Lo suyo no
fue un amor romántico y desenfrenado como el que solían describir sus amigas.
Ni siquiera le gustó la primera vez que lo vio. Demasiado moreno, quizás debido
a su trabajo en el campo. Demasiada barba, con el tiempo supo de su falta de
destreza con las navajas. Demasiado alto, ella apenas le llegaba a la altura
del hombro. Demasiado charlatán, trataba de impresionarla con sus eternas
historias de aventuras y luchas que la aburrían de manera soporífera.
Demasiado…
Pero poco a poco se fue habituando a
su simpatía, porque siempre encontraba la forma de hacerla sonreír; a su
amabilidad, porque jamás le escuchó grito ni palabras desagradables hacia los
demás; a su destreza, porque no había trabajo manual que se le resistiera; a su
inteligencia, que le permitía hablar de cualquier tema con conocimiento; y, por
encima de todo, a su amor, que la conquistó sin que su corazón apenas se diera
cuenta hasta que ya fue demasiado tarde.
Su romance fue tranquilo, sin altibajos, sin grandes peleas ni bravas reconciliaciones. Se quisieron con ternura bajo la protección de un bello almendro en la estación solar superior. Sus padres aprobaron su enlace y les ayudaron a construir una pequeña cabaña junto a la suya.
Su romance fue tranquilo, sin altibajos, sin grandes peleas ni bravas reconciliaciones. Se quisieron con ternura bajo la protección de un bello almendro en la estación solar superior. Sus padres aprobaron su enlace y les ayudaron a construir una pequeña cabaña junto a la suya.
Lo tenían todo para ser felices:
cariño, un hogar en el que vivir, tierras que labrar para conseguir alimentos,
buenos amigos con los que compartir penas y alegrías y dos familias que los
amaban y cobijaban.
Pero eso no fue suficiente para
ella. Anhelaba conocer cada rincón de Mundo
Conocido. Quería vivir las aventuras que escuchaba a los juglares. De
noche, cuando creía que nadie la oía, lloraba maldiciendo la suerte que la
había atado a él, impidiéndole alcanzar su sueño de unirse a la guardia real
myrthyana.
Y así noche tras noche, día tras
día, hasta que acabó con su paciencia.
Una mañana, sin ser consciente de la
tormenta que se cernía en el horizonte, Dargalt
se despidió de su esposa con más pasión de lo habitual. Le dio un fuerte
abrazo, que casi la deja sin costillas y le ofreció el beso más tierno y dulce
que nunca le había entregado. Ella nada sospechó. Siguió con sus quehaceres
diarios hasta que llegó la noche y comenzó a preocuparse por la ausencia de su
amado. Espero sentada tras la ventana de su humilde morada. Consumió más de la
mitad de sus velas y solo llegó la luz del sol. Entonces se lanzó como una loca
a los caminos. Primero visitó a sus padres, que nada le supieron decir de su
paradero. Después recorrió una a una las casas de sus vecinos, que tampoco
supieron darle nuevas y por último le tocó el turno a sus amigos, que no podían
creer lo que les narraba.
Una terrible inquietud se apoderó de
su alma. Lo buscó durante días y noches sin descanso. Recorrió cada pueblo de Myrthya siguiendo un rastro imaginario.
Con cada paso que daba su carácter se fortalecía. Aprendió a valerse de su
belleza y de su cuerpo para sobrevivir en los lugares más inhóspitos del reino.
Se transformó en otra mujer, la guerrera que siempre quiso ser, pero perdió la
alegría que hasta entonces la había acompañado.
Tras más de media estación de
búsqueda, cuando estaba a punto de abandonar, unos pescadores de la aldea de Balyeza le hablaron de un hombre alto,
moreno, barbudo y charlatán que semanas atrás compró una barca, asegurando que
la única forma de dar a su esposa lo que ella tanto anhelaba era abandonarla,
aunque ello le rompiera el corazón.
Shalhine
no pudo creer lo que escuchaba. Les preguntó dónde pescaba aquel hombre y le
dijeron que en ningún sitio. Que marchó en busca de aventuras tratando de
cruzar el ancho océano y que, hasta entonces, nadie lo había vuelto a ver. Los
pocos que un día se aventuraron a
adentrarse en el mar en aquella época nunca regresaron para contar qué había
más allá de sus costas.
Shalhine lloró durante muchos días
odiándose por no haberse dado cuenta hasta entonces de que lo único que
realmente amaba era lo que había perdido por su inconformismo.
Tras varios días de agónico letargo, la joven tomó una decisión; vendió sus pertenencias y compró una barca. Encontraría a Dargalt aunque le costara la vida en el empeño.
Tras varios días de agónico letargo, la joven tomó una decisión; vendió sus pertenencias y compró una barca. Encontraría a Dargalt aunque le costara la vida en el empeño.
Cuentan los aedos que muchos la
vieron partir y dirigirse hacia el horizonte, que otra pequeña embarcación
parecía esperarla dónde mar y cielo se unen, y que en las noches más claras,
cuando la luna alumbra la inmensidad del océano, se puede contemplar dos barcas
surcando con serenidad el bravo mar, siempre juntas, sin destino definido ni
deseo de retorno…
… dos pequeños botes volando sobre
las olas, abrazados por un amor tranquilo, pero eterno.
“La leyenda de Dargalt
y Shalhine” es narrada por bardos y aedos por todos los rincones de Mundo
Conocido.
Precioso relato, me ha dejado sin palabras.
ResponderEliminarUn gusto pasar por tu blog
Un gusto para mí tenerte por aquí, Amelia.
EliminarUn abrazo
Bonita enseñanza en la que siempre he creido. Saber valorar lo que tenemos antes de perderlo.
ResponderEliminarEsa es sin duda la reflexión a la que invita este relato.
EliminarGracias por tu comentario.
Un saludo
Me ha encantado el misterio que envuelve la historia y me ha parecido muy curioso como vas transformando a la mujer y como se da cuenta de que por su codicia ha perdido a lo mas importante quie tenía en la vida. La foto es muy hermosa.
ResponderEliminar¡Un beso!
Muchas gracias por tus palabras, Luisa.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado y sí, la foto, y la modelo, son preciosas.
Un beso
Que bello relato...y que hermosa enseñanza de vida, valorar lo que tenemos hoy...te sigo, Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Cecy.
EliminarMe alegra mucho verte por aquí.
Un saludo
oooooohhhhhh, que historia mas preciosisima ^^
ResponderEliminarme ha encantado
besos
Gracias, Noe.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Un beso
Muy buena. Bien escrita e intensa. Saludos!!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
EliminarSiempre reconforta leer comentarios como el tuyo.
Un saludo
Hola Miguel!
ResponderEliminarUn relato fantástico con un mensaje claro de los que te hace pensar
Un abrazo
Gracias, Salva.
EliminarEsa era la idea.
Un abrazo
Llámame romanticona, pero que a gusto se queda una después de leer un relato así.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso
Me alegra mucho leer tu comentario.
EliminarMuchas gracias.
Un beso
¡¡Fantástico escrito!!
ResponderEliminarGracias Hammer.
EliminarUn abrazo
me ha llegado directo al corazón porque me he sentido identificada con la mujer. cuantas veces no he sabido valorar lo que tengo llegando a desear imposibles.
ResponderEliminarbesitos!!!!! ^_^
Te pasa a ti y creo que nos pasa a todos, Valen. En nuestra mano está aprender a valorar lo que tenemos.
EliminarUn beso
No sé si será porque llevo unos días baja de ánimo o porque sencillamente es un texto brillante, pero el caso es que me he quedado maravillada con este relato, y yo no me maravillo con facilidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues solo puedo sentirme contento y feliz al leer tu comentario, Débora.
EliminarUn abrazo
HOLA MIGUEL
ResponderEliminarSOLO UNAS PALABRAS PARA DECIRTE QUE ES UNA HISTORIA MUY LINDA Y HERMOSA
BESOS
Gracias, Teresa.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado.
Un beso
Te había leído antes varias veces, pero esta semana me has dejado absorta con tu prosa.
ResponderEliminarLa verdad es que me encantan las cosas que escribes. Te felicito :)
Muchas gracias, Violeta.
EliminarNo sabes cómo me satisface leer este tipo de comentarios.
Un abrazo
Estamos sensiblones esta semana ehhhh??????? ;)
ResponderEliminarUna historia muy tierna, demasiado para un hombre de acción como yo;)))))
Saludos
Ya lo suponía, Javier, pero no todas las semanas puede haber misterio y espadas, ¿no? ;)
EliminarGracias por pasarte.
Un saludo
Hola Miguel!!!!!!!1
ResponderEliminarMuy bonito. Muy muy muy muy bello el relato.
Besiños
Muchas gracias, Ana.
EliminarUn beso
Un cuento magnífico. Es precioso. Me recuerda a una canción de Mecano ^_^
ResponderEliminarBesos y abrazos
¿Naturaleza muerta, quizás? ;)
EliminarGracias, Rosa.
Un beso
Llevo cinco minutos sentada frente a la pantalla intentando encontrar una manera de decir lo mucho que me ha gustado leer esta entrada.
ResponderEliminarCreo que es de lo mejor que he leido tuyo xDDDDD
No sabes cómo me alegro de que te haya gustado tanto, Mariam.
EliminarUn abrazo
Pues no está nada mal esta historia de amoríos. Hay momentos en que te arrastran fuera del mundo de fantasía y parece como si estuvieras viviendo una situación real y cotidiana.
ResponderEliminarSaludos.Carlos.
Bueno, Carlos, la verdad es que este relato es universal e imperecedero en el corazón del ser humano. Es fácil situarlo en un mundo de fantasía o en pleno siglo XXI.
EliminarUn saludo
un relato precioso! *_¨_*
ResponderEliminarhay noticias sobre la publicación del libro?
Gracias, Irene.
EliminarSí, noticias frescas. En menos de dos meses estará el libro en la calle.
Un saludo
Bellísimo relato, pleno de esperanza en medio del inconformismo de lo cotidiano. Un gusto leerte, Miguel. Lo comparto. Besos y feliz semana.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eilean.
EliminarUn beso
molt bo!!!!!
ResponderEliminarGracias, Roger.
EliminarUn saludo
Pese a no haber leído el libro, los relatos que vas subiendo me tienen muy enganchada a tu mundo. Este es muy lindo y me ha gustado, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesos.
Gracias a ti por leerlo, Marga.
EliminarUn beso
Un gran trabajo que he disfrutado mucho leyendo.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡Un beso!!!!!
Me alegra mucho saber que te ha gustado, Laura.
EliminarUn beso
Bello relato nos dejas. Precioso homenaje a la mujer luchadora y al amor de un marido que haría cualquier cosa por su amada.
ResponderEliminarMi gratitud por hacernos partícipes de tus historias y mi abrazo inmenso siempre.
La gratitud debes ser solo mía, Susana, por poder leer tus comentarios sobre mis relatos.
EliminarUn abarzo
Me ha encantado tu relato y me encanta el blog
ResponderEliminarUn besito
Y a mí me encanta que te encante todo, Verónica ;)
EliminarUn beso
Gran lección que la mayoría deberíamos aprender. Conseguir algo cuesta, y cuando lo logras debes disfrutarlo, mantenerlo y cuidarlo, y no pensar en que podría ser más o de otra manera. Sobre todo si de una relación se trata.
ResponderEliminarsaludos!
Fer
Cuánta razón tienes, Fernando.
EliminarUn saludo
Es un relato fantastico. Ya he leido en el Facebook que el libro estará disponible antes de dos meses. Que ilusion y que ganas tengo de leerlo ^^
ResponderEliminarBesossssss
Así es, Laura. Cada vez va quedando menos.
EliminarUn beso
¡Qué maravilla de cuento y qué final más bonito!
ResponderEliminarUn abrazo muy grande
Me alegra saber que te ha gustado, Martina.
EliminarUn beso
Me ha gustado mucho el relato de esta semana. Saludos!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Raven.
EliminarUn saludo
Acabo de aterrizar por tu blog y he quedado muy sorprendido por tu calidad como escritor y del mundo que has creado. Te sigo!!!!
ResponderEliminarGracias, Gabi.
EliminarEs un placer tenerte por aquí.
Un saludo
Romantico pero no por ello menos bueno. ocas todos los generos ;)
ResponderEliminarSaludosy abrazos
Muchísimas gracias.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un saludo
Q bellas letras me encanto leerte volveré con mas tiempo hay mucho x leer =)
ResponderEliminarbesos y abrazooos
Muchas gracias por tus palabras, Ramonika.
EliminarEs un placer tenerte por aquí.
Un beso