El
casco le molestaba. Se le clavaba en la frente como si cien flechas agujerearan
su cabeza. Partieron seis lunas atrás, de noche, como vulgares ladrones a pesar
de que ellos eran guerreros, miembros de la guardia real myrthyana. No les
explicaron a dónde se dirigían ni los motivos de tan inesperada marcha. Solo
les dijeron que debían cargar todo su armamento con el mayor sigilo posible y
procurar que sus monturas no hicieran ruido. Para Sildarm no fue un problema ya que su caballo era tan silencioso
como él mismo.
Desde aquella noche no se habían detenido salvo lo estrictamente necesario para
tomar algo de alimento y desentumecer las piernas. La larga marcha le estaba
pasando factura. Además del terrible dolor de cabeza, las ampollas que la
coraza causaba en sus antebrazos eran cada vez mayores y supuraban un líquido
blanquecino de un hedor insoportable. Su rodilla derecha no lograba extenderse
del todo cuando descendía de su montura y los dedos de los pies habían perdido
toda la sensibilidad.
No, no estaba acostumbrado a las largas marchas ni a las guerras. Había pasado
mucho tiempo desde que entró en la guardia myrthyana y jamás había participado
en batalla alguna. Su labor consistía en garantizar que nadie atravesara el
portón del castillo durante las primeras horas del día y la cumplía sin
incidentes. Sus superiores estaban satisfechos con él. Nunca llegaba
tarde, siempre aparecía aseado y jamás tuvo un altercado. El resto del tiempo
lo pasaba de taberna en taberna. No tenía familia y sus amigos se podían contar
como las hojas de un trébol. Le gustaba su tranquila vida. En algunos momentos
añoraba el tener unos brazos femeninos en los que refugiarse, pero cuando
escuchaba las disputas de sus compañeros con sus mujeres e hijos se alegraba de
que sus máximas preocupaciones fueran alimentar bien a su caballo y disponer de
lo suficiente para que en el mesón le prepararan una suculenta comida cada
día y buenas jarras de hidromiel.
Esa dulce vida le había reblandecido,
sin duda un problema cuando se encontraba a punto de entrar en batalla.
Durante jornadas agotadoras
recorrieron Myrthya de un rincón a
otro. Era como si buscaran algo que se escapaba a la vista de sus mandos. Daban
vueltas de norte a sur y de este a oeste sin hallar más que campesinos y
comerciantes que se mostraban incrédulos y excitados cuando los veían,
temerosos de que una guerra estuviera a punto de estallar.
Cuando Sildarm creyó que ya no podía avanzar ni unos pasos más, frente a
ellos surgió un numeroso grupo de soldados. Bueno, eso daba a entender el
armamento que portaban, ya que sus ropajes eran de agricultores y sus monturas
más bien parecían bestias de arar que caballos preparados para el
enfrentamiento.
Al frente de aquellas huestes se encontraba Nilmuj, el hermano de su comandante en jefe. Ahora sí que no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.
Al frente de aquellas huestes se encontraba Nilmuj, el hermano de su comandante en jefe. Ahora sí que no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.
La incredulidad se afianzó en sus
sentidos cuando observó entre los supuestos enemigos a Bulchba, un primo lejano que vivía en la aldea de Balyeza y que no veía desde hacía años,
pero que reconocería en cualquier parte por su prominente nariz y el rojo de
sus cabellos, características inconfundibles de su familia materna. ¿Qué estaba
ocurriendo? ¿Por qué perseguían a sus vecinos? ¿Quizás eran fuerzas que venían
a sumarse a su formación?
El griterío de su capitán
incitándolos a combatir lo sacó del ensimismamiento en el que se había sumido.
No, no eran amigos. Debían enfrentarlos. Espoleó a su caballo y se dirigió
contra aquellos conocidos sin saber por qué. Obedeció ciegamente. Sesgó brazos
y piernas y clavó su espada en más de un corazón. Durante todo el día no hizo
más que matar sin descanso, al igual que sus hermanos de formación. La
inexperiencia de aquellos campesinos y ganaderos jugaba a su favor. Trataban de
defenderse pero apenas eran capaces de sostener sus espadas como era debido.
Las mangas de la camisa de Sildarm se habían teñido por completo de
rojo. La sangre de sus vecinos resbalaba por su coraza y por sus botas como si de
agua de lluvia se tratara. El campo quedó regado de miembros descuartizados.
Los gritos de dolor impedían escuchar las órdenes de los superiores, que en
todo momento se habían mantenido lejos del campo de batalla.
La noche llegó y con ella el
silencio. Apenas quedaban enemigos en pie. Los habían destrozado. Entonces el
capitán les ordenó que los enterraran. Allí, en medio de un valle de suelo
rojo, antes verde, bajo la atenta mirada de Dalurne,
cavaron improvisadas tumbas en las que fueron introduciendo los cadáveres de
aquellos desgraciados. Había ancianos, jóvenes e incluso niños. Sus manos
estaban cubiertas de callos por el duro trabajo en la tierra y sus rostros
amoratados reflejaban el terror de quien nunca había combatido.
Al alba, los cuerpos habían
desaparecido. Junto a sus superiores se encontraban los que habían comandado al
ejército supuestamente enemigo. Todos reían y bromeaban. Sildarm no entendía qué ocurría. Regresaron a Myrthelaya tras hacerles jurar un obligado pacto de silencio.
Durante muchas jornadas no pudo
conciliar el sueño, azotado por la visión de aquellos cadáveres. Una noche,
tras acabar su ronda, acudió a una taberna y en un rincón descansaba la
borrachera su capitán. Sildarm no
pudo resistirse y se dirigió hasta él para preguntarle los motivos de aquella
sangrienta carnicería.
El capitán alzó una extraviada
mirada y entre susurros le contó que aquello no había sido más que un juego de
los príncipes, que hicieron una absurda apuesta para ver si la formación
militar era realmente necesaria o no. Una vez que iniciaron su contienda fueron
incapaces de detenerla y provocaron aquella masacre de la que nadie nuca tendría
noticias.
Sildarm
no podía creer lo que el capitán le estaba contando, pero algo en su mirada le
decía que era cierto. Fuera de sí, giró sobre sus talones y volvió al castillo.
Le dijo al compañero que montaba guardia en la puerta de los aposentos reales
que no podía dormir y que le hacía el turno. El camarada de armas dudó, pero
una generosa bolsa de monedas y la promesa de que en el prostíbulo de la plaza
central lo esperaban dos de las rameras más deseadas lo hizo capitular sin
hacer más preguntas. Cuando éste hubo abandonado el corredor de acceso, Sildarm
entró sigiloso en las habitaciones de los dos príncipes y, sin mediar palabra,
les cortó el cuello mientras dormían...
Aún no había amanecido cuando el
guerrero de la guardia real subió a lomos de su caballo y puso rumbo a la
frontera del vecino reino de Zirwania,
donde intentará rehacer su vida lejos de los recuerdos más aterradores.
Enhorabuena Miguel. Es un relato muy bueno. Me ha gustado mucho el desenlace.
ResponderEliminarUn saludo!!!!!
Muchas gracias, Carlos.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Una historia inquietante de búsqueda de venganza. Una carga difícil de soportar con la que tendrá cargar el resto de su vida.
ResponderEliminarFelicidades una vez más por este relato.
Un abrazo.
Muchísimas gracias por tu comentario, Débora.
EliminarUn abrazo
Y que es la vida sino un juego, una partida de ajedrez en la que la mayoría somos peones en mano de unos reyes(políticos) que nos manejan como a titeres de feria
ResponderEliminarSaludos templarios
Creo que lo has expresado de manera contundente e irrefutable, Richard.
EliminarUn saludo
Un relato genial, como siempre ^^
ResponderEliminarUn besote!
Gracias, Elena.
EliminarEs un placer tenerte por aquí una semana más.
Un beso
esa es una buena forma de acabar con los problemas y con las traiciones XD. saludos
ResponderEliminarBueno, Juan, quizás un poco drástica ;)
EliminarUn saludo
Hola :D
ResponderEliminarA mí esta historia me ha encantado.
Lo único malo que le he visto es que el protagonista haya tenido que huir porque de esa manera quedará como un asesino en vez de como un justiciero.
Besos!
¿Has pensado que quizás aquel no era su sitio y que lo mejor que le podía pasar era empezar una nueva vida?
EliminarGracias por tu comentario, Marga.
Un beso
el relato, como siempre expectacular... pero dudo que un solo hombre pudiese llegar con tanta facilidad hasta los principes ;)
ResponderEliminarBESOSSSS
Bueno, Laura, por eso es una novela de fantasía :)
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar.
Un beso
¡Wow! Interesante relato. Me gusta el suspense y la intriga.
ResponderEliminarFelicidades por este blog. Acabo de descubrirlo y voy a leer todo lo que llevas escrito. Con tu permiso seguire de cerca tus progresos apartir de ahora.
Saludos desde Scotland
¿Escocia? ¿En serio vives allí?
EliminarNo sé si habrás leído algo de mi biografía, pero soy un apasionado de las highlands escocesas y de la capital, Edimburgo. He tenido la suerte de visitar en un par de ocasiones ese fantástico país y espero hacerlo en otras muchas.
Me alegra mucho tenerte por aquí y espero que disfrutes con la lectura de mis relatos y el mundo del Heredero de los Seis Reinos.
Un abrazo
Donde hay firmar para acabar así con los malos gobernantes? :]
ResponderEliminarJe,je,je. Cuando lo adivines no dejes de comentármelo, Fernando.
EliminarUn saludo
Como me gustan los lunes!!! Es día de leerte y eso siempre es un placer para el alma. Besos y feliz semana
ResponderEliminarEl placer es todo mío por poder tener seguidoras fieles todas las semanas como tú, Joanna.
EliminarMuchas gracias.
Un beso y feliz semana.
Me ha encantado tu brillante entrada. Leerte siempre es un auténtico placer. Muchas gracias por regalarnos tus textos.
ResponderEliminarTe mando un abrazo bien fuerte.
Gracias a ti, Laura, por regalarme tu compañía y tus comentarios.
EliminarUn abrazo
Me gustó mucho este relato, y tengo muchas ganas de empezar por fin con la saga.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Francisco.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado. Créeme si te digo que nadie tiene más ganas que yo de que podáis empezar a leer la saga del Heredero de los Seis Reinos.
Un saludo
Brilhante entrada adorei.
ResponderEliminarBoa tarde.
Muchas gracias, Nelma.
EliminarMe alegra mucho verte por aquí y saber que te ha gustado.
Un abrazo
hola!!!
ResponderEliminarme encantó lahistoria, es entretenida y fácil de leer
un beso
Muchas gracias, Juana.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
un beso
¡¡Grandioso escrito amigo!!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Hammer.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un abrazo
Madre mía Miki! Me he reenganchado con uno de los mejores relatos que has escrito (desde mi punto de vista, claro). El ritmo y la intriga geniales. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sira.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un beso
Este relato me ha llamado mucho la atención, ya he leído muchos tuyos y de cada uno me llevo un trocito, pero este...cada vez le tengo más ganas a tu libro.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, Martina.
EliminarEspero poder darte dentro de poco la alegría de decirte cuando saldrá el libro a la venta.
Un beso
Tenías que volver a las batallas para crecerte de nuevo. Me ha encantado. Sin lugar a dudas, una gran historia con un sorprendente final.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, una batallita de vez en cuando siempre es de agradecr, ¿no? :)
EliminarGracias, Mar.
Un beso
Cuanto me gusta.
ResponderEliminarBesos.
Belén
Y yo que me alegro, Belén.
EliminarGracias por pasarte.
Un beso
¡Hola!
ResponderEliminarMe gusta mucho el relato de Sildarm y tu saga me llama mucho la atención, por lo que espero leerla pronto.
Gracias por la historia :)
¡Un beso! ^^
Gracias a ti por leerla y comentarla, Susana.
EliminarYo también espero que el primero de los libros vea pronto la luz.
Un beso
Café, tostada y relato, que mejor forma de empezar el día :-)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Siempre es gratificante saber que mis relatos son parte de un desayuno cargado de emociones :)
EliminarMuchas gracias, Alexia.
Un abrazo
Sin duda es de los mejores relatos que has escrito, la verdad creo queel que mas me ha gustado :D
ResponderEliminarGracias por publicarlo!!
Un beso y te sigo leyendo :D
Gracias a ti, Sara, por pasarte y leer los relatos.
EliminarUn beso
buen comienzo,buen desarrollo y excelente final
ResponderEliminargood job!!!!!
Muchas gracias.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un saludo
Me gusta mucho conocer poco a poco el mundo y el tipo de personas/seres del universo que has creado.
ResponderEliminarMe acechan preguntas sobre si existe relación entre todo lo que ocurre en estos relatos y lo que aparecerá en los libros... o si por el contrario, están muy separado en tiempo y espacio. O incluso que ni siquiera tienen nada que ver unos con otros.
Besos ^^
Todo lo que aparece en los relatos está relacionado con los libros, si bien no se desvela en ellos nada de la trama o desarrollo de las novelas. Son una manera de introducir al lector en Mundo Conocido y servirán como complemento a alguna de las historias que figurarán en la pentalogía.
EliminarGracias por pasarte, Mariam.
Un beso
*____* Me encanta este relato y la fotografía es espectacular.
ResponderEliminar¡Besos!
Muchas gracias, Lucía.
EliminarSí, estoy totalmente de acuerdo contigo; la fotografía es impresionante.
Un beso
molt bo!!!
ResponderEliminarGracias, Roger.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un saludo
¡Hola! :3
ResponderEliminarEste relato me me ha gustado mucho, tu pentalogía es una de mis sagas favoritas y aun no he leido ninguno de los libros ^^
Yo también he fantaseado con poder solucionar con mis jefes nuestras diferencias de la misma manera que el protagonista del relato!
A ver si lo hago algún día ^^
Un beso enorme! :)
Beno, espero que sigas fantaseando y no llegues nunca a hacerlo, Melisa. :)
EliminarMuchas gracias por tu apoyo y por seguir por aquí una semana más.
Un beso
Madre mía, esto no es justo, los relatos se hacen demasiado cortos!!!
ResponderEliminarQue buen ambiente estás creando, felicidades de todo corazón.
Esa es la esencia del relato, breve, pero intenso.
EliminarAgradezco muchísimo tu comentario.
Un saludo
Buenísimo, Miguel. Incluso el detalle de la foto, que me encanta, expresando un semblante de tristeza, más por tener que abandonar su reino que por el crimen cometido. Es fantástico. besosss!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
No puedo estar más de acuerdo contigo. En la fotografía, Antonio Amboade ha sabido captar la expresión de tristeza que siente el protagonista por dejar atrás su vida.
Un beso
"Necesito" leer el libro! Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ;)
ResponderEliminarSaludos.
Bueno, cada día que pasa se acerca más la fecha en la que el libro verá la luz.
EliminarGracias, Javier.
Un saludo
eyyyyy, que buena pinta tiene esta saga que estas escribiendo.hay algun libro publicado ya????
ResponderEliminarsalu2
rafa
Me alegra que te guste, Rafa.
EliminarEl primero de los libros que formarán esta pentalogía está en fase de edición. A ver si hay suerte y puede estar en la calle en un par de meses.
Un saludo
Excelente relato.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Un abrazo.
Gracias a ti, Amalia, por pasarte y leer este relato.
EliminarUn abrazo
Kanarya Adaları yurtdışı kargo
ResponderEliminarKanada yurtdışı kargo
Kamerun yurtdışı kargo
Kamboçya yurtdışı kargo
Jersey yurtdışı kargo
ZR5