Como cada mañana, Leunijam se levantaba antes que nadie y salía de casa en dirección a los acantilados situados junto al Glaciar de los Destellos. Repetía la misma acción todos los días como parte de su entrenamiento para, llegado el momento, superar las diferentes pruebas que lo llevarían a ser admitido en la Guardia del Témpano. Desde niño ese había sido su sueño. Quería ser un poderoso guerrero como lo fueron su padre y su abuelo. En su familia todos los varones habían pertenecido a la unidad de luchadores más temida y respetada de Kalandrya y de Mundo Conocido, y él no sería menos. Ahora, con diecisiete años, su entrenamiento estaba a punto de ser completado y, antes de que llegaran las grandes nevadas del ciclo solar superior, afrontaría la última de las pruebas, salir en busca de un vakhali que lo acompañaría fiel el resto su vida.
Perdido en esos pensamientos llegó a los peligrosos acantilados y comenzó a descender sujetándose con manos y piernas a los helados y afilados riscos. Abajo, el hielo del glaciar brillaba como si cientos de pequeños cristales hubieran sido esparcidos por su superficie. Su color azulado cautivaba la vista haciendo que fuera difícil apartar la mirada de tan magna extensión. Cualquier habitante de los otros reinos se negaría a descender por tan abrupto y peligroso lugar, pero no un kalandryano, un velisdam, un joven valeroso llamado Leunijam.
Cuando estaba cerca de pisar la lengua de hielo, Leunijam observó a su derecha, en una gran roca que se erigía sobre la superficie del gélido mar, una silueta que parecía inmóvil. El joven se sorprendió, pues nunca se había encontrado con ningún humano en aquella zona de Kalandrya y, además, era extremadamente peligroso acceder al lugar dónde se encontraba. Leunijam no se lo pensó dos veces y se dirigió hacia la roca sobre las frías aguas del mar kalandryano. Saltó y trepó con la agilidad de un vakhali por escollos y peñascos resbaladizos hasta llegar a lo alto del risco. Una vez allí contempló con asombro que había un niño sentado sobre las rocas mirando hacia la inmensidad del océano. Aturdido por la sorpresa, Leunijam se acercó hasta el muchacho y le dijo:
- Chico, ¿te encuentras bien? ¿Qué haces aquí solo?
El niño miró a Leunijam con unos penetrantes ojos verdes y le sonrió. Aquella sonrisa iluminó un rostro que contagiaba tranquilidad. Su flequillo rubio se movía suavemente empujado por la brisa marina y sus manos permanecían unidas apoyadas sobre sus piernas cruzadas. No tendría más de seis o siete años. Después de observar a Leunijam sin decir nada, volvió a girar la vista en dirección al mar.
El intrépido y aturdido joven preguntó de nuevo:
- ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿A qué clan perteneces?
- No pertenezco a ningún clan. Sólo el viento es mi señor pues él me permite disfrutar de estos momentos de paz. Kalandrya es mi tierra y a impregnarme de su belleza he encomendado mi existencia. Velo por su conservación y por la armonía y bienestar de las gentes que la pueblan. Yo soy aquel a quién tú rezas-.
Leunijam permaneció en silencio. Luego se levantó contrariado y sin decir nada se alejó de aquel muchacho. En sus palabras percibió una sabiduría que nunca antes había sentido. Su voz sonaba melódica y parecía llegar antes al interior de su cabeza que a sus oídos. ¿Quién era aquel niño? ¿De dónde salió y qué había de cierto en las palabras que pronunció?
Al llegar a Velisdia, Leunijam fue directo a la cabaña dónde residía el hechicero de su clan. Allí le contó al sabio su encuentro con aquel muchacho y le repitió todas y cada una de las palabras que le había dicho. Tras escucharlo con atención, el mago se acarició su blanca y fina barba e invitó a Leunijam a sentarse junto a él.
- Interesante historia la que me traes, joven Leunijam-, pronunció el anciano. - Permíteme relatarte unos hechos que tuvieron lugar antes de que estas tierras fueran pobladas por nuestro clan. Estoy seguro de que ayudarán a apaciguar tu perturbado entendimiento.
Nashumo era un niño que perdió a su madre al llegar al mundo. Su padre falleció también a los pocos meses de su nacimiento en una expedición de caza, así que el pequeño fue criado por los habitantes de su aldea. Todos lo querían y lo cuidaban como si de un hijo propio se tratara. El retoño fue creciendo y se convirtió en un niño amable, cortés y educado. A su corta edad siempre estaba dispuesto a ayudar en todo aquello que sus diminutas manos pudieran hacer. Sin duda era un ser maravilloso que gozaba del cariño y la estima de todos. El día que cumplía seis años, Nashumo marchó con unos amigos a jugar cerca de los acantilados del Glaciar de los Destellos. Según cuentan quienes con él se encontraban, una ráfaga de viento empujó al pequeño hasta el borde del precipicio. Cuando parecía que el niño iba a caer al vacío, la corriente de aire cesó y Nashumo se sujetó a una cornisa a punto de precipitarse contra la superficie del glaciar. Al parecer su cara no reflejaba miedo, sino paz, justo en el momento que soltó sus manos y comenzó una caída que se hizo interminable para los muchachos que jugaban con él. Éstos cuentan que antes de que su cuerpo rozara el frío hielo, un torbellino azul surgió de la nada y lo envolvió alejándolo de allí y haciéndolo desaparecer.
Los habitantes de la aldea nunca dieron credibilidad a esta versión y durante días buscaron sin éxito por el glaciar a Nashumo. Nunca más supieron de él, pero aseguran que, desde entonces, cada vez que el viento sopla, su figura se dibuja sobre los acantilados junto al Glaciar de los Destellos y que desde allí cuida y protege a todos los habitantes de estas tierras.
Leunijam escuchó en silencio
hasta que el hechicero acabó de hablar y entonces preguntó con voz
entrecortada:
- ¿Entonces es un espíritu del viento el niño con quién he hablado esta mañana?
- Pregúntaselo tú mismo-, contestó el mago con un gesto de complicidad en su rostro.
A la mañana siguiente, como todos los días, Leunijam salió temprano y puso rumbo a los acantilados. Esta vez su corazón latía apresuradamente impulsándolo a deslizarse más rápido entre las rocas. Al llegar, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al comprobar que no había ninguna silueta sobre la roca dónde ayer vio a aquel niño. Aun así, y estando seguro de que todo lo vivido el día anterior había sido fruto de su imaginación, descendió hasta el mismo lugar en el que creyó encontrarse con un espíritu del viento. Se asomó al vacío y contempló por unos instantes la mar enfurecida. De repente, una leve brisa acarició su rostro y al mirar a su lado vislumbró a un niño de cabellos dorados y ojos verdes sentado sobre una roca.
Leunijam se acercó y se sentó junto a él mirando al mar. Tragó saliva con dificultad y con temor en sus palabras dijo:
- ¿Entonces es un espíritu del viento el niño con quién he hablado esta mañana?
- Pregúntaselo tú mismo-, contestó el mago con un gesto de complicidad en su rostro.
A la mañana siguiente, como todos los días, Leunijam salió temprano y puso rumbo a los acantilados. Esta vez su corazón latía apresuradamente impulsándolo a deslizarse más rápido entre las rocas. Al llegar, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al comprobar que no había ninguna silueta sobre la roca dónde ayer vio a aquel niño. Aun así, y estando seguro de que todo lo vivido el día anterior había sido fruto de su imaginación, descendió hasta el mismo lugar en el que creyó encontrarse con un espíritu del viento. Se asomó al vacío y contempló por unos instantes la mar enfurecida. De repente, una leve brisa acarició su rostro y al mirar a su lado vislumbró a un niño de cabellos dorados y ojos verdes sentado sobre una roca.
Leunijam se acercó y se sentó junto a él mirando al mar. Tragó saliva con dificultad y con temor en sus palabras dijo:
- ¿Nashumo?-
El
niño miró a Leunijam con esa sonrisa que
transmitía tranquilidad, se aproximó a él y apoyó su cabeza sobre el hombro del
guerrero. Ninguno dijo nada, sólo observaron el mar que ahora estaba en calma
porque el viento… el viento había dejado de soplar.
Relato
perteneciente al conjunto de cuentos y leyendas de Mundo Conocido recitados por
bardos y aedos.
Es muy bueno.No podía dejar de leer hasta que he llegado el final.
ResponderEliminarUn saludo
Me encanta saber que has estado expectante hasta el final. Espero que el mismo no te haya defraudado.
EliminarUn saludo
oooohhhhhh que preciosidad de cuento
ResponderEliminarGracias por publicar estas historias.
besos
Gracias a ti, Valeria, por leerlas. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn beso
Más un cuento que un relato ya que se puede sacar moraleja del mismo. Magistralmente escrito.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Narciso. Supongo que son muchas las conclusiones o moralejas que se pueden sacar de esta historia. A ver si un día me cuentas qué sacaste tú de ella.
EliminarUn saludo
Nice!!!!!!
ResponderEliminarThanks, Randy.
EliminarSee you soon
Que pasada derelato. Me ha gustado cantidad.
ResponderEliminarQue no pare la fiesta :::::)))))
Saludos
Yo me encargo de que no pare, Toni.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado el relato.
Un abrazo
Es precioso, me ha encantado ^^ La foto es alucinante y transmite el frío que debe hacer en el reino de Kalandria
ResponderEliminarUn beso
Gracias por tus palabras, Mari Cruz.
EliminarLa foto es muy buena. Para mí de las mejores que se han publicado hasta la fecha, y mira que es difícil porque todas son impresionantes.
Un beso
Un relato fantástico que mantiene el ritmo y el suspense de principio a fin. Te lo he dicho otras veces, pero merece la pena repetírtelo. Sabes casptar la atención del lector con pocas palabras y nos situas con mucha facilidad, usando descripciones detalladas y sencillas, en los diferentes paisajes donde se desarrollan los relatos.
ResponderEliminar¡Qué alegría da empezar así los lunes!
Un abrazo
Sin comentarios, Débora. Me dejas sin palabras.
EliminarMil gracias.
Un fuerte abrazo
Es un cuento asombroso en el que consigues que al leerlo saquemos ese niño que todos llevamos dentro y nos emocionemos con una historia conmovedora.
ResponderEliminarMuy muy muy bueno
Un saludo
Gracias por tus palabras. Me akegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn saludo
Me ha encantado, es perfecto^^
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Claudia.
EliminarViniendo de alguien que escribe tan bien como tú, el halago es mayor.
Un beso
Hace un rato estaba sentado en la orilla de la playa mirando al mar y pensando en este relato que acababa de leer cuando ha llegado un niño y se ha sentado a mi lado. Me he quedado mirándolo y le he dicho ¿Nasumo?..Si llega a sonreirme y poner la cabeza sobre mi hombro me cago vivo :-P jajaja un abrazo Sr escritor, eres un crack
ResponderEliminarJijijiji
EliminarGracias, Alberto.
EliminarPor cierto, ¿estás seguro de que no era Nashumo? ;)
Un abrazo
Una vez más me descubro ante ti. Te sigo desde hace tiempo, mucho antes de que empezaras esta aventura de tu primera novela, y por eso puedo decir con total seguridad que eres un pedazo de escritor. Ya quisieran muchos poder escribir historias como esta que has escrito.
ResponderEliminarMuchos besos
Gracias, Teresa.
EliminarEres una de las personas, que no tengo el placer de conocer, que más tiempo lleva siguiendo mi evolución como escritor. Espero poder agradecértelo en persona en algún momento.
Un beso
Chulísimo!!! Flipante!!!! Una pasada de relato!!!!
ResponderEliminarQue gusto da comprobar el énfasis con el que escribes este comentario. :)
EliminarUn saludo y muchas gracias
Miguel, es uno de los relatos mas increibles que he leido. Es precioso, emotivo, entrañable y además aporta esa dosis de misterio e incertidumbre que caracteriza tus obras.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias por tus palabras, Susana. De verdad que me alegra saber que te ha gustado.
EliminarUn beso
Me encanta el matiz mágico de el relato. Logras captar mi atención en la historia y dejarme con ganas de mucho más. Kalandrya me está cautivando. Enhorabuena!!
ResponderEliminarGracias, Mar.
EliminarSi todo sigue según lo previsto, en unos meses podrás disfrutar de Kalandrya en estado puro con el primero de los libros de la saga.
Un beso
que a mi me haya gustado un relato tuyo no es novedad, pero es que se lo he enseñado a un par de amigos que no habían leido nada tuyo y después de leerlo no han dejado de hacerte cumplidos como escritor.
ResponderEliminarun abrazo
Pues eso es estupendo, Salva. No sabes la alegría que me das. Por un lado por el hecho de promocionar este proyecto entre tus conocidos y por otro por el hecho de saber que les ha gustado lo que han podido leer.
EliminarMuchísimas gracias.
Un abrazo
Me ha tenido en tensión hasta la ultima palabra y cuando ha acabado me he quedado con ganas de mucho mas.Estoy deseando que salga el libro
ResponderEliminarUn saludo
Agradezco mucho tus palabras. Sigo trabajando y dedicando muchas horas a terminar el libro en el plazo que me marqué para ello. A ver si hay suerte y en pocos meses pudieras teenrlo entre tus manos.
EliminarUn saludo
Un cafelito tempranero en la terraza, la brisa del mediterraneo y una estupenda lectura. Que mas se puede pedir a unas vacaciones :)
ResponderEliminar¡Qué envidia más sana me provocas!, Nacho.
EliminarDisfruta mucho de tus vacaciones y gracias por acordarte de este blog y seguir leyéndome durante las mismas.
Un saludo
Un relato muy bonito. Tendrá continuación en el libro?
ResponderEliminarGracias, Melisa.
EliminarEn principio no. Este relato es parte de una leyenda y si aparece en los libros será recitada o cantada por algún bardo.
Un abrazo
Que sepas que voy a crear una plataforma que se va a llamar "queremos ya el libro en la calle" y estoy segura de que son cientos los que opinan como yo. He dicho ;-)
ResponderEliminaryo apoyo esa iniciativa
EliminarVale, vale, capto la indirecta y escribiré también por las noches. De hecho, desde este momento, dejo oficialmente de dormir ;)
EliminarGracias, Joanna (y Juan)
Encarnar a un ser divino en la figura de un niño y dotarlo de humanidad hasta hacerlo entrañable...ummmm..ummm..ummm.. Sí, me gusta amigo escribiente, has vuelto a acertar una semana más en una historia diferente pero no menos especial. Saludos templarios
ResponderEliminarGracias, sir Richard.
EliminarSiempre es un placer leer tus comentarios.
Un abrazo
está muy bien. me ha gustado mucho
ResponderEliminarsalu2
Gracias, Juan.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
Un saludo
Una de las cosas que más me gusta de ti es tu versatilidad al escribir, ya que igual escribes sobre batallas, sobre sentimientos, sobre amor, etc. Vamos, lo que se llama un escritor con recursos ;)
ResponderEliminarUn beso
Te agradezo mucho el comentario, Martina.
EliminarNo es la primera vez que me lo dicen. Supongo que ser versátil a la hora de escribir es un valor positivo que sin duda me permitirá ahondar en diferentes temáticas con garantías.
Un beso
Una nueva saga de fantasía a la vista. Que ilusión me hace. Ya tienes una nueva seguidora a la que le encanta lo que escribes y como te expresas con el uso perfecto de palabras sencillas y directas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Juana.
EliminarCada vez que llega alguien nuevo a este blog, a quine no tengo el gusto de conocer, y me dice que le gusta lo que ha leido y que va a seguir mis relatos, un escalofrío recorre mi cuerpo. Siempre termino diciendo lo mismo: mil gracias por acompañarme en esta aventura y espero no llegar a defraudate nunca.
Un abrazo
Yo quiero un Nashumo en mi vida ".." Me ha gustado mucho el relato. Ánimo y a seguir escribiendo. Un besito
ResponderEliminar¿Por lo tierno del personaje o por los poderes sobrenaturales que se le presuponen? ;)
EliminarGracias, Marga. Continúo con muchas ganas y, gracias a comentarios como el tuyo, con mucho ánimo.
Un beso
Hola Miguel!!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este relato. Es muy facil de leer y es cierto lo que comentan por ahí arriba de que te quedas con ganas de saber más.
besos
Gracias, Belén.
EliminarAgradezco mucho tus palabras y me alegra que te haya gustado.
Un beso
¡¡Qué chulo!! Me encanta el espíritu del viento, tiene muchísimas posibilidades, me ha encantado. Al final del todo, cuando el viento deja de soplar, el niño se va, ¿no?
ResponderEliminarPerdon por tardar mil años en leer ^^ estoy de vacaciones yujuuuu jaja
Ya empezaba a echarte de menos, Sonia, aunque si la excusa es estar de vacaciones estás perdonada ;)
EliminarMe alegro que te haya gustado y sí, cuando el viento deja de soplar el niño desaparece.
Un beso