Estaban
reunidos alrededor de una hoguera, como solían hacer cuando se trataba de tomar
decisiones que afectarían a todo el clan. Los rostros se iluminaban serios bajo
la luz de las llamas y varias capas de pieles cubrían sus cuerpos
protegiéndolos del intenso frío. No había lugar a dudas, algo terrible estaba a
punto de suceder.
Era la primera vez que Frusdal acudía a una reunión del
Consejo. Acababa de cumplir los doce años y ya tenía derecho a participar,
aunque su padre le había pedido que fuera prudente, una cualidad de la que
carecía. Trataba de mantenerse serio, pero una amplia sonrisa de satisfacción
pugnaba por conquistar su rostro. No podía evitarlo, estaba feliz y satisfecho.
Ya era uno de los mayores, aportaría su parecer en la toma de las grandes
decisiones y podría batallar y cazar cuando fuera necesario. Además, su padre
ya no podría prohibirle que cabalgara por los montes en solitario. Pronto
elegiría una esposa y se trasladaría a su propia cueva. Se había convertido en
un hombre.
Así que decidió comportarse como tal
y contener aquella peleona sonrisa. En lugar de sentarse con los de su edad, lo
hizo junto a su progenitor, como muestra de respeto y consideración. Quería
empezar con buen pie y demostrar que, aunque fue un niño rebelde e irrespetuoso
en muchas ocasiones, sería un adulto responsable y digno.
El más anciano tomó la palabra y
explicó que los Nuntárak les habían
enviado un ultimátum. Debían someterse a las directrices del Suliadán de Mundo Conocido y aceptar al caudillo del clan Nuntárak como señor único de Kalandrya.
Los murmullos de indignación fueron
inmediatos. Los Odondae eran una
tribu libre e independiente y así deseaban continuar. El anciano elevó su mano
y, de inmediato, el silencio se adueñó de la situación.
— Debemos pensar en nuestro pueblo.
Somos un clan poderoso y sólido, pero no el más fuerte ni el más numeroso de Kalandrya. Si deciden unirse contra
nosotros, poco podremos hacer para defendernos. Nos exterminarán.
Murmullos de nuevo.
Era inconcebible para ellos que sus
hermanos del reino nevado trataran de imponerles algo que no deseaban. Siempre
habían sido autónomos. Cada uno tenía su territorio y convivían con cierta paz
y armonía. Los conflictos se resolvían entre los jefes de los clanes y los que
erraban recibían su castigo. Pero someterse a otro clan, eso era demasiado para
ellos. Hasta ahora, nunca habían atendido las peticiones del Suliadán. No querían más tierras ni más
posesiones. Sus amadas montañas les otorgaban todo lo que necesitaban para
vivir. Nunca irían más allá, así que no permitirían que nadie les recordara que
no debían hacerlo y, mucho menos, que les impusieran absurdas normas de
comportamiento.
— Entiendo vuestras dudas y temores
—dijo el anciano. Pero debéis pensar en nuestros hijos, en nuestras mujeres. El
caudillo de los Nuntárak me ha dado
su palabra de que no quieren someternos. Tampoco entrarán en nuestras
decisiones ni juzgarán nuestras actuaciones, siempre que no traspasemos las
fronteras de nuestro territorio. Reconocer su hegemonía sobre Kalandrya es mera palabrería para que
nos dejen vivir tranquilos. En realidad sólo habría que firmar un pergamino y nos
dejarían en paz.
Frusdal
no podía creer lo que estaba viendo. El anciano estaba convenciendo al Consejo
de que se sometieran al vasallaje de los Nuntárak.
Podían camuflarlo como quisieran, pero aquello era una sumisión absoluta. Tras
la firma del pergamino estarían obligados por honor a obedecer todos sus preceptos.
¿Quién les garantizaba que el siguiente señor Nuntárak no sería un loco que trataría de disgregarlos o
esclavizarlos?
Los Odondae no tenían un único líder para evitar que ningún demente fuera el amo de sus destinos. Ellos contaban con un Consejo en el que todos los hombres tenían voz y voto para tomar cualquier decisión. Ese era su sistema de gobierno y les había funcionado a la perfección. Frusdal no estaba dispuesto a que aquello cambiara así que, sin pensarlo dos veces y llevado por su jovial temeridad, se puso en pie.
Los Odondae no tenían un único líder para evitar que ningún demente fuera el amo de sus destinos. Ellos contaban con un Consejo en el que todos los hombres tenían voz y voto para tomar cualquier decisión. Ese era su sistema de gobierno y les había funcionado a la perfección. Frusdal no estaba dispuesto a que aquello cambiara así que, sin pensarlo dos veces y llevado por su jovial temeridad, se puso en pie.
Todos los rostros se volvieron hacia
él. Era el último en llegar al Consejo y se había atrevido a pedir la palabra,
algo que sólo los más veteranos hacían. Durante un breve instante el joven se
arrepintió de su osadía, pero el miedo a que aceptaran someterse a los Nuntárak era aún mayor, así que abrió la
boca dispuesto a decir lo que pensaba.
— Nací Odondae y mi destino me aguarda cada día entre estas montañas. He
crecido libre como marcan las normas de mi clan y así quiero morir. Sé que muchos de vosotros pensáis que soy
todavía un niño, que no tengo descendencia y nadie depende de mí, por lo que
mis miedos son escasos. Es cierto, como también lo es que no temo a la muerte, ya
que sé que los espíritus de la tempestad me acompañarán en mi peregrinar allá
dónde me lleven. Sólo me espanta una idea, la esclavitud. Y es a ella a la que
me dirigen vuestras miradas. No quiero someterme a los Nuntárak ni a ningún otro clan. Quiero decidir cada día qué
dirección tomar y qué animales deseo cazar. Incluso quiero tener el derecho a
elegir cómo morir. Y ya lo he hecho. Prefiero acabar con mi vida luchando
contra los que desean esclavizarme antes que vivir bajo su dominio. Eso es lo
que me habéis enseñado desde que nací y es lo único que creo y respeto. Si
perdemos nuestra libertad, perdemos nuestra esencia y dejaremos de ser los Odondae. ¿Preferís eso a la muerte en
batalla?
Un no rotundo salió de forma
simultánea de las gargantas de todos los miembros del clan. No había más que
discutir. La decisión estaba tomada. Recogieron sus pieles y se dirigieron a
sus cuevas a despedirse de sus familias…
…La historia nos cuenta que los Odondae fueron exterminados. Las
leyendas narran como al morir y abandonar el mundo de los vivos, en sus rostros
lucían una gran sonrisa de satisfacción y orgullo.
Muy muy bonito el relato y el carboncillo es alucinante. Besos y feliz semana.
ResponderEliminarGracias, me alegro que te haya gustado.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo con el dibujo. Es impresionante.
Un beso
Qué hermosura de historia, Miguel, porque sí, nada como poseer la inocencia de un niño para no temer a la muerte o hacer de esta un acto de valentía, nada. Me ha encantado, como siempre.
ResponderEliminarGracias, Rosa.
EliminarUna reflexión preciosa.
Un abrazo
Debo reconocerte que se me han puesto los pelos de punta leyendo el discurso del muchacho e imaginando a todos los miembros del consejo escuchandolo absortos.
ResponderEliminarMis mejores deseos de cara a la presentación del vieirnes.
Un abrazo
Gracias, Débora.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado el relato y sí, la presentación no pudo salir mejor.
Un abrazo
Buenas noches Miguel
ResponderEliminarEste tipo de relatos épicos son toda una fuente de inspiración.
El texto que has escrito es formidable y me ha hecho sentirme con ganas de luchar para salir adelante en esta mierda de sociedad en la que vivimos. Perdona la expresión, si es ofensiva te pido que la elimines, pero es lo que me pedía el cuerpo decir en estos momentos.
Saludos
Gabi
Lo has expresado como tenías y debías expresarlo, Gabi.
EliminarGracias por tu comentario.
Un saludo
¿valor inconsciente o incosciencia valiente?
ResponderEliminardifícil dilema. es una gran historia. besos
Complicada respuesta a tu pregunta, Teresa.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un beso
fantastico!!!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Scooby.
EliminarUn saludo
Una interesante reflexión la que nos haces sobre la madurez de los niños y el miedo que atenaza las decisiones de los adultos. Aunque me gustaría dejarme llevar por la pasión del chaval, creo que hubiera apoyado la opción de ceder ante las pretensiones de los mas fuertes.
ResponderEliminar""Un saludo""
Preferiría no verme en la disyuntiva de tener que elegir, Merlín.
EliminarGracias por dejarte caer por saquí.
Un saludo
Hola! Me parece muy original este relato.
ResponderEliminarSigo enganchada a tu blog y deseando leer el libro.
Un besote..♥
Y yo estoy deseando saber qué te ha parecido.
EliminarUn beso
La historia es una pasada y como la cuentas me encanta, me llama muchísimo la atención la expresión de la cara del chico en el dibujo, refleja ese orgullo y falta de miedo.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana, sobre todo el día de la presentación XD
Muchas gracias nacho ^^, mi intención se ha visto reflejada entonces. ¡Con estos relato, quién no quiere acompañarlo como se merece!
EliminarDespués de leer a Rocío, no añadiré más ;)
EliminarGracias, Nacho.
Un abrazo
Es un buen relato.
ResponderEliminarLa pasión y la ingenuidad del chaval son muy refrescantes...
Un besooo
Muchas gracias, Mari Cruz.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un beso
en un mundo real nunca hubieran dejado que un niño participara en una decisión tan importante,pero bueno,para eso está la fantasía, no? :) Saludos
ResponderEliminarSi alguna vez los escucharan, a lo mejor cambiarían la visión que tienen, que tenemos, de muchas cosas.
EliminarGracias por pasarte, Fernando.
Un saludo
Muy bueno el relato. Te deseo mucha suerte el día de la presentación de tu novela. Un saludo
ResponderEliminarGracias, Narciso.
EliminarUn saludo
de nuevo me quedo con ganas de leer mas y mas.
ResponderEliminarestoy deseando poder comprar tu libro para no tener la sensación siempre de que me quedo a medias ^^
besitos
Pues ya lo tienes a tu disposición, Laura.
EliminarAhora espero que no te defraude.
Un beso
Me gusta el título, refleja perfectamente lo que el relato cuenta. Estoy deseando que llegue el viernes para verte en la presentación :) Besos
ResponderEliminarGracias, Elena.
EliminarY el viernes llegó... Y vaya que si llegó ;)
Un hermoso relato de coraje, donde cada renglón que avanza se hace más intenso al descubrir como un muchacho se convierte en hombre.
ResponderEliminarCon afecto te dejo un beso
Mariam
Mil gracias por pasarte, Mariam.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un beso
¡Me gustó la historia! ¿Es sacada de la primera novela?
ResponderEliminarUn besote.
Gracias, Verónica.
EliminarSí. La desaparición del clan Odondae se narra en el primer libro.
Un beso
Un relato precioso. Me gusta cómo el niño, con su visión idealista de la vida, es capaz de convencer al resto. Además, ahora entiendo mejor la historia de los Odondae que cuentas en la novela, que ya está en mis manos. Mucha suerte en la presentación del viernes.
ResponderEliminarUn besote.
Muchas gracias, Mar.
EliminarUn beso
Fantástico. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarYa estoy buscando donde poder hacerme con tu libro.
Abrazos
Gracias, Raven.
Eliminarya lo tienes disponible.
Un abrazo
Cada día más enganchado a tu saga y a tu portentosa imaginación :)
ResponderEliminarSaludos
Manu
Y yo cada día más contento de leer comentarios como el tuyo, Manu.
EliminarUn saludo
El orgullo siempre por delante. Que envidia el poder pertenecer a un clan donde los jovenes tienen los principios tan claros, y no como hoy en día.
ResponderEliminarBuen comentario, Toni. Muy bueno.
EliminarUn saludo
una maravilla de relato Miguel
ResponderEliminarmañana te veo en la presentacion de tu libro
muchos besos
Gracias, María.
Eliminarme encantó verte allí y poder disfrutar junto a ti de una presentación de cine.
Un beso
Felicidades por tus éxitos y mucha suerte en la presentación de esta maravilla que has escrito. Ya la he terminado y me ha encantado ^_^
ResponderEliminar¿Ya?
EliminarVaya, Irene. A eso le llamo yo rapidez.
Pues no sabes como me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Quien tuviera esa inocencia para poder tener tanto valor.
ResponderEliminarBuen relato
Un saludo
Quién la tuviera, Joaquín.
EliminarUn saludo
Miguel, lo que viví ayer en la presentación de tu libro fue sencillamente espectacular. Gracias por dejarme atónita. Eres muy grande, señor escritor. Un besazo
ResponderEliminarYo aún no me lo termino de creer, Elena.
EliminarSigo flotando en una nube.
Un beso y gracias por estar allí.
lo he disfrutado tanto que lo voy a volver a leer :]
ResponderEliminargracias por compartirlo!
Besotes!!!
Gracias a ti por leerlo, Susana.
EliminarUn beso
No cabe duda que la valentía de este chico es fruto de la imprudencia y la inmadurez, aún así es digna de elogio. Me gustan estas historias épicas ^^
ResponderEliminarGracias, Ainhoa.
EliminarMe alegro de que haya sido de tu agrado.
Un saludo
Muy muy bueno!!!!!!
ResponderEliminarSaludos
Gracias, muchas gracias.
EliminarUn saludo
Una fabula muy linda.Me encantó.Saludos y recuerdos desde el otro lado del mar
ResponderEliminarMe alegra mucho saber que te ha gustado, Lucinda.
EliminarUn saludo
Carinhosamente venho desejar
ResponderEliminarum feliz final de semana.
Perdoe minha ausência por mais ,
que nos esforcemos nem sempre conseguimos
nossas metas.
Logo Deus haverá de permitir que volte
com mais forma e mais garra.
Um feliz final de semana.
Um Domingo abençoado também.
Beijos ..Evanir.
Amigo..Liberdade não tem preço..