No tenía edad para asumir aquella
responsabilidad pero había perdido su partida contra el destino. Riuth debía
hacerse cargo de los tres pequeños. Una avalancha de nieve destrozó su cabaña y
arrolló a sus padres mientras trataban de poner a salvo el escaso ganado que
les quedaba tras un frío ciclo solar superior. Ellos se protegieron en la
cueva. Una y mil veces les habían repetido que en las grandes tormentas debían
refugiarse entre aquellas paredes de piedra, donde siempre había carne seca y
pieles de osos preparadas.
Cuando todo acabó, empezó el verdadero
caos. La soledad se cernió sobre ellos amenazante. Riuth tenía que ser fuerte,
sólida como una roca, ocultar el pavor que se había adueñado de su alma. Era la
mayor y debía comportarse como tal. Así que sonrió, tomó a la menor de sus
hermanas en brazos y pidió a los pequeños que la acompañaran, que debía hacer
un recado.
Esperó a las primeras luces del alba. En un
morral recogió los pocos alimentos secos que encontró y las pieles, y echaron a
andar hacia la aldea más cercana. Sabía que nadie los acogería en sus casas. El
ciclo solar superior había sido especialmente duro. Nevó sin descanso durante
semanas eternas y los aldeanos se habían quedado sin reservas con las que
alimentarse. El sol se resistía a volver y la desesperación conquistaba los
corazones.
Cuando los niños alcanzaron las primeras
casas, los aldeanos salieron a consolarles y a escuchar su historia. Recibieron
numerosas muestras de cariño, leche y un poco de queso. Sus vecinos los querían,
pero no tenían con qué alimentar a sus propios hijos, así que no podían hacerse
cargo de ellos. Les ofrecieron cobijo, pero dejando claro que a la mañana
siguiente debían partir, y así lo hicieron.
Caminaron durante muchas jornadas,
disfrutando de la hospitalidad kalandryana y de los comerciantes que, llegados
de otros territorios, visitaban los pueblos del reino blanco. Siempre hallaban
alguien dispuesto a ayudarles a seguir camino. Aprendieron mucho de las
personas que los cobijaban por las noches. Todos tenían grandes historias que
contarles y consejos para evitar a los grandes depredadores de Kalandrya y a
las enfermedades más temidas. Descubrieron cómo curar el mal rojo que cubría la
piel de llagas y las fiebres provocadas por las temidas lilas.
Traspasaron las fronteras de Kalandrya y
conocieron la amabilidad sylviliana. El viento estuvo a punto de volverlos
locos, pero aprendieron a soportarlo.
Hicieron propios todos los dialectos que escucharon, abriendo su mente al aprendizaje que los permitía sobrevivir. Intercambiaron productos de todo tipo. Lo que les daban en una aldea lo cambiaban en la siguiente y así hasta lograr hacerse con un buen ajuar de pieles y alimentos que garantizaban su supervivencia durante al menos un ciclo solar más. Sin apenas darse cuenta, se convirtieron en comerciantes experimentados. Hasta la más pequeña hallaba el momento preciso para sonreír y convencer a su interlocutor de que debía llevar a cabo el trueque por el que discutía. Jamás lo utilizaron para lucrarse, sino que todo lo que recibían lo entregaban a los que más lo necesitaban.
Hicieron propios todos los dialectos que escucharon, abriendo su mente al aprendizaje que los permitía sobrevivir. Intercambiaron productos de todo tipo. Lo que les daban en una aldea lo cambiaban en la siguiente y así hasta lograr hacerse con un buen ajuar de pieles y alimentos que garantizaban su supervivencia durante al menos un ciclo solar más. Sin apenas darse cuenta, se convirtieron en comerciantes experimentados. Hasta la más pequeña hallaba el momento preciso para sonreír y convencer a su interlocutor de que debía llevar a cabo el trueque por el que discutía. Jamás lo utilizaron para lucrarse, sino que todo lo que recibían lo entregaban a los que más lo necesitaban.
El tiempo pasó y los niños formaron un
equipo bien avenido y perfectamente ensamblado. Cada uno se ocupaba de una
tarea y eran felices a su manera. Echaban de menos a sus padres, pero habían
vuelto a sonreír y ya no temían a la nieve, al frío o al hambre. Descubrieron
que hasta la más temible de las calamidades se supera con un poco de ayuda y
tesón. Y se entregaron a la tarea de servir a los más necesitados a pesar de su
propia debilidad.
Su fama traspasó fronteras. Eran bien
recibidos en todas las aldeas. Los más afortunados les entregaban lo que podían
y los más necesitados acudían a ellos en busca de ayuda. A pesar de que todavía
eran jóvenes, comprendieron que lo que hacían era grande y dieron las gracias a
los espíritus de la tempestad por el camino que habían puesto bajo sus pies.
Bonito relato. Ojalá la vida real fuera así y compartiéramos un poquito más en lugar de preocuparnos por almacenar y lucir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una reflexión admirable, Gabi, pero por desgracia impensable en la sociedad en la que vivimos.
EliminarUn abrazo
Bueno, aunque prefiero los de guerra.
ResponderEliminarSaludos
Y yo, Narciso, pero guárdame el secreto ;)
EliminarUn saludo
Nunca me defraudas. Me encantan tus relatos y el libro también me está gustando mucho.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias, María.
EliminarMe alegra saber que te está gustando el libro.
Un beso
Muchas gracias por el relato, es precioso. Me parece extraordinario todo lo que estás haciendo y como cada día tienes mas seguidores. <3 un besote.
ResponderEliminarGracias a ti, Mariam, por sumergirte en este mundo que con trabajo y constancia voy creando.
EliminarUn beso
Es una historia entreñable que me contagia mucha energía positiva para empezar la semana.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!
Pues entonces puedo decir eso de "misión cumplida", Débora.
EliminarUn abrazo
Los niños son un bello espejo en el que los adultos deberíamos mirarnos más a emnudo para aprender de ellos.
ResponderEliminarTus relatos son también un hermoso espejo que devuelve una imagen de perfección; la de tus escritos.
Besos, Belén.
Qué bonita frase, Belén.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un beso
Pues ya me dirás cual es el futuro de estos niños... ¿Se convierten en personajes de las novelas? ¿Estamos ante la infancia de alguno de los protagonistas principales de la saga?... Si es que siempre me dejas con las ganas de saber mas.
ResponderEliminarEsa es la idea, Raven, aunque suene cruel por mi parte.
EliminarGracias por pasarte y por comentar.
Un saludo
me encanta el relato y sobre todo la frase final.
ResponderEliminaruna vez más tengo que darte la enhorabuena.
besitos.
Gracias, Teresa.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un beso
Ohhhhhh que relato más bonito. Una oda a la superación y a la lucha por la supervivencia.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Muchas gracias, Elena.
EliminarUn beso
Hola!!!
ResponderEliminarGran relato.
Quería decirte que he acabado tu libro y hacía tiempo que no me enganchaba tanto con una lectura. No he podido dejar de leer hasta que lo he terminado. Cuanto tendré que esperar para la segunda parte?
Besos!!!
Gracias, Alexia.
EliminarMe hace muy feliz saber que te ha gustado el libro.
Mi idea, que espero cumplir, es publicar un o por año, así que para abril-mayo del año que viene tendré el segundo disponible.
Un beso
me ha parecido fantastico.
ResponderEliminarbesos ^^
Muchas gracias, Juana.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
La fotografía es preciosa y el relato una maravilla
ResponderEliminar¡Felicidades!
Gracias, Irene.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo en lo referente a la fotografía.
Un saludo
Esta historia me ha enamorado, es preciosa.
ResponderEliminarUn beso^^
No sabes cómo me alegro, Martina.
EliminarUn beso
Me encanta lo de dar sin recibir, lo de ofrecer sin esperar y pensar que el mundo real podría ser mucho mejor si todos fuéramos un poco más niños
ResponderEliminarBesosss
Muy cierto, Rosa, sin duda el mundo sería un lugar mejor.
EliminarUn beso
Excelente relato mi querido amigo Besitos :)
ResponderEliminarGracias, amiga de las tierras altas.
EliminarUn beso
Si hiciéramos lo mismo hoy en día, muchos de los problemas que tenemos no existirían. Me gusta la forma como planteas nuestro mundo a través de tus relatos. Gracias por tus historias.
ResponderEliminarUn besote
Gracias a ti por leerlas, Mar.
EliminarUn beso
Me encanta este género y devoro cada libro que cae en mis manos, pero debo decirte que el tuyo es de lo mejor que he leido últimamente. Le tenía ganas y no me ha defraudado nada. No sé si podré esperar un año a que publiques el siguiente *_*
ResponderEliminarMuy bueno también el relato, ahora me queda la duda que ha planteado antes otro lector... Alguno de estos niños es Bágrok, o Hárendal, o Durfren??????
Gracias, Marga.
EliminarMe alegra mucho saber que el libro ha sido de tu agrado.
En cuanto a los personajes... ¿Quién sabe? ;)
Un abrazo
Pedazo de relato te has marcado ;) Me encanta
ResponderEliminarEn cuanto al libro solo puedo decirte que lo terminé ayer y que me caes muy mal ;)
Un abrazo
Bueno, no es la primera vez que me lo dicen, Susana ;)
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo
Fantástico!!!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarMe alegro de que te guste.
Un abrazo
Leyendo esta historia me dan ganas de coger la maleta e irme a vivir a ese mundo que has creado, pero como las circunstancias familiares y laborales me lo impenden me conformo con seguir imaginando que estoy en Kalandrya o en cualquier otro de los reinos de mundo conocido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Y que nunca nos falte la imaginación, Carlos.
EliminarGracias por pasarte y comentar.
Un abrazo
no te puedes hacer una idea de la envidia que me das, llevo mucho tiempo intentando escribir relatos y todo lo que hago va directo a a la basura.... da gusto ver como te lo has currado
ResponderEliminarTodo es ponerse, Ainhoa.
EliminarTe recomiendo que dejes que alguien los lea antes de tirarlos. A mí, muchas de las cosas que escribo no me convencen y, en cambio, luego gustan. Nunca se sabe.
Un abrazo
¡Hola amigo! he estado un tiempo desconectado de internet pero me alegra ver que tus historias siguen tan geniales como siempre :)
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Ya te echaba de menos, Hammer.
EliminarMe alegra mucho volver a verte por aquí.
Un abrazo
muy buena historia y muy bien escrita
ResponderEliminarsaludos
Gracias, Salva.
EliminarUn saludo
Hola, como está!!!!
ResponderEliminarEs un cuento muy lindo y me encantó mucho.
Saludos desde el otro lado del mar ^^
Muchas gracias, Lucinda.
EliminarMe alegra mucho saber que te ha gustado.
Un saludo
Hola!!!!
ResponderEliminarBuena no, buenísima esta historia. Me ha encantado
Besos ^_^
Y yo que me alegro de verdad, Verónica.
EliminarUn beso
¡Magnífico Miguel, como siempre!
ResponderEliminarRealmente interesante y ameno de leer.
¡Un abrazo!
Gracias, Francisco.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un abrazo
Una nueva semana quedo prendada por tus letras. Ahora a esperar a la semana que viene. Besotes!!!!!!
ResponderEliminarYa queda menos, Eva.
EliminarMuchas gracias por pasarte.
Un beso
Que historia tan emotiva, me encanta! Besos y felicidades!!
ResponderEliminarMil gracias, Susana.
EliminarSiempre es un placer verte por aquí.
Un beso
Hola, bueno antes que nada decirte que no he terminado el libro pero estoy super enganchada ^^, espero terminarlo este finde, en general me esta gustando, es distinto y muy ameno, aunque si es verdad que me estoy temiendo que me vas a dejar con las ganas de saber como acaba la historia :(
ResponderEliminarUn beso ;)
Bueno, es lo que tienen las sagas, Valen. Con tu apellido deberías saberlo ;)
EliminarMe alegro mucho de que te esté gustando.
Un beso
Siento curiosidad por saber mas de esta historia,continuará en alguno de los libros???
ResponderEliminarSaludos
Todo lo que acontece en este blog tiene o tendrá que ver con los libros, Ana.
EliminarGracias por dejarte caer por aquí.
Un saludo