Viajeros de Mundo Conocido


Este blog pretende poner al seguidor de El Heredero de los Seis Reinos en contacto con los personajes, territorios, historias y tramas que envuelven esta saga de fantasía. Con una periodicidad semanal se subirán relatos y leyendas que tendrán como protagonistas a personajes y hechos que irán apareciendo en las novelas de forma secundaria. Sin duda, el blog Historias de los Seis Reinos será siempre un punto de referencia al que acudir.

lunes, 13 de octubre de 2014

Relato nº 82 El castigo de Melandrón


La música sonaba a lo lejos.
                  Asúrim le había prohibido, y esta vez muy en serio, que se acercara al salón de banquetes. El shayim estaba molesto con él por una tontería… Total, sólo había volatilizado uno de sus principales libros de hechizos. Su maestro no sabía valorar lo realmente importante: había logrado la combinación exacta de palabras para conseguir que las cosas desaparecieran. Vale que el libro de hechizos no era su objetivo, vale que no sabía cómo hacerlo regresar ni dónde lo había mandado, vale que no recordaba la combinación de palabras, pero, en el fondo, se sentía un triunfador porque lo había logrado. Todo lo demás tenía arreglo, no sabía cómo ni cuándo, pero lo conseguiría resolver
                El mal humor del shayim había tenido una consecuencia inmediata; no podía acercarse al salón del baile esa noche, por mucho que lo deseara. Tarákil había organizado una gran cena para agasajar a sus consejeros, a la que estaban invitadas sus mujeres y sus descendientes. El asunto prometía, ya que entre las damas que acudirían esa noche había muchas aldeanas, de buenas familias, pero aldeanas que no conocían la corte y que estaban deseando que un gran mago como él las guiara por los oscuros corredores del castillo.
                Era su oportunidad, ya que entre las damas de Myrthelaya poco tenía que hacer, ya habían sucumbido todas a sus encantos de una manera u otra. Muchas se empeñaban en ignorarlo cuando pasaba a su lado, pero sabía que era una singular forma de mostrarle su deseo.
                El caso es que el shayim le había prohibido acudir al banquete y Asúrim había apoyado su decisión. Total, que debía conformarse con ver los carromatos y los caballos de lejos, escuchando la magnífica música de los juglares sin poder probar ni el más mínimo bocado. De hecho, acababa de recordar que con todo el ajetreo no había tomado su hogaza de pan con leche para la merienda ni las frutas dulces con chocolate de antes de la cena. De hecho, estaba hambriento. Y los reyes debían de dar de comer a los hambrientos, sobre todo si vivían en su castillo y tenían preparada una gran cena. Decidido, se colaría en el comedor. Seguro que Tarákil entendería perfectamente su postura y lo apoyaría.
                En apenas cuatro zancadas se situó frente al portón central de entrada al castillo. Allí había demasiados guardias y, conociendo al shayim, tendrían instrucciones de no dejarlo pasar. Así que optó por buscar la indiferencia de las cocineras, que aunque no se encontraban entre sus grandes amistades, porque solían molestarse mucho cada vez que les robaba algo de lo que estaban cocinando, como el pastel de berenjena o el de zanahoria, sería más fácil engañarlas. Así que tomó prestada una túnica de soldado que había junto a las caballerizas y se cubrió.
            Las mujeres de la cocina ni se inmutaron al verlo. Estaban acostumbradas a que la guardia personal de Tarákil utilizara aquel camino para entrar al castillo. ¡Primera dificultad superada!
                La segunda no tardó en presentarse ya que, tras deshacerse de la túnica, se encontró de bruces con Marah. Su mirada lo traspasó y cuándo empuñaba su espada para obligarlo a abandonar la sala, un soldado borracho lo salvó, obligando a la capitana de la guardia a ocuparse personalmente de él.
                Bien, ya estaba en el salón principal. La comida abundaba y las jóvenes brillaban como estrellas fugaces. Melandrón no tenía sitio asignado, así que se colocó en una esquina, junto a la comitiva de Balyeza. Trató de pasar desapercibido mientras engullía todo lo que caía en sus manos.
                Conforme transcurría el tiempo, la confianza se iba adueñando del aprendiz de mago, que pronto olvidó que debía permanecer oculto, y comenzó a bailar como un loco. Danzaba sin ritmo ni compás, buscando a las mujeres más hermosas para voltearlas como si de peonzas se tratara, sin importarle que tuvieran acompañante. Era tal su locura, que no se percató de que en su último giro la mano que había tomado era masculina y el vestido que volaba con cada uno de sus giros no era tal, sino una túnica de mago superior. Su mente fue clasificando los datos sin emitir orden alguna a brazos y piernas, que seguían vapuleando a la víctima de su ataque bailarín. Cuando por fin se detuvo y alzó la cabeza, descubrió frente a él a la peor de sus pesadillas. El shayim echaba fuego por la boca y no se trata de un símil. Casi le quema los cuatro pelos de la barba. El hechicero pronunció suavemente unas melódicas palabras y Melandrón dejó de sentir las piernas, a continuación añadió otra frase, y el aprendiz de brujo olvidó que tenía manos. Las últimas palabras lo hicieron perder el sentido del tacto y agudizaron el del olfato. Mela huyó despavorido del brujo y no se detuvo hasta que alcanzó la cocina, donde esta vez lo recibieron con una espléndida sonrisa y le hicieron todo tipo de carantoñas.
                Bueno, la noche había comenzado mal, pero podía arreglarse, así que se dejó querer. Se acercó hasta la más guapa de las cocineras y se echó en sus brazos. Ésta lo apretó con fuerza y lo levantó. Entonces, frente a él, pudo ver un reluciente puchero en el que se dibujaba la hermosa moza que lo había agarrado, pero Mela no estaba, en el lugar en el que supuestamente debía reflejarse, había un hermoso cerdo rosado. Abrió la boca para gritar, pero de sus labios sólo se escuchó una especie de gruñido. Entonces la luz alcanzó su cerebro y el miedo sus entrañas… Y saltó y corrió como sólo un cochino es capaz de hacerlo.  






51 comentarios:

  1. Muy buen relato sobre este personaje tan especial. Tu manera de escribir hace que la lectura sea amena e intensa. Durante unos minutos te sientes incapaz de permanecer al margen de la historia que cuentas. Buen trabajo Miguel. Un beso muy fuerte.

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  2. ¡Que buen relato!
    Ayer compré tu libro y ya lo estoy leyendo. Solo puedo decir una cosa: ¡¡¡Alucinante!!!

    Felicidades.

    Saludos

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    1. No sabes lo que me alegra saberlo. Espero que conforme vayas avanzando sigas con la misma ilusión y parecer.
      Un saludo

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  3. En mi modesto juico pudo decir que es un muy buen relato. Tu estilo es inconfundible; fluido, con carácter y con fuerza en las descripciones. Que envidia de imaginación. Un saludo

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  4. A mí el mago chapuzas siempre me ha parecido uno de los personajes a destacar de tu obra. Además, estoy convencido de que encierra algo misterioso que cuando diga de explotar nos va a dejar a todos sin palabras. ¿Me equivoco? ;)

    Abrazos

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    1. No vas mal encaminado, Raven, aunque ya sabes que nunca desvelaría nada ;)
      Un abrazo

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  5. Muy divertido y muy en la linea de Mela. Me encantó su papel en el el libro y me gusta saber mas cosas de su nada aburrida vida

    Saludos y que pases una buena semana

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    1. Gracias, Francisco.
      Sin duda es uno de los personajes preferido por muchos lectores.
      Un saludo

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  6. Grandioso relato, divertido y original. Te deseo mucha suerte, que seguro la tendrás porque escribes muy bien, aunque eso ya te lo habrán dicho antes ^^

    Besos

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  7. ¡genial, fantástica y bien narrada! he disfrutado mucho de tu sentido del humor. bsosss.

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  8. Hola Miguel. Muy buena la historia. Felicitaciones.

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  9. Un relato curioso y original, jajaja. Muy ameno de leer. No me esperaba el final. Un saludo!

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    1. Gracias, Fernando.
      Me alegra saber que te ha gustado.
      Un saludo

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  10. Me ha gustado mucho y me he quedado con ganas de seguir leyéndote más. No tardes en publicar el siguiente. Besos!

    Sara

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  11. maravilloso pero me he quedado también con las ganas porque era tan corto que me lo he leido en unos segundos :(
    muy bien. enhorabuena y muchos besos

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  12. Buen punto final! Aunque me da a mi que por mucho que cambie de aspecto, en cuanto recupero la apariencia volverá a las andadas ^_^ ¡Un beso!

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    1. Bueno, ya sabemos cómo se las gasta el bueno de Mela.
      Gracias por pasarte, Belén.
      Un beso

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  13. Hola Miguel.

    Sigues en tu linea. Relatos cortos, fáciles de leer y que enganchan desde la primera palabra. No me canso de leerte ^^:^^
    Un besote

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  14. jajajajajaj Ole, ole y ole!!!!
    Eres un crakkk!!!!!!
    Me has alegrado la noche con este relato
    Muchos besos

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    1. Y tú me has alegrado el día con tu comentario ;)
      Gracias, Marga.
      Un beso

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  15. Me ha encantado saber mas cosas sobre Mela ya que es mi personaje favorito. Espero que coja aun mas protagonismo en los demás libros. Un saludo

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  16. me ha encantado, sobre todo porque su lectura me inspira para mantenerme siempre joven y vivir las aventuras de los heroes de tus libros.besos

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  17. Respuestas
    1. Creo que no me equivoco si digo que te ha resultado divertido, ¿verdad?
      Gracias, Amelia.
      Un saludo

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  18. Es un relato muy gracioso y tierno, y no por el cochinillo de la foto, que tiene muy buena pinta, sino por el de la ilustración, que parece un angelito ^^
    Un besazo

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    1. La verdad es que tanto uno como el otro son adorables.
      Gracias, Martina.
      Un beso

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  19. Me ha gustado mucho, Miguel. Te contagia buen rollo cuando la lees.
    Sigue animándonos así las semanas.
    Bsos

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    1. Eso espero, Rosa. Pondré todo mi empeño en ello.
      Un beso

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  20. Brillante relato. Ingenioso por donde se mire. Se nota que lo has trabajado con la la calidad que te caracteriza. Un beso

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  21. Me ha gustado mucho. Saludos!

    Gema! (de Ferrol)

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  22. Gracias por dejaros caer por aquí.
    Echaré un vistazo a vuestro proyecto.
    Un saludo

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  23. Respuestas
    1. Sí, siempre metiéndose en follones. Es su naturaleza.
      Un placer verte por aquí.
      Un saludo

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