El ciclo solar superior
había llegado y las grandes nevadas pronto caerían sobre el Valle de las tres D.
Los kalandryanos llaman así a esta depresión del terreno, situada en el norte
del reino blanco, porque en ella convergen tres ríos hermanos de cursos
paralelos, el Dántar, el Dátarie y el Dáltarie. Los tres arroyos permanecen congelados durante la mayor parte
del año y sólo durante algunas semanas del ciclo solar inferior dejan correr
salvajes sus aguas cristalinas.
Shimurt es un
rudo y afable pastor de ovejas que vive con su mujer en una cabaña cercana al
río Dántar. Dedica su vida al cuidado de su rebaño,
principal fuente de alimento y subsistencia de su familia. Tiene dos hijos que
abandonaron hace tiempo el hogar familiar. Ambos ingresaron en la Guardia del Témpano y ahora son bravos
guerreros al servicio de Kalandrya. A
Shimurt le agrada sentarse al
atardecer sobre una vieja mecedora en el porche de su cabaña y recordar la
infancia de sus hijos y cómo les mostró el camino que los ha llevado a
convertirse en quienes son. Desde que ingresaron en la Guardia, frecuentan en pocas ocasiones el hogar de sus padres. Al
fornido ganadero no le molesta, ¡claro que les gustaría verlos más a menudo!,
pero sabe que deben permanecer en sus cuarteles, siempre alerta, dispuestos a
partir de inmediato para defender, si fuera necesario, al pueblo kalandryano.
Dos semanas atrás sorprendieron a sus progenitores,
asomando de improviso por la puerta de la cabaña. Su madre se abrazó a sus
cuellos y por los espíritus del viento que Shimurt
no podía separarla de sus hijos. Mientras la sonriente esposa preparaba un
guiso, los tres hombres pasearon por la ribera del río Dántar. Sus dos enormes vakhalis
los seguían de cerca, siempre atentos a los pasos de sus jinetes. Shimurt nunca se acostumbraría a la
presencia de tan imponentes bestias. El pastor de ovejas suele imaginar a sus
dos vástagos a lomos de sus felinas monturas desafiando peligros y combatiendo
monstruos que sólo cobran vida en las odas y leyendas. Conocía bien a sus descendientes
por lo que sabía que aquella visita no era de cortesía.
-¿Qué ocurre?-, preguntó el
ganadero.
-Nada, ¿por qué lo preguntas, padre?-,
dijo el mayor de sus hijos.
-Porque vuestras caras reflejan la misma
preocupación de cuando erais pequeños y acababais de hacer alguna trastada.
Los tres hombres comenzaron a reír
recordando algunas de las travesuras de cuando eran niños. Como aquella en la
que dejaron abierta la barrera de uno de los cercados y más de cien ovejas
salieron en estampida quedando atrapadas en la nieve, que había acumulado un
espesor de más de tres pies. Shimurt
tuvo que cogerlas en brazos una a una para volver a introducirlas en el corral.
-No, en serio, ¿va todo bien?-,
volvió a indagar el intranquilo padre.
-Mañana partimos en dirección a los Montes Sima. El ejército utsuriano ha
concentrado en la frontera un poderoso contingente de hombres y armas de asalto
y nos han movilizado a toda la Guardia
del Témpano. Esta información es secreta y el resto de nuestros hermanos de
armas aún no la conoce. Escuché una conversación entre el jefe del clan Hasphid y un emisario llegado de la Ciudad de los Cristales. Partimos esta
misma noche-, dijo uno de sus hijos.
Shimurt
caminaba con las manos en la espalda y la cabeza agachada. Sus botas se iban
hundiendo en la nieve con cada una de sus pisadas. Tras unos instantes de
reflexión se detuvo, alzó la mirada y dijo:
-Defended a nuestro pueblo como ya
habéis hecho en otras ocasiones y volved sanos y salvos. Los únicos que deben
sentir miedo son los soldados del ejército de Utsuria por tener que enfrentarse a vosotros.
Los tres se abrazaron en un empuje de
virilidad que acabó con sus cuerpos revolcados por la nieve. El eco de sus
risas resonó en todo el valle. Al regresar, Shimurt
les pidió a sus hijos que no contaran nada de su misión a su madre. Tras
degustar el exquisito potaje, los dos jóvenes se despidieron y se marcharon a
lomos de sus vakhalis sin mirar
atrás, como les había pedido su padre que hicieran.
En el pórtico de la cabaña, sentado
en una vieja mecedora, Shimurt
observaba consternado como las siluetas de sus hijos se desvanecían antes de
llegar a la ladera de las Montañas del
Abismo. El rudo y afable pastor supo en ese instante que aquella sería la
última vez que los vería con vida…
De un padre como ese, sólo podían nacer dos hijos como lo suyos. Me encanta la historia. La fuerza del progenitor y la de sus vástagos, la forma en que has plasmado el amor paterno es fantástica. Enhorabuena! Y, por cierto, ¿a qué batalla van?....
ResponderEliminarGracias, Mar. Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarPues van a la batalla de... Ya sabes que no desvelo nada de lo acontecido en las novelas ;)
Un beso
uffffff muy buena y muy triste.
ResponderEliminarestá genial. felicidades
saludos
Gracias, Carlos.
EliminarEs un placer verte una semana más por aquí.
Un saludo
No me gusta, me encanta ^_^
ResponderEliminarBesos
Y a mí me encanta que te encante, Elena.
EliminarUn beso
Bella y fraternal historia de trágico y amargo final escrita con pinceladas de magistralidad. He quedado muy complacido con su lectura
ResponderEliminarSaludos templarios
Y yo más complacido aún de saber que te ha gustado, Richard.
EliminarUn saludo
Como siempre, ha merecido la pena quedarse despierta. Me gusta saber que soy de las primeras en leerte cada semana.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte
Bueno, me tranquiliza saber que el esfuerzo merece la pena, Débora.
EliminarUn beso y gracias por seguir por aquí.
Me ha dado mucha penita :(
ResponderEliminarEstá muy bien escrito y me ha conmovido mucho leerlo. Enhorabuena una vez mas.
Sí, reconozco que el final es de los que deja un poco tristón.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Me encanta ese regreso al pasado para dar más fuerza a la despedida y el enfoque de familia unida y padre orgulloso de sus hijos.
ResponderEliminarBesotes
Gracias, Laura.
EliminarAl fin y al cabo, ¿qué padre no se siente orgulloso de sus hijos, aunque no siempre lo demuestre?
Un beso
Una historia preciosas. Te deseo una feliz semana.
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarFeliz semana para ti también.
Un saludo
Difícil situación la de Shimurt que debe mantener la entereza ante sus hijos ocultando su dolor y proteger a su vez a su esposa ocultandole la verdad. Nadie dijo que ser padre fuera fácil. Una historia muy fraternal y entrañable, aunque me ha dejado un pco tristona.
ResponderEliminarCreeme, en eso te doy la razón. Ser padre no es nada fácil. No existe ningún manual que te enseñe cómo obrar correctamente con tus hijos.
EliminarUn abrazo
Buena historia, bien escrita y correctamente narrada. Te seguimos.
ResponderEliminarUn saludo
Me alegro que os haya gustado.
EliminarMuchas gracias por vuetro comentario y por seguirme.
Un saludo
Ay... pobre hombre. Cuanto sufrimiento interno.
ResponderEliminarMe ha encantado lo del valle de las tres D y los nombres de los rios.
Un besote!!! ^^
No creas que es fácil lo de los nombres. Me llevo varios meses elaborar un listado con cientos de ellos inéditos.
EliminarUn beso
Realmente bonito. Me ha encantado. Escribes realmente bien. La fuerza, la serenidad y la aceptación de que esa noche será la última que vea a sus hijos... Realmente desgarrador. Lo siento pero no he podido evitar que alguna lagrimilla haya caído. Muy buen relato.
ResponderEliminarBesos.
Muchísimas gracias, Cristina.
EliminarMe alegra mucho verte por aquí y saber que te ha gustado lo que has leido.
Un beso
Buenas tardes Miguel.
ResponderEliminarVeo que te has animado en el mundo de la literatura. He leído esta entrada y me parece fascinante, además, coincide con que la semana pasada tuve una bronca monumental con mi padre (y no por mí, sino por él que vino detrás mía para buscarme la boca hasta que exploté... A lágrimas vivas). Me ha fascinado la trama, aunque he de reconocer que también es muy triste, el adiós a cualquier ser querido no es fácil, pero a veces, es la mejor opción para que las cosas vayan a mejor. Enhorabuena por el escrito. Y nada, decirte que aquí tienes a una lectora para lo que necesites.
Antes de marcharme, si me lo permites, me encantaría compartir contigo mi blog de literatura optimista "Positiva Dimensión" y de "Tomb Raider Spain", quizás te aporten cosas constructivas; puedes acceder a ellas haciendo clic en mi nombre de usuaria, pero aquí te dejo la dirección por si las moscas:
www.positivadimension.com
www.tombraiderspain.com
Un cordial saludo desde el Sur de España, y muchísima suerte en todo lo que hagas. Recuerdo que hay objetivos imposibles, sino mentes perezosas. Espero que pronto nos deslumbres con una nueva entrada.
Fdo: M.
Hola, Melodie.
EliminarEs un placer tenerte por aquí y no sabes lo que me agrada saber que te ha gustado lo que has leido. Espero que el enfado con tu padre no durara mucho y todo haya vuelto a la normalidad.
Ya me he pasado por tus blogs y por supuesto los sigo para estar al día de las entradas que vayas publicando.
Un abrazo
jooooooo, me has dejado chafada del todo!! :(
ResponderEliminarPero eso no quiere decir que no me haya encantado :)
besos y abrazos
Bueno, acepto lo de chafada si el resultado final es que te ha gustado el relato ;)
EliminarGracias, Alexia.
Un beso
esa foto de las pisadas en la nieve es una pasada. muy buena historia y muy bien escrita
ResponderEliminarsalu2
Así es, Juan. La foto es impresionante, como todo lo que hace nuestro fotógrafo. Te dejo el enlace de su blog para que puedas echar un vistazo a las maravillas que retrata con su cámara.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario
http://elblogdenerioazul.blogspot.com.es/
BRAVÍSIMOOOOOOO!!!!!!!!
ResponderEliminar¿Eso es que te ha gustado, no? :)
EliminarGracias, Joanna
Un abrazo
Pobre hombre. No me gustaría estar en su lugar. Indescriptible lo que debió sentir en el momento de la despedida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo y sigue así
Gracias, Mari Cruz.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Intentaré seguir así.
Un abrazo
Miguel es una entrada preciosa.Siempre es agradable leerte.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Magali.
EliminarReconforta mucho leer este tipo de comentarios.
Un beso
Con muy pocas palabras has conseguido que me meta de lleno en la piel de ese padre sufriendo por sus hijos en silencio y en el entorno nevado que rodea su cabaña. Muy buena historia :]
ResponderEliminarSALUDOS
Gracias, Verónica.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Muy buena entrada sr escritor. he disfrutado mucho leyendola
ResponderEliminarun saludo
Gracias, Belén.
EliminarSiempre es un placer tenerte por aquí comentando mis relatos.
Un saludo
No está mal pero hecho de menos uno de esos de sangre y vísceras que me gustan a mi.
ResponderEliminarSaludossssssss
Ya me lo imagino, Nacho.
EliminarNo te pierdas el de la semana que viene. Te gustrá ;)
Un saludo
Hola, Miguel, veo que sigues con tu fascinante historia.Tu forma de narrar es amena.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Fanny.
EliminarSí, por aquí seguimos. Que no sea por falta de ganas.
Un saludo y gracias por pasarte.
Que tal Miguel???
ResponderEliminarUna historia muy bonita. Felicidades, escribes muy bien
Un abrazo
Gracias, Valeria.
EliminarMe alegra que te guste mi forma de escribir.
Un abrazo
¡¡Que historia mas bonita!! Para mi gusto este es uno de los mejores relatos que has escrito. Es flipante.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias, Narciso.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un abrazo
Vaya Miki, es muy triste y realista, pues las despedidas de padres e hijos hoy en día también se dan (por ejemplo cuando los hijos se van a trabjar al extranjero y no vuelven en varios años). Hay cosas que son atemporales y lo que me gusta de tus relatos es que, aunque me los imagino en un tiempo remoto, las situaciones que narras podrían asemejarse a historias que nos pueden pasar a nosotros mismos en la actualidad. Enhorabuenaaa!
ResponderEliminarPor cierto como has visto, ningún problema me da ya para subir comentarios.
Gracias por tus palabras, Sira.
EliminarCuando escribo un relato, por lo general, lo hago pensando en hechos, circunstancias o acontecimientos reales para después acoplarlos a mi mundo fantástico. De esta manera a la mayor parte de los relatos se le puede sacar un pensamiento positivo.
Un beso
Buen relato. Estoy deseando leer el siguiente
ResponderEliminarSaludos!!!!!!!
Gracias, Scooby.
EliminarEn pocas horas tienes el próximo a tu disposición.
Un saludo
Hola!!
ResponderEliminarLei este relato cuando lo subiste el domingo pasado y me gusto. Con esta reseña creo que tocas un tema muy sensible que hace pararse a pensar en lo absurdo de muchas discusiones enyre padres e hijos.
Besos
Gracias, Ana.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
No sólo las discusiones entre padres e hijos son absurdas. También las que se entablan entre hermanos, amigos, y en general cualquier tipo de disputa, carecen de sentido.
Un beso