Dos
mazorcas de maíz por un trozo de pan. Ese era el trato. Por mucho que intentó
convencer al joven panadero de que le cambiara la hogaza por una piel de oso, cuyo
valor era muy superior al estipulado, no hubo posible negociación ni regateo.
— Si quieres el pan, cambia tu piel
de oso por maíz a cualquiera de los comerciantes que hay fuera —decía una y
otra vez el artesano de la harina.
— Pero si te doy la piel de oso,
obtendrás muchísimas mazorcas a cambio y yo me ahorro tener que negociar —insistía
el guerrero, que estaba hambriento y ansiaba echarse un trozo de aquel sabroso
manjar a la boca.
Habían entrado en una discusión
redonda, en la que cada uno defendía su postura sin plantearse siquiera que el
otro tuviera algo de razón.
El guerrero utsuriano no estaba
acostumbrado a la justicia kalandryana. En su tierra existían las monedas y todos
trataban de engañar para cobrar un importe muy superior al justo. Sin embargo,
en aquella tierra helada se respetaba el valor de las cosas hasta extremos
insospechados. Nadie quería beneficiarse de los trueques, sólo obtener lo que
les correspondía. Si regateaban, era porque discrepaban de la calidad de las
pieles o de los productos, nunca porque trataran de engañar a sus vecinos.
Aquella justicia lo exasperaba.
Tampoco había podido comprar la lealtad del jefe del clan, a pesar de que le
prometió riquezas insospechadas y manjares que sus brutas fauces jamás habían
degustado. Se mostraban incorruptibles. Querían vivir tranquilos, era lo único
que les importaba.
Sus casas variaban de tamaño en
función del número de hijos, nunca de la posición social que ocupaban. Sus
ropas se confeccionaban con pieles, desde el más humilde campesino, hasta el
jefe del clan. Su máximo objetivo era estar en paz y disfrutar de la belleza de
aquellos paisajes nevados.
Para el guerrero, acostumbrado a la
sordidez, la envidia y la lucha de poderes utsuriana, aquella mojigatería le
resultaba insoportable. Debía abandonar aquellas tierras lo antes posible para
continuar su camino y cumplir con su misión, o tanta bondad le iba a devorar
las entrañas. Así que, sin dudarlo, sacó su espada, cortó el cuello a aquel
estúpido panadero y se llevó las hogazas que tanto ansiaba.
Al salir, limpió la afilada hoja de
su acero y sonrió satisfecho, observando como la sangre del justo kalandryano
alcanzaba el portal de su hogar.
— Tenías que haber aceptado mi
oferta —pensó…
Una historia increible llena de intriga y con un aire dramático que la hace sufrible. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso
Me alegra saberlo, ainhoa.
EliminarUn beso
Buenas noches Miguel, el relato es una maravilla,todo está perfectamente enlazado a una continuación, supongo que ya en el segundo libro. Deseando estoy de leerlo.
ResponderEliminarEres un escritor fantástico.
Un abrazo
Digamos que es una manera de conocer un poco más sobre la cultura utsuriana, Débora.
EliminarUn abrazo
realmente genial! ^^.
ResponderEliminarsigue así, que estaré aquí para leer todo lo que escribas! ^^
Y yo que te estaré mil veces agradecido, María.
EliminarUn saludo
Esta historia debe continuar, se ha quedado muy emocionante :]
ResponderEliminarBESOS!!!!!!!!!!
Lo hará, Elena, o quizás no... ;)
EliminarUn beso
Una entrada impresionante!! me gustó muucho!!!! ^^
ResponderEliminarUn beso! ;)
Muchísimas gracias.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Está muy bien escrita y es fácil de leer.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo
Narcy
Gracias, Narcy.
EliminarUn abrazo
Me gustó, pero le faltó "algo", no sabría decir el qué. Tal vez un final diferente :))))
ResponderEliminarSaludos!!!!!!
Seguro que el comerciante kalandryano estaría de acuerdo contigo, Gabi ;)
EliminarUn saludo
es buenisimo!!!!!
ResponderEliminargracias por compartirlo. besosssss
Gracias a ti por pasarte y leerlo, Irene.
EliminarUn beso
Realmente es un placer venir a leerte. Sabes muy bien como hacer que nos sintamos parte de tus historias. ¡Que tengas una buena semana!
ResponderEliminarEl placer es mío por poder contar con comentarios como el tuyo, Francisco.
EliminarUn saludo
Guauuu que bueno. Me encanta poder leerte. Vaya manera de empezar la semana, con cuerpos moribundos sobre la nieve jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por pasarte, Raven.
EliminarSiempre es un placer verte por aquí.
Un abrazo
Llevo leyendo tus escritos hace como un año y sigues manteniendo esa magia al escribir tus relatos... eres de los pocos buenos escritores que merece la pena seguir. Saludos, sigue así...
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Manuel.
EliminarUn saludo
Cada vez que leo uno de tus relatos me colocas en el dilema de no saber si felicitarte por lo bien que escribes o odiarte por dejarme siempre con ganas de seguir leyendo ^_^
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, ambas opciones son válidas en este caso, Susana ;)
EliminarUn abrazo
me gustó mucho tu relato, tienes una imaginación muy poderosa y bien cultivada, hubiera preferido un final menos real.
ResponderEliminarun besote
Podía haber sido diferente, Mariam, pero la propia historia pedía ese desenlace.
EliminarGracias por pasarte.
Un beso
Un magnífico relato que derrocha imaginación y me transporta a ese mundo que has creado y que al leer sobre él hace que me quede embobada delante de la pantalla. Genial. Besos
ResponderEliminarMil gracias, Martina.
EliminarUn beso
MUy buena la historia. De esta manera podemos descubrir un poco más de la crueldad utsuriana ;) Salu2
ResponderEliminarEsa es la idea, Juan.
EliminarUn saludo
holaaa! escribes absolutamente fantástico, en vez de tener un blog, deberias escribir un libro! ah, vale, que eso ya lo has hecho :)
ResponderEliminarun saludo :)
Bueno, a decir verdad escribir, lo que se dice escribir un libro, lo estoy haciendo. Pero ya no es el primero ;)
EliminarUn saludo
Esto se está poniendo interesante, muy interesante. A seguir así ^^
ResponderEliminarMil besitos de fin de semana.
Gracias, Adela.
EliminarUn beso
me caen mal a mí los utsurianos estos. espero que les metas mucha caña en los próximos libros.
ResponderEliminarsaludos
Bueno, digamos que sabrás mucho de este reino, Salva. Si sigues la saga...
EliminarUn saludo
Yo hubiera aceptado la piel de oso ;)
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo y buen finde.
Yo también ;)
EliminarGracias por pasarte, Joaquín.
Un abrazo
Me encanta cuando relatan algo de manera tan sencilla como lo has hecho, se va al meollo del asunto sin dar rodeos sobre lo mismo una y otra vez, y encima te quedas intrigado con lo que estás leyendo. Ahora me quedo con ganas de saber que pasa con el asesino.
ResponderEliminarUn saludo.!!!!
Pues de momento se va con la recompensa. Luego ya veremos...
EliminarUn saludo
Muy bueno, Miguel. Me gustó la estructura y como creas el ambiente centrando la trama en la negociación y escondiendo el asesinato hasta el final. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Noe.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Me ha gustado el relato. Me enganchó desde el principio y me mantuvo expectante y en tensión hasta el final. Una historia muy real en la que el fuerte vence al débil una vez más. Saludos.
ResponderEliminarDemasiado real a veces, Carlos. Por desgracia es así.
EliminarUn saludo
Está super bien escrito. Es adictivooo ^_^
ResponderEliminarNerea
Gracias, Nerea.
EliminarUn saludo