en la cabeza. Como pude, te oculté en una cueva de las montañas
cercana al campo de lucha y esperé a que la noche cayera para sacarte de allí.
— ¿Qué hiciste qué? —pregunté
indignado.
— Llegué hasta allí en busca de mi
hermano. Es apenas un niño. Os siguió con la intención de ayudaros pero es
incapaz de sostener una espada. Lo encontré al poco de comenzar la lucha y nos
ocultamos juntos en una cueva. Entonces vi cómo te herían. Cuando el guerrero
utsuriano que te atacó iba a rematarte con su espada en el corazón, una flecha
le atravesó el suyo y cayó sobre ti, ocultándote del resto de enemigos.
Aproveché que nadie observaba y me acerqué hasta tu cuerpo moribundo,
arrastrándote hasta la cueva para protegerte.
Me arrodillé incrédulo. No podía
creer lo que estaba escuchando. Una muchacha me había robado el destino heroico
al que estaba llamado. La sangre fluyó ardiendo por mis venas y alcanzó mi
cabeza a la velocidad del rayo, obligándome a levantarme del suelo. Sin
pensarlo agarré a aquella joven por el cuello sin parar de gritar:
Hola.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante.
Saludos.
Gracias, Nacho.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un saludo
Me encanta este relato :-)) Soy fan de lo que yo llamo fantasía real, es decir, eso que aun siendo fantástico podría ocurrir. Muy bueno el final O_O
ResponderEliminarUn besazo.
Muchas gracias, Mari Cruz.
EliminarBueno, esperemos que éste en concreto nunca se haga realidad.
Un beso
Buenas noches Miguel!! Es una historia muy entretenida con un inesperado final. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegra mucho saber que te ha gustado.
EliminarUn abrazo
Ya puedo imaginar el anuncio en el periódico: "Heroe sin gloria mata a mujer por arrebatarle la gloria de su muerte"
ResponderEliminarLo siento, no pude evitar colgar el chiste.
Siempre es un grato placer pasear entre estas páginas.
Saludos templarios
El placer es mío por poder contar con tu presencia, aunque sea virtual, Richard.
EliminarUn saludo
me encanta :D
ResponderEliminarPues a mí me encanta que te encante ;)
EliminarUn saludo
XD A mí me ha parecido una historia muy divertida. Has sabido impregnar el ambiente de una trama de tensión y conflicto para luego darle ese giro que roza lo cómico cuando el soldado se da cuenta de que no ha muerto. Felicidades.
ResponderEliminarBesotessss!!!!!
Bueno, Rosa, no sé yo si la mujer que lo salva lo verá todo tan divertido ;)
EliminarGracias por pasarte y comentar.
Un beso
Lealtad, compañía, afecto, camaradería....cualidades inperturbables entre hombres de honor. ¿A quéin se le ocurre privarlo de la muerte en compañía de sus amigos? ^_^
ResponderEliminarUn beso
Eso digo yo, Melisa, ¿a quién? ;)
EliminarUn beso
Espectacular, para que decir más. La forma de contar la historia y el desenlace me encantan.
ResponderEliminarGracias, Toni.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Es un relato maravilloso.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Martina.
EliminarMaravilloso es tenerte por aquí una semana más.
Un beso
ANTE TODO QUISIERA FELICITARTE POR TU PÁGINA WEB Y POR EL LIBRO QUE HAS PUBLICADO.
ResponderEliminarME HA PARECIDO UN TRABAJO EXCELENTE Y DIGNO DE ADMIRACIÓN. UTILIZAS UN LENGUAJE CAPAZ DE ATRAPAR A ADULTOS Y A JÓVENES, CON UNA NARRACIÓN SENCILLA Y DIVERTIDA.
EL MUNDO QUE HAS CREADO ES APASIONANTE Y DEMUESTRA QUE TU IMAGINACIÓN NO TIENE LÍMITES.
SALUDOS DESDE ALGECIRAS DE UNA ADMIRADORA
Muchas gracias por tus palabras, Lorena, y bienvenida a Mundo Conocido.
EliminarEspero que te quedes mucho tiempo por aquí.
Un saludo
Es un relato delicioso con el que he disfrutado mucho porque de principio a fin te engancha, además me he sentido identificado en muchas de las excentridades del protagonista. Ese ego subido de tengo que ser un héroe por encima de todo y todos.
ResponderEliminarUn saludo ;)
Me alegro mucho de que te haya gustado, Narciso.
EliminarUn saludo
al principio reconozco que no lo entendí y que he tenido que leerlo dos veces para comprender el final. debe ser que estoy un poco disperso ultimamente ;)
ResponderEliminarBueno, lo importante es que al final lo has captado, Salva ;)
EliminarGracias por pasarte y comentar.
Un saludo
...excelente relato Miguel!
ResponderEliminarFelicidades y buena semana.
Un abrazo.
Gracias, Ana.
EliminarTambién te deseo una estupenda semana.
Un abrazo
Cada relato tuyo es una nueva experiencia y un sin fin de sensaciones agradables.
ResponderEliminar^^
Besotes!!!
¡Qué bonito, Joanna!
EliminarMuchas gracias.
Un beso
Demasiado buena para ser tan corta. Siempre me dejas con ganas de leer mas cuando entro a tu blog. Tengo curiosidad, ¿Al final la mata?
ResponderEliminarUn saludo
Pues no sabría decirte, Juan, estoy en una disyuntiva y no sé que hacer. ¿Tú que opinas? ;)
EliminarUn saludo
Ayyyy, que se nos ha puesto brabucón... Me da a mí que en el fondo va a estar encantado de haber sido salvado por una mujer. Un saludo!!!!
ResponderEliminar¡Quién sabe! Aunque yo creo que en su caso no se trata de brabuconería sino de auténtica desesperación. :)
EliminarUn saludo
Demasiado tiempo sin poder pasarme por aquí. Tengo que ponerme al día!!!
ResponderEliminarun abrazo enorme!
Me alegro de tenerte de nuevo por aquí. Espero que disfrutes con tu puesta al día.
EliminarUn abrazo
Pobre mujer, encima que lo salva :(
ResponderEliminarOjalá no apriete demasiado fuerte n _ n
Besos :)
No creo que llegue la sangre al río... No es culpa de ella pero a veces hay que dejar solo al que no desea ser salvado. ;)
EliminarBesos
Una historia inquietante de búsqueda de venganza. Una carga difícil de soportar con la que tendrá que convivir el resto de su existencia si la mata.
ResponderEliminarFelicidades por este relato.
Un abrazo.
Gracias. Es cierto que si la mata no habrá logrado nada, seguirá frustrado y, como dices, se sentirá culpable. No creo que llegue la sangre al río.
EliminarUn abrazo
¡Hola!
ResponderEliminarMe parece genial este relato, aunque me hubiera gustado mas si hubiera le dado un abrazo en vez de intentar ahogarla :)
Gracias por compartirlo
¡Un beso! ^^
Lo tendré en cuenta de cara a los próximos relatos, Susana.
EliminarUn beso
jeje, te has cargado el final que todos esperábamos en el que el se despierta y le agradece con un apasionado beso que le haya salvado la vida XD ¡¡saludos!!
ResponderEliminarYa sabes que no me gusta demasiado ser previsible. Jajaja.
EliminarSaludos
Muy bueno Miguel. Me he divertido leyéndolo. Besos!!!!!
ResponderEliminarMe alegro muchísimo.
EliminarBesos
Muy muy bueno. Supongo que si pregunto por el futuro de la mujer me remitirás al libro, así que no lo haré y esperaré impaciente.
ResponderEliminarMe vas conociendo, Luisa María... Jajaja. En el libro no se habla de esta dama, habrá que esperar al segundo...
EliminarUn saludo
Excelente relato, como siempre.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias.
EliminarUn saludo
Buen relato y libro ledio. He quedado prendada por el mundo que has creado y por tu talento al escribir. Espero que no tardes mucho en sacar el siguiente.
ResponderEliminarBesitos!!!!!!!
Muchas gracias, Laura. Me alegro muchísimo de que el libro te haya gustado, al igual que el mundo que sigo creando cada día. Ya estoy trabajando en el segundo, aunque la promoción del primero no me permite ir al ritmo que desaría, pero cumpliré mi palabra de que esté listo el próximo año.
EliminarBesitos
Un relato genial. Me encanta cómo dibujas al personaje masculino, cómo desea ser un héroe y cómo, a pesar de que le salvan la vida, se siente frustrado por no haber muerto en el campo de batalla.
ResponderEliminarUn besote.
Muchísimas gracias, Mar. Me alegro de que te haya gustado y de que hayas sabido captar la esencia de la historia.
EliminarUn beso
jejejeje, muy acertado el final....
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡¡¡saludos!!!!!!
Muchas gracias...
EliminarSaludos
Siempre me sorprendes con los finales de tus historias y eso hace que cada semana que pasa esté más enganchada a tu mundo conocido.
ResponderEliminarEs un placer, María. Intento que mis finales sean atractivos para que podáis disfrutar de ellos.
EliminarUn saludo